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Declaración I
DECLARACIÓN I
A partir de ahora,
señoras y señores,
dejaré de desnudarme:
ante ustedes...
¡un muñeco, un figurante!
No seré extraño ni extranjero,
seré un semejante,
y ustedes serán cómplices,
hipócritas conmigo.
Haremos como si
sin llamarnos a engaño,
porque ustedes y yo
sabemos
que sigue la tramoya
de la antigua farsa,
el trampantojo,
la trampa y el cartón...
no nos llamamos a engaño.
El poeta ya no se deja
la piel en los papeles,
el poeta está desdoblado
de sí mismo,
maneja los hilos
en las sombras
se disfraza
de payaso
o saltimbanqui,
o, mejor dicho,
ni se esconde ya siquiera;
se deja ver
y deja en el aire
la traza, el cañamazo...
la urdimbre
y la hilaza están presentes
en sus sedas;
tan sólo, alguna vez,
el poeta ejecuta sus
saltos mortales
en vivo y en directo,
pero no le va la vida en ello.
El poeta
es también
mortal de necesidad
declarado...
y no arriesga nada,
no se arriesga,
no pone nada en juego,
juega con ustedes...
el poeta payaso
¡que salga!
¡que empiece!
Mariano Ibeas
Aclaración I
ACLARACIÓN I
" En el oscuro pozo de la mente
todo resulta fugitivo/ menos el llanto del mar". Clara Janés
El poeta no sufre,
no siente,
__ ni sufre ni padece __
y, si ocurre,
se lo calla
espera la ocasión agazapado,
quieto tras la mata, a la espera,
a la que salta,
caza las moscas al vuelo...
como una rana, se sumerge en el estanque
cuando el peligro acecha;
el poeta es un cazador de sombras,
un acechador oportunista;
el poeta bebe el poso amargo del café
en las madrugadas,
apura soledades
pero escapa a la soledad él mismo:
se escapa, se vade
invade como un conquistador mogol
el territorio de los sueños
__ y en el jardín de Garcilaso,
ya no puede crecer la hierba __
entra a saco en Roma
y en Bizancio
y se pasea por Venecia
cabalgando en los canales...
de vez en cuando,
vende su voz en los mercados
y clama cual profeta
en el desierto...
El poeta habla por los codos
no le valieron los días de silencio,
ni la tentación de Satanás,
salió indemne
de todas las pruebas en su contra;
no perdió
ni la voz ni la cabeza
y ahora juega y juega
echa los dados y las cartas
sobre el tapete del papel
y arriesgamos nosotros:
¡Hagan juego, señores!
Al menor descuido
el poeta arrebata las capas
y las bolsas
y nos deja desnudos
en la ciudad dormida.
Mariano Ibeas
Aclaración II
II
*
El poeta no está presente
en el poema,
se ausenta en cuanto puede
mientras la tinta
está todavía fresca
y huye
a pasos quedos
borrando huellas...
si dejó tras si
un rastro de sustancia vital,
un olor terne en el aire,
un color dulzón tembloroso,
un crepitar de hojas,
una esencia, una presencia
de algo ido...
tras saludar al pie de página
se ha quitado la máscara;
ha cerrado el telón,
se fue con su maleta
por la puerta de atrás,
y detrás no hay nada,
el vacío...
Mariano Ibeas