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LIBROS LIBRES (I)

LIBROS LIBRES (I)

Libros electrónicos.

Ayer estuve en un conocido establecimiento de artilugios electrónicos curioseando los "ibros idem". Había  una media docena de modelos distintos con distintas características y posibilidaddes que no entendí. Sólo uno de ellos estaba operativo__ o más bien, al alcance de mis cortos conocimientos sobre los susodichos artilugios__, y pude curiosear a gusto.

La primera experiencia fue la de la vista y el  aspecto físico: todos los modelos de tamaño y de grosor parecido, de distinto peso__ no excesivo, al sopesarlos en la mano__, textura y color que oscila entre el blanco-hueso, el gris-perla y un rojo- burdeos, para los distintos gustos. Todos con similares botoncillos o mandos de página adelante y página atrás, algunos con teclado... Nada que objetar... salvo cuando intento leer el texto.

En uno de los modelos __ el único que consigo poner en marcha__, ofrecen una docena de opciones o libros de ejemplo. Consigo descargar un texto de Alejandro Dumas y comienzo a leer; la pantalla puede colocarse  en posición horizontal y vertical y ahí es donde empieza el problema. El más torpe editor de la peor impresión en papel se hubiese  preocupado de los espacios de separación entre palabras, de los guiones de corte separando palabras al final de línea (hoy es casi impensable con medios electrónicos y programas de texto que lo ajustan de manera automática) y algunas lindezas ortográficas para aderezar el conjunto.

Me voy decepcionado; hubiera querido empezar a corregir el texto allí mismo,__ es una deformación profesional__, con ayuda del teclado, pero el intento era imposible; no hubo lugar. El texto, la lectura, la iluminación posterior, la "tinta electrónica", la eliminación de reflejos para no fatigar la vista... todo ello parece que está en marcha y en proceso de mejora, y el precio también...

Tengo fe en el progreso técnico, pero suelo asimilar las novedades con prudencia.Los intentos de la  técnica están bien y resuelven algunos problemas... sin embargo, yo quiero seguir alimentando mi dosis de escepticismo; esperemos que ninguno de esos obstáculos sea definitivo, y los textos en papel convivan por muchos años con los soportes electrónicos, porque lo que quieren conseguir es "lo más parecido a un libro" y, mientras no se demuestre lo contrario, lo más parecido a un libro ¡es otro libro!

Mariano Ibeas

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