Ánchel Conte ha fallecido. Esencial para entender la recuperación del aragonés y la reivindicación de los derechos de sus hablantes. Él inicio un camino que tuve el honor de compartir allá desde los años setenta. Habia nacido en 1942 en Alcolea de Cinca en octubre de1942. Fue profesor, doctor en Historia y catedrático de Enseñanza Secundaria. Sus destinos profesionales le llevaron desde L´Ainsa a Teruel, Barcelona, y ya jubilado en 2003, decepcionado por el clima generado por el autismo nacionalista, encontró en Vera (Almería) la compañia geográfica que buscaba. En L´Ainsa, principios años setenta, fue profesor de su instituto, dejando una huella de cariño y reconocimiento en sus alumnos; además, involucrando a gentes de esa comarca altoaragonesa, llevó a cabo una gran labor de investigación y difusión del folclore de Sobrarbe, fundando la agrupación Viello Sobrarbe. Recuerdo a bote pronto, emocionado, una emisión, en 1972, del `programa Raices, en en canal UHF (hoy La 2), en la que por primera vez se presentaba parte de este rico floclore con las explicaciones del propio Ánchel. Siempre mantuvo un compromiso político y cultural, y sufrió como represalia la no renovación de su puesto en el instituto de L´Ainsa. Militó en el P.C.E. , reorganizando al partido el Teruel. Estuvo vnculado a proyectos significativos y renovadores de la manera de entender la cultura en Aragón, siendo miembro fundador de Andalán (1972) y decisivo en la constitución del Consello d´Fabla Aragonesa (1976). Ánchel Conte, lo reclamo, es una figura imprescindible en la literatura contemporánea aragonesa. Participó en el libro colectivo, y pionero, "El aragonés: identidad y problemática de una lengua" (1977), junto a Antonio Martínez Ruiz, Francho Nagore, Chesús Vázquez y yo mismo. Poeta y novelista, su poemario "No deixez morir a mía voz" (1972), publicado por El Bardo, reeditado en 1985, supuso la puesta de largo del aragonés como lengua literaria, como también lo fue "Sospiros de l´aire" (1971), de Francho Nagore. Su poesía tuvo notable influencia en la recuperación del aragonés, tanto en sus inicios como hasta el momento actual. O tiempo y os días (1996)
(1996), E zaga o mar o desierto (2002) y Luna que no ye luna / Luna que no es luna (2014), con otros de sus libros de poesía; también escribió prosa: O rafe d’o espiello (1997, colección de relatos) , O bollito d´as sisellas (2000, novela), Aguardando lo zierzo (2002, novela) , De ordo sacerdotalis (2004, colección de relatos)
También ha publicado poemas y cuentos en revistas como
Argensola, Andalán, Fuellas, Rolde , Luenga&Fablas, etcétera. Algunos poemas suyos han sido traducidos al
castellano, francés. inglés, alemán y ruso.
Además del mencionado libro No deixez morir a mía voz, Ánchel es autor de creaciones de gran re
percusión: por ejemplo, su poema «Mai»,
musicado por Gabriel Sopeña, ha sido objeto de
diferentes versiones (destacando las de
José Antonio Labordeta, Olga y los Ministriles y Manolo García).
Además, como investigador,ha publicado más de cuarenta artículos de historia medieval altoaragonesa, en revistas y en
congresos nacionales e internacionales. Cabe destacar cuatro monografías de singular importancia para la Historia de Aragón: La Encomienda del Temple de Huesca (1986),
La aljama de moros de Huesca (1992), Los moriscos de la ciudad de Huesca: una convivencia rota (2009) y La Aljama de moros de Barbastro (2013). Algunos de sus artículos y comunicaciones han sido escritos en aragonés, de manera que
también sido iniciador en el uso de esa lengua
también en el campo de la Historia.
Su producción literaria ha sido traducida a varios idiomas y su obra ha recibido merecidos premios y distinciones: Premio de cuentos en aragonés «Ciudad de Barbastro» (1970); Premios en la Fiesta de la Poesía de Huesca (1968 a 1971); Premio de la Universidad de Zaragoza para poesía en aragonés (2001); Premio Saputo a la mejor obra en aragonés (2000 y 2002); Premio Ciudad de Barbastro (2002, por Aguardando lo zierzo); Medalla al Mérito Cultural del Gobierno de Aragón (2009). Pero nunca, inmerecidamente, recibió el Premio de las Letras Aragonesas (allá cada cual con sus responsabilidades), proposito que humildemente impulsé durante algunos años, aunque Ánchel, me decía con la serenidad de la gente sabia y buena, estaba resignado a no recibirlo. Nos manteníamos en contacto esporádico y la última vez que coicidimos fue hace cuatro o cinco años con motivo de no recuerdo qué acto relativo a su obra en Zaragoza, y después fuimos a cenar a Casa Emilio, donde a los postres se nos unió el añorado Emilio Lacambra, con larga y grata sobremesa (como siempre en la Casa). Ánchel Conte representa una parte fundamental e irrepetible de la cultura aragonesa, en su más amplio sentido, y debemos sentirnos orgullosos de su obra, de su trayectoria cívica , de sus investigaciones y de poner de relieve esa parte de la cultura aragonesa, el idioma aragonés, que gracias a él comenzó a tener presencia y a extender su trascendencia en la vida cultural. Muitas gracias Ánchel por tot, y agora que te yes íu, en iste inte, ya se te cosira prou y mos queda remerar, y me fa goyo decir-lo astí, o tuyo gran exemplo. Dica siempre amigo.