VICTORIAS Y DERROTAS VII
VICTORIAS Y DERROTAS. VII (Continúa el epílogo __ casi tan largo como la micronovela, y una especie de “making off”__,)
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Las tramas, o posibles tramas, también fueron un tanto al azar. Estaba seguro de que habría un hospital, aunque en el momento de empezar no tenía ni idea de dónde colocarlo o qué pasaría con ese escenario. Por demás, sólo el contenedor de basuras parecía un lugar fijo desde el principio. Mencionar a Birmania también surgió espontáneamente. Ni la más mínima idea tenía de cómo encajarla luego entre las divagaciones de Eva, o si saldría de ese maldito embrollo con el país asiático. Lo cierto es que no fueron pocos los elementos que condicionaron seriamente los capítulos ocho a catorce, si bien éstos salieron también del tirón (eso sí, alrededor de dos meses después) y, casi simultáneamente, el capítulo final, escrito mucho antes que sus seis precedentes.
La micronovela quedó en el almacén durante muchos meses, casi un año entero. No sabía cómo resolver o desatar lo que había liado con tan poca lana, y dudaba muchísimo de poder hacerlo. Quería siete finales que tuvieran sentido unos con otros, pero no había forma. Consideré varias posibilidades, incluyendo añadir otros siete capítulos en medio y transformarla en una estructura de cuatro partes, pero eso me parecía una trampa que me alejaba sin solución del objetivo de mi experimento. Al final, y creo que solamente por el hecho de no dejar un texto colgado y sin terminar (que tampoco habría sido el primero, ya), opté por la que llamo “la solución de las prisas”: ajustar un par de cabos en los tres primeros capítulos de la última tanda (15, 16, 17) y concluir en los cuatro últimos, mostrando a la luz las relaciones finales entre los personajes, si existían. Y, eso sí, resolviendo el maldito cubo de Rubik.
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