VEINTE MODELOS (DE ESCRITURA) PARA ARMAR
XX.- CÉSPED DEL MEDIO EXENTO (II Y FINAL)
Cuando la guerra los últimos animales que morían eran los caballos; tan pronto como no se sostenían en pie, la gente los mataba, pero estaban flacos y no se encontraba carne allí… sin embargo el hambre no distingue y no se hacían ascos a la lengua, los carrillos o los sesos, cocían los huesos y una vez descarnados eran presa de los perros.
Lavadas por la lluvia, calcinadas por el sol, las calaveras inmaculadas surgían de la tierra; si el tiempo era propicio y las lluvias abundantes, en el hueco de la calavera, en las cuencas vacías, al año siguiente la hierba crecía en abundancia.
Al fin se olvidó la guerra, cultivaron los campos y en lugar de alimento para los caballos, los campos producen maíz en abundancia. También se olvidó el olor y el gusto de la carne, pero no se recuerda que es la sangre, la tierra ahíta de sangre la que hace crecer el maíz en abundancia.
Mariano Ibeas
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