EL CUARTO (II)
CANALES Y CANALONES (II)
Basta con observar los edificios y los enormes canalones que bajan desde el tejado por las fachadas, imaginar el deshielo, el agua y la nieve, el agua y el barro del deshielo, las cascadas que caen desde lo alto de los tejados hasta las aceras… pero estamos en verano. Lo primero que me sorprende de la ciudad son estos enormes canalones que cuelgan de las fachadas y me imagino cómo serán las cosas en el invierno. Hace mucho calor, un calor húmedo y prefiero disfrutar paseando por los parques o las orillas de los canales y del río.
Sin embargo San Petersburgo es una ciudad asomada al agua, vive en el agua, está orgullosa de sus edificios navales y de su almirantazgo, exhibe con orgullo en los muelles el acorazado “Aurora” o veleros remodelados en restaurantes, alza sus puentes por la noche para permitir el paso de los grandes barcos y de todo ello, de lo que la ciudad se siente orgullosa, hace un museo y un espectáculo.
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