VEINTE MODELOS (DE ESCRITURA) PARA ARMAR
VIII.- El huevo se sumerge... (III)
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Eligió un día de luna llena y se dispuso a pasar la noche en la faena; sabía que los viejos carboneros construían una caseta o refugio con los mismos materiales, pero se limitó a montar una tienda de campaña y un saco de dormir y procurarse ropa de abrigo.
La carbonera se encendió con viento favorable y comenzó a quemar poco a poco, primero la leña seca, después las ramas más finas, a continuación los troncos más verdes.
Contempló largo rato las volutas de humo, aparecieron todos los colores del espectro; se unieron a la fiesta los colores del amanecer y del ocaso… sabía que tenía que estar vigilante, controlar todo el proceso, evitar la salida de las llamas, procurar la combustión lenta… estaba muerto de fatiga y al tercer día se durmió…
Cuando despertó no pudo ya contemplar el milagro de la transubstanciación de la madera/materia en carbón: apenas un montón de rescoldos, humo y cenizas: el huevo sumergido en leche negra, había desaparecido… porque esa noche precisamente, hubo una nevada como ya nadie recuerda.
Mariano Ibeas.
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