En un vértice agudo y penetrante.
En un vértice agudo y penetrante.
(Cita de Alonso Cordel)
"Así me sentía aquella tarde, y la última cita del relato de mi amiga Pilar no cesaba de asediarme. Así debieron sentirse también aquellos desgraciados fijados al aguafuerte por el buril de Goya.
Porque el dolor me atenazaba por momentos y me rompía por dentro y por fuera. Por dentro hasta la angustiosa postura de “El Pensador” de Rodin, contemplando angustiada cómo las bragas no conseguían remontar los tobillos, cómo se enrollaban una y otra vez, hasta que decidí prescindir de ellas. Por fuera la vergüenza y las lágrimas, como si el líquido decidiera por su cuenta, salía por todos los agujeros de mi pobre cuerpo maltrecho… una vergüenza ¿de quién y de qué…?
Decidí no mirarme en los espejos, difícilmente me hubiera reconocido esta vez. Decidí no mirar las maderas, en media hora.
Ahí estaban todas o casi todas como fragmentos de piel desprendida de mi cuerpo en las últimas batallas…
En mala hora, ahí estaban arrumbadas contra la pared.
Bajo las miles de pequeñas lupas deformantes, como ojos de mosca, la burbuja del embalaje plástico reproducía cada ojo y cada mirada, miles, millones de veces.
Gorgonio, pensé cuyo nombre era curioso para un marchante, para un coleccionista de arte…
Su padre debía tener un extraño sentido del humor para encasquetarle semejante nombre… ¿Quién podría ser? ¿ un erudito o un simple lector de mitologías?
La Gorgona, el monstruo horripilante con sus cabellos enredados en nudos de serpientes debía recorrerme en ese momento en el fondo de las entrañas… y era seguro que no podía ser expulsado, se aferraba a las paredes de la cueva como una tenia,una solitaria, persistente y tenaz, la hidra de mil cabezas…”
Borrador de 2011
Mariano Ibeas
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Aurea Samper Martin -