DICCIONARIO
DICCIONARIO Creía estar enamorado, pero no sabía cómo dar el paso siguiente; el mismo problema de siempre, la timidez, y la irresolución; sin embargo no habían faltado ocasiones; habían coincidido varios días en la playa en toallas próximas. Mariano Ibeas
El amor adolescente no admitía esperas, pero no sabía por donde empezar. Se maldijo y maldijo el tiempo perdido con el francés y también dos cursos de inglés seguidos con desgana en la escuela de idiomas.
Había que actuar, pronto y rápido; se fijó en el escaparate de una librería y un pequeño librito con tapas amarillas le llamó la atención: “Diccionario Universal Langenscheidt Alemán- Español Español-Alemán” Una solución por pocos euros. Ahí estaba todo, todas las palabras necesarias; se lo llevó a la playa y empezó a hojearlo: “Frau =mujer, señora”, ”Fräulein =señorita”
Aquello parecía sencillo, se aplicó un poco más a la hora de la siesta, quiso esbozar una frase en español, para luego traducirla: “Hola,¿cómo te llamas?... yo me llamo … y soy de…”
Le parecía una estupidez, pero nada fácil. Lo intentó de nuevo.
Por la tarde volvió a la playa.
Creyó ver a la alemana en el chiringuito; sí, era ella y estaba muy ocupada con el camarero, un tipo moreno bastante desgarbado y larguirucho. Por encima del mostrador sus labios y sus manos habían entrado en un diálogo laborioso sin mayores problemas… ni ayuda de diccionario.
Pensó en arrojar el Langenscheidt a la papelera o enterrarlo en la arena, lo más profundo posible.
Luego se lo pensó mejor, lo guardó en un bolsillo de la mochila, arrojó al suelo la toalla en un rebullo y se metió en el agua.
1 comentario
Montse -
Hay un idioma universal, el de los gilipollas.