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ELOÍSA ESTÁ DEBAJO DE UN ALMENDRO

ELOÍSA ESTÁ DEBAJO DE UN ALMENDRO

ELOÍSA ESTÁ DEBAJO DE UN ALMENDRO

 

            En la década de los 70 del siglo pasado apareció una famosa colección de libros baratos__ 25 pesetas de entonces__ de Salvat Editores, S.A. con la colaboración en algunos casos de Alianza Editorial, S.A. y la de Radio Televisión Española. Era, o fue, un lanzamiento de éxito, apoyado por la publicidad machacona y los bajos precios. Yo trabajaba entonces en una librería y tuvimos que soportar pacientemente las continuas visitas de los futuros clientes que preguntaban si teníamos “La tía Tula” de Unamuno.

            Era el primer número de la serie que se vendía conjuntamente con el nº 2, un sencillo libro ilustrado sobre arte, “Cien obras maestras de la pintura”, por el módico precio ya señalado. Era una edición masiva en un papel de segunda mano, sin coser, solo encolado, en rústica y de bolsillo, precisamente por eso al alcance de todos los bolsillos. “Vamos a poner al país a leer”, decía la publicidad. Hoy se cotiza la colección de 100 títulos a uno o dos euros el ejemplar en la tiendas de segunda mano.

            Leer no estaba de moda, ni lo ha estado nunca en este país, donde casi nadie leía, pero los libros de bolsillo de la colección Austral, y más tarde Alianza y otras editoriales los pusieron al alcance de los lectores con menos recursos. Se sabía que detrás de una novela, encuadernada en cartón con tapas duras, un premio Planeta, por ejemplo, vendría una edición más barata y a los buenos lectores no les importaba esperar. Yo tenía mi colección también, un poco arrumbada y cogiendo polvo en una estantería. Me propuse leerlos todos poco a poco.

            Hoy he elegido uno: E. Jardiel Poncela, “Eloísa está debajo de un almendro”, Biblioteca Básica Salvat, nº 13, Col RTV, 1969

            Un pequeño fracaso.

            Llego a la página 48 del Prólogo__ la obra incluye un Prólogo y dos Actos__ y paso de la página 48 a la 61, donde me quedo colgado; faltan pues, 12 páginas, la extensión de un cuadernillo.  Por una vieja costumbre de librero, doblo la página correspondiente con una esquina que sobresale en la parte superior. Es el mensaje para almacén de: “Devolución por defectuoso”.

Sigo leyendo y antes de terminar, en la página 146 se me desbarata el libro que se convierte en una baraja.

            Bien que mal, consigo terminarlo. Los libros que termino de leer van a parar a  la biblioteca municipal más próxima donde se quedan o en las estanterías, si a juicio de los bibliotecarios merecen la pena, o en un cajón de intercambio gratuito de libros.

Este no merece la pena; se ha suicidado, va directamente a la papelera.

            Lo siento, Sr. Jardiel Poncela; y además éste es el nombre de la citada Biblioteca. Hemos cerrado el círculo.

 

                        Mariano Ibeas,  28 / 06 / 2023

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