CADAVRE...
III
Cadavre, celle qui confond l’homme et le vêtement.
Mi memoria es un cadáver;
sólo es vida la que crece
y mi memoria se reduce,
se evapora,
torna en olvido lo que toca,
y lo que salva
no me salva de la muerte.
Todo lo demás es pasado, polvo, humo, podredumbre,
cristales rotos de un espejo
que multiplica hasta el infinito los cadáveres.
Recuerda a Dámaso cuando dijo “lo del millón de cadáveres”
Aquellos eran otros tiempos
Entonces podía decirse:
“Madrid es una ciudad de un millón de cadáveres”
no lo eran entonces
y ahora ni se sabe:
hoy nadie los cuenta;
nadie cuenta los vivos
y los muertos son sin cuento, vagan silenciosos por campos y ciudades
refugiados, desplazados, exilados, emigrados, naufragados,
vuelan en el agua y en el aire los cadáveres
y son agua, y son polvo y son aire.
Nueva York es una ciudad de diez millones de cadáveres
Tokio es un pozo de cadáveres, el Cairo es un cementerio de vivientes
Shanghai es una torre de cadáveres,
se asienta sobre el fango
poblado de cadáveres…
el polvo del camino
poblado de cadáveres… de miles de millones
de cadáveres
“y el cadáver ¡hay! siguió muriendo”
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