DE SAL...
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sola en la sombra
la soledad escapa,
en el párpado nítido
de fúlgida amapola
__ roto cascarón de
hierro en el costado __
en la raíz informe
de prístinas batallas
saborea la derrota;
el hondo fulgor
de pesadumbre y sueño
cede al empeño
de calentar la lumbre:
no hay cumbre,
ni valle,
ni torrente,
no hay nube,
ni niebla, ni alborada
que inunde con su velo
la sed de la llanura;
nada hay, ni nadie clama
en tan vasta soledad,
en tal empeño,
que no dibuje
ni centro, ni horizonte,
tan sólo cubre el vacío
donde esconde
su voz ronca de tormenta,
el triste y seco latido de la sangre,
lanza el grito primordial
como un reproche:
"no merecías haber vivido".
Mariano Ibeas
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