MONCAYO
Desde la "muela" de Borja, hoy el Moncayo estaba así.
Desde la "muela" de Borja, hoy el Moncayo estaba así.
Contrapunte nº 1
En el pozo blanco
En el pozo blanco
los deseos
en el pozo negro
las miserias
la piedra que lanzas
lejos
con la fuerza de tu brazo
arrastra
toda tu esperanza
y tu desesperación
consigo
… y no alcanzará el blanco!
Mariano Ibeas
Nosotros gente
masa,
cuerpo
(Antonio Orihuela)
Puedo coger
las últimas publicaciones
de Vicente Muñoz Álvarez,
por ejemplo,
y prepararme una ensalada:
pongamos por ejemplo,
las “Canciones de la gran deriva”
o “38 Poemash” en Vinalia
de bolsillo;
no ha de faltar “Privado”
ni “Estación del frío”
y si ha de haber
“Parnaso en llamas”
que vengan también
“Monstruos y prodigios”
En tono al “Pueblo oscuro”
de Las palabras del pararrayos,
estará”Perro de la lluvia” y
“Los que vienen detrás”
no serán los últimos;
dicen de él además
que adereza
multitud de antologías
y edita un fanzine:
“Vinalia Trippers”…
Este chico
que nació en León,
en mil novecientos sesenta y seis,
no tiene desperdicio.
Mariano Ibeas
LLEGAN LAS GRULLAS
Llegan las grullas
como un bumerang
que cruza el cielo
en su viaje de ida;
ahí están
gritando bienvenida,
__bien llegadas ya
a las puertas del invierno__
han viajado
desde el norte, a voz en grito,
y al término del viaje,
__llegaron las primeras__
trazan en la pared del cielo
la "V" de victoria.
Mmariano Ibeas
y KOKO...
KEKO
L’ élégance de mes deux coqs.
Dedicado a: http://www.unjubilado.info
A los que dejaron su vida en la carretera,
in memoriam.
La luna bebe
del plato de los charcos,
la lluvia fue fresca y generosa,
en el aire reposa
el brillo de la tarde
y ya no arde
el fuego en el hogar
no hay lugar
para la pena
que fue dolor y rabia
el delito y la condena
de vivir
en sombra...
y de morir
¡qué pena!
arrojado del asfalto
a la cuneta.
Mariano Ibeas
DE INTERÉS GENERAL , PÁSALO.
Hay quienes dicen que hacerlo de pie fortalece la columna,
boca abajo estimula la circulación de la sangre,
boca arriba es más placentero,
hacerlo solo es rico pero egoísta,
en grupo puede ser divertido,
en el baño es muy digestivo,
en el coche puede ser peligroso,
hacerlo con frecuencia desarrolla la imaginación,
entre dos enriquece el conocimiento,
de rodillas resulta doloroso...
sobre la mesa,
sobre el escritorio,
antes de comer o de sobremesa,
sobre la cama o en la hamaca,
desnudos o vestidos,
sobre el césped o la alfombra,
con música o en silencio,
entre sábanas o en el cuerto de baño...
hacerlo siempre es un acto de amor.
No importa la edad,
ni la raza,
ni el credo,
ni el sexo,
ni la posición...
¡Leer... leer es un placer, siempre!
Hay que leer más.
(Pásalo)
HAY AGUJEROS NEGROS (Y DOS)
apenas si me veo
trasplantado de la paz del lecho
a la tormenta de la ducha:
se escucha
el bronco aclarar de los conductos
y un manotazo
arranca las legañas de mis sueños.
Todo se conjura contra mí:
Edredones, algodones, bastoncillos
__ guadañas de la Parca__
el grano peleón en el cogote
no cede a mis embates,
combates con las uñas, con la piel,
las pelusillas
__ fecundo ombligo primigenio__
se asientan en todos los rincones;
acepto humores,
vendo, cambio, ofrezco,
derramo por doquier
__ me sobra vida
y no es pera a la tumba__
desechos de este cuerpo:
¡saliva!,¡ sangre!,¡ linfa!
Y se te oía por la puerta
entreabierta
mientras te lavabas
y yo pensaba sentencioso:
“la vida…
sangre, sudor,
semen y babas.
Mariano Ibeas
Hay agujeros negros (UNO)
“Y después de levantarme y acercarme
al baño, y echar el asco y las entrañas
por las cañerías y tirar de la cadena se me ocurre
que es agradable estar vivo y hacer la guerra
y el amor y este poema, y que el mundo
bien merece otra mirada”
Roger Wolfe,
“Días perdidos en los transportes públicos”, 1992
Hay agujeros negros
por donde se nos va
a pedacitos la vida,
el desagüe del lavabo,
por ejemplo,
cada mañana recoge su cosecha;
mientras me miro
impasible y triste en el espejo;
los restos de mi cuerpo
en torbellino, no esperan a la muerte,
se van sin más
__ mansa corriente__
desandando el laberinto
por cañerías oscuras y remotas:
apenas sin descanso
veo caer la lluvia celular
en el lavabo,
la nieve sobre el hombro
anuncia atardeceres
y el pelo en el cepillo
se enreda todavía
y hay un claro más
en el bosque primitivo;
Mariano Ibeas
VERANO (Y TRES)
__ en apariencia
tú nos sobrevuelas__
comer, defecar,
tal vez aparearse
desarmando las paciencias
apenas sin respiro ( un suspiro)
para asimilar el mundo
y sus trabajos
los olores,
los sabores,
los colores
con mil ojos de metal
sorbiendo los humores a destajo
__ tan humanos
que atan a la tierra
a mis hermanos__
Si a tu pesar
un manotazo,
un golpe del azar,
un golpe bajo
te siega de raíz,
a tu manera
no habrás viajado en vano,
efímera mosca fugaz,
¡mosca cojonera!
MARIANO IBEAS
VERANO (DOS)
cualquier lugar es bueno
para aparearse y cagar
y, en feliz aterrizaje,
a tu medida recreas el paisaje
de la humana geografía:
aquí un valle, allá un lago,
dos fértiles colinas,
cadenas de montañas,
pobladas cordilleras blancas;
una cueva rosada, una caverna
oscura, un torrente, una llanura,
un volcán, una pradera…
tal vez no más
te espera
para vivir tu esencia,
para volar sin tino,
de aquí para allá
sin rumbo ni destino:
(CONTINUARÁ)
MARIANO IBEAS
SALUDA Un relato breve o un poema caben en el espacio de una cartulina, una tarjeta postal o un saluda, un “Saluda” de preferencia. En horizontal, un relato.
Asocia a la consistencia de la cartulina y al tacto del papel satinado la naturaleza y el tamaño del señalador de páginas perfecto para un libro, pero es también el soporte ideal para el primer borrador o el embrión de un relato corto, o ¿por qué no?, un poema.
Basta para ello con que los discursos o las presentaciones inviten a escribir en lugar de escuchar, antes de que los camareros den paso a las bandejas de canapés o las copas de vino.
Después de todo el discurso laudatorio del orador de turno no va a mejorar la calidad final del producto.
“El editor de las Editorial XXX le invita a la presentación del libro…”
No queda más que darle la vuelta y escribir…
En vertical, un poema.
DICCIONARIO Creía estar enamorado, pero no sabía cómo dar el paso siguiente; el mismo problema de siempre, la timidez, y la irresolución; sin embargo no habían faltado ocasiones; habían coincidido varios días en la playa en toallas próximas. Mariano Ibeas
El amor adolescente no admitía esperas, pero no sabía por donde empezar. Se maldijo y maldijo el tiempo perdido con el francés y también dos cursos de inglés seguidos con desgana en la escuela de idiomas.
Había que actuar, pronto y rápido; se fijó en el escaparate de una librería y un pequeño librito con tapas amarillas le llamó la atención: “Diccionario Universal Langenscheidt Alemán- Español Español-Alemán” Una solución por pocos euros. Ahí estaba todo, todas las palabras necesarias; se lo llevó a la playa y empezó a hojearlo: “Frau =mujer, señora”, ”Fräulein =señorita”
Aquello parecía sencillo, se aplicó un poco más a la hora de la siesta, quiso esbozar una frase en español, para luego traducirla: “Hola,¿cómo te llamas?... yo me llamo … y soy de…”
Le parecía una estupidez, pero nada fácil. Lo intentó de nuevo.
Por la tarde volvió a la playa.
Creyó ver a la alemana en el chiringuito; sí, era ella y estaba muy ocupada con el camarero, un tipo moreno bastante desgarbado y larguirucho. Por encima del mostrador sus labios y sus manos habían entrado en un diálogo laborioso sin mayores problemas… ni ayuda de diccionario.
Pensó en arrojar el Langenscheidt a la papelera o enterrarlo en la arena, lo más profundo posible.
Luego se lo pensó mejor, lo guardó en un bolsillo de la mochila, arrojó al suelo la toalla en un rebullo y se metió en el agua.
DEDICATORIA Yo no soy escritor, me ocupo simplemente en dedicar libros. Mariano Ibeas
No quiero ser prologuista al uso, no, ni crítico o censor, o glosador, o escritor de reseñas para contraportadas o biografías de urgencia para colgar en las solapas de los libros en rústica.
No, nada de eso.
Solamente “dedicador de libros”, si se me permite la expresión; no creo que exista la profesión, al menos con ese nombre, ni que existan profesionales dignos de tal nombre, no. Incluso alguna editorial ha intentado vender los ejemplares ya previamente dedicados de puño y letra del autor. El sistema no ha funcionado.
Los autores de libros, cuando los dedican, son unos chapuzas; no dan la talla, no están preparados ni técnica ni física, ni psicológicamente para semejante tarea. Se les ve cansados, desganados, torpes, poco creativos y en general, se repiten hasta la saciedad en sus dedicatorias.
No hay más que observarlos en las presentaciones de libros y sobre todo en las casetas de las ferias del ramo. Nada que ver con un profesional.
Yo soy un profesional y escribo dedicatorias.
Me alquilo para dedicar libros en ferias, convenciones, presentaciones, centenarios, conmemoraciones o aniversarios de escritores vivos o difuntos… he perdido buenas ocasiones de trabajo en el pasado año de conmemoración del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote… no he podido llegar a todo.
Sentado en un pequeño escritorio próximo a la caja registradora observo a los clientes y mi ojo clínico de “dedicador profesional de libros” estudia con detenimiento a cada cliente… Para cada lector, y para cada libro, con clama y sosiego, una dedicatoria diferente.
Uso una pluma estilográfica de lujo y mi letra no desdice de la del mejor amanuense, mis dedicatorias son pequeñas joyas literarias, pensadas para cada libro y para cada lector.
A veces me dicen que no me parezco nada al retrato que figura en la contraportada.
__ Es verdad, digo, yo no soy el autor, sólo un “dedicador de libros”, y me dedico en cuerpo y alma a los lectores.
Sonrío y firmo: “P.O.” por orden, del autor, naturalmente.
MARINA DE ORO
La costa avanza, avanza hacia el mar.
Todas las predicciones de cambio climático se vieron confirmadas, las peores sospechas se han cumplido: los agoreros estaban equivocados.
No ha subido el nivel de los mares tras el proceso de calentamiento del planeta, no o al menos no aquí.
Aquí ocurre lo contrario. El mar queda cada vez más lejos; las casas, los apartamentos construidos en primera línea de playa han quedado lejos.
Pero vamos a empezar por el principio.
Habían comprado el apartamento cinco años antes; "una buena inversión, primera línea de playa, jardines y piscinas comunes, spa y gimnasio, servicios de restaurante, lavandería… y un largo etcétera" según rezaban los folletos de la promotora.
Al segundo año de ocupación en el verano ya observaron algo extraño: la arena húmeda quedaba cada vez más lejos.
Se habló de un nuevo espigón, del vecino puerto deportivo, del cambio en las corrientes costeras, de las últimas tormentas que desplazaron montañas de arena.
Al año siguiente ya tenían que recorrer un largo trecho, cargados con tumbonas y sombrillas, hasta llegar al borde del mar.
Luego apareció una barra de arena y tras ella una especie de laguna que cubrían las mareas vivas y finalmente se transformaba en una charca de aguas estancadas y malolientes.
Desecaron la charca y construyeron en su lugar una segunda “primera línea de playa”, una nueva urbanización de apartamentos y más allá, un nuevo paseo marítimo…
Pero vamos a empezar por el principio.
El sueño de la razón...
«La fantasía abandonada de la razon, produce monstruos imposibles: unida con ella, es madre de las artes y origen de sus marabillas.»
Fco. de Goya
EL SUEÑO DE LA RAZÓN ( Y TRES) El portero había observado un momento el estudio y unas imágenes recurrentes le llegaba a la memoria de forma obsesiva “El sueño de la razón…” y los grabados de Goya, con aquellos murciélagos de ojos enormes… pero también había otra, ésta vez del Quijote y el episodio de “la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto”… restos de lucha, descomunal y desaforada contra los gigantes. Mariano Ibeas Nota: *Cita de Alonso Cordel “en un vértice agudo y penetrante”
Lo de la pintora era una obsesión, el fruto del amor al arte y decidió también que esta chica era especial; alguien, que luchaba de ese modo contra la materia, que buscaba de forma semejante, desesperada, a vida o muerte, el brillo de una mirada “en un vértice agudo y penetrante”* no admitía medias verdades; los cuadros rajados, el óleo de color rojo por todas partes…, estaba todo muy claro. En el arte no cabían medias tintas: la destrucción o el amor…
Volvió a echar una ojeada al estudio: al fondo, en un rincón, desde uno de los cuadros le pareció que alguien le lanzaba una mirada extraña e inquietante.
EL SUEÑO DE LA RAZÓN (DOS)
Mariano Ibeas
Fue la señora que realiza algunas faenas en la casa quien la encontró,
de buena mañana, tendida en el suelo del estudio, en un revoltijo de muebles, cuadros desgarrados y sangrientos, manchas de rojo y sangre, mucha sangre… por eso la único que hizo fue gritar y salir despavorida al rellano de la escalera.
El portero, que acudió de inmediato, observó más despacio: nada de sangre, sólo óleo, toda la gama de rojos posibles: rojo burdeos, bermellón o cinabrio, carmín, almagre o almazarrón, manchas y churretones de rojo, pero ni rastro de sangre. Sin embargo no podía descartarse la violencia: los cuadros rajados, los muebles, los pinceles rotos.
Los enfermeros que la trasladaron al hospital tuvieron que emplearse a fondo; fue bastante laborioso reanimarla, acomodarla en el ascensor… no podía descartarse nada de antemano.
El portero se hacía cruces: ¿qué podía haber ocurrido la noche anterior.?
Conocía a Pilar desde hace años, había quemado, siguiendo sus órdenes, muchos de los cuadros fallidos en la caldera de la calefacción… y ahora tenía remordimientos, aunque alguno se había salvado de la quema; envueltos en papeles de periódico recogían polvo en el cuarto del carbón.
Las primeras pistas que daban los personajes de los propios cuadros se fueron descartando: un supuesto amante frustrado, un marchante, un crítico o un cliente vengativos, la ambiciosa viuda de su hermano… aquello no tenía salida y había que buscar por otro lado.