SER RÍO... III
III
Un río transporta, desplaza montañas. Los golpes, la abrasión y las transformaciones violentas que el río hace sufrir a las piedras grandes mediante el choque de objetos más pequeños, la infiltración de sus aguas en las más pequeñas fisuras e intersticios, llevándose trozos de piedra y bocetando progresivamente formas por el martilleo regular de partículas ínfimas y más gruesas, el paso de torbellinos de arena, los golpes bruscos, la silenciosa destrucción y la lenta fricción de fuertes presiones. El río tiende a hacer resurgir la esencia, la calidad más pura y mejor disimulada, la individualidad profunda de cada fragmente de piedra, una forma preexistente propia de cada piedra, su esencia.
Imagen: El EBRO a su paso por Zaragoza, Enero de 2013
Texto: Giuseppe Penone, 1981
"Como el zorzal charlo que llega al final del invierno, el río recoge el ímpetu de la lluvia y la nieve derretida, recorre el valle y promete primaveras..."
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