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DESDELDESVAN

LA VIDA... EN BLANCO

LA  VIDA... EN BLANCO

Un château en Suède

 

            He puesto a secar en los arbustos

el arsenal de sombras;

dibujo los castillos en el aire

por si el tiempo termina de cerrar al fin

la ruina inminente de mi cuerpo;

no cicatrizan bajo la hiedra oscura

las heridas de las últimas batallas,

ni el asalto feroz a mis adarves;

se declaró en ruina inminente

la torre principal del homenaje,

ya no velan al calor de las hogueras

los vigías del cuerpo de guardia

ni están atentos tras las saeteras

los últimos fieles seguidores…

duermen casi todos,

han perdido la finura de su oído,

la agudeza de su ojo avizor,

el tacto y el brillo de la espada,

la tensión del arco;

me queda solo en la trise soledad

de las estancias,

el eco de mis pasos y el arrastrar cansino

de mi capa en los corredores solitarios;

el señal cuelga triste en las últimas almenas,

por todas partes penetran

el frío y la intemperie

y apenas si un tímido rayo de sol

acude a calentar mis huesos

sólo la niebla, la soledad, el viento helado

visita mis desvelos de monarca  destronado,

duermevela  de aquél que soñaba

con los castillos en Suecia

desde la amplia estepa  castellana.

 

                            Mariano Ibeas

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