OLGA BERNAD: PERROS DE NOVIEMBRE
NO FEAR
Sabes que sí, que siempre tengo miedo,
que mi fuerza está hecha de temores.
No he crecido en valor sino en misterio,
esa forma poética y absurda
de nombrar lo escondido
para calmar al mar de la impaciencia.
Sólo sé que me asusta la dureza
de piedra en la mirada de la gente.
El valor hiela mi corazón. Me asusta
acabar siendo piedra sobre piedra
sepultada en los ojos de esa gente.
Me asusta
prostituir palabras para evitar verdades
que no se marcharán.
Y me asusta el silencio y las palabras
que arrojo hacia el silencio cuando la vida calla,
pues cicatrizan mal
las heridas abiertas con un cuchillo sucio.
(Me asusto yo despierta entre el miedo y el mundo,
como si no bastase ser feliz algún día,
como si nada nunca fuese a ser suficiente,
como si al aceptarlo firmase una derrota.
Entres tristes victorias se va, se muere el tiempo,
y yo no sé qué hacer para guardarlo,
para tenerlo cerca y respirando
a mis pies como un gato que nos permite a veces
tocarlo suavemente mientras está dormido).
Me asusta
que los deseos suenen a ruido de otros pasos,
que en la última luz, como en la noche,
los sueños estén llenos
de muchachas extrañas y feroces
-las que yo tal vez fui, las que he olvidado-
caminando descalzas
hacia playas que ya no mira nadie.
Que tú cierres mis ojos ante el miedo,
que yó cierre los tuyos
y los párpados cierren
un oscuro telón sobre la nada.
EPITAFIO
Dejé de tener miedo.
Imagina
lo que ahora tengo
y vive
como si no hubieras podido imaginarlo.
("Perros de noviembre", Ediciones de la Isla de Siltolá, 2016)
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