PURO AZAR VIII
Allí donde latió el orgullo...
Allí donde latió el corazón y se llenó de orgullo
y de oxígeno la sangre
fluye la derrota…
la noche es un haz de sombras
que se filtran entre los árboles
y no conoce tregua;
vuelve con insistencia de insecto en el verano,
con la tozudez de las carcomas,
con la paciencia del termes
a lacerar mis entrañas…
con la luz de la mañana
apenas se cierran las compuertas de mis párpados
la luz está presente
crece desde dentro como el fuego en la caverna,
fluye en la tormenta de palabras en tropel
que pugnan por brotar al mismo tiempo
y no encuentran su salida;
chocan como torrente en la ladera,
contra el muro de los dientes apretados,
contra la muralla ardiente de deseos
y ya, al amanecer,
ahíto de fiebre y de fatiga,
se remansa en lago de aguas quedas,
en los paludes del dolor,
en el tremedal de las angustias,
en el grito sordo y mudo
del que pide ayuda
con la garganta lacerada
y la voz ronca y quebrada entre las piedras…
como fluye el agua en las acequia
fluye el dolors
y no trae la vida,
ni el frescor en mis sienes
ni el sosiego a mis latidos;
salta como cabra en los desmontes,
come de mi pan y bebe de mi vino
y a mí no me sosiega:
__allí donde latió el corazón
y se llenó de orgullo*__
se extiende en el cadáver
el acre olor a sangre y a derrota.
*(De una cita de Olga Bernad)
Mariano Ibeas
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