ALERA II
21
no mantiene la piel
de terciopelo
el río en su ribera
y riza sin cesar
el viento los eriales;
se han ido para siempre:
el río no canta tu niñez
entre las rocas.
Se apagaron los leños
en el fuego,
y ni rastro de cenizas
dejó el viento.
Huiste para siempre
de allí,
pero nunca te fuiste del todo,
siempre regresas,
regresas otra vez
al río y las hogueras.
Mariano Ibeas
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