VUELVE LA POESÍA
Manolo Vilas presentó esta poesía reunida titulada “AMOR” de la Colección Visor de Poesía, hace unos días en la librería Cálamo , el 28 de Octubre pasado.
(Ver: http://desdeldesvan.blogia.com/2010/102703-convocatorias...-iii.php )
Me he gastado la pasta un poco alegremente ( son 12 Euros y pico , al fin y al cabo) en un libro que ya tenía (El cielo, en 2000, Resurrección, en 2005, Calor, en 2008…) al que se añaden algunos poemas anteriores y otros posteriores, aún inéditos…
pero volvamos al caso.
A Manolo Vilas le gusta leer este poma en las presentaciones… y yo me creo con el derecho de saltarme a la torera lo que NO dice en el libro: “Queda rigurosamente prohibida, sin autorización expresa del Copyright, la reproducción, etc., etc.”
Aquí no lo dice… y creo que tampoco en otros libros de poesía publicados por Chus Visor, aunque tengo que comprobarlo.
Pues así como suena, ahí va el poema, ¡va por ti Manuel Vilas, que te lo has currado!
Un abrazo
AMOR
Una mañana Manuel Vilas sacó todo su dinero de los bancos.
Fue a las cajas de ahorro, fue a las compañías de seguros,
vendió su coche, anuló su plan de pensiones,
se lo llevó todo en efectivo, un buen fajo de billetes calientes.
Qué bien, dijo, qué fuerte,
y todos los empleados y los directores querían disuadirle
pero Vilas tenía unas ganas infinitas de pasarlo bien.
Y luego se fue a ver enfermos,
A ver emigrantes, incluso se fue a las cárceles.
Quería ser un santo espectacular, tenía esa marcha,
tenía esa gran ilusión.
Quería ser Cristo, Lenin, San Pablo,
quería ir más allá del orden, de la naturaleza y de la vida.
Recorrió la ciudad de Zaragoza repartiendo dinero.
En Conde de Aranda, dio mil euros a tres árabes,
que le besaron los pies, y las manos, y se arrodillaron.
En el barrio de Delicias, en la calle Barcelona,
dio trescientos euros a una negra africana,
y ella quería comerle el sexo al buen Vilas,
pero Vilas dijo “no, nena, hoy soy un santo,
hoy soy San Vilas,
consérvate para tu marido, él te necesita,
y yo os bendigo; anda, nena, ve en paz”.
Y Vilas se echó a reír.
Fuego, qué fuego más grande,
y siguió repartiendo, a una vieja china
de un todo a cien le dio seiscientos euros,
y la vieja le hizo una foto de diez millones de megapixels
y la amplió y la enmarcó y la colgó
en mitad de su tienda con dos velas debajo.
A un vendedor de La Farola, ese periódico
de los pobres, le dio ochocientos euros.
Y el vendedor se echó a llorar y ardía
como una vela en mitad de las catedrales antiguas.
Vilas quería ser un santo, tenía esa marcha.
Toda la mañana y toda la tarde estuvo quemando su dinero.
Miró la atmósfera y se estaban abriendo los palacios celestiales.
Estaba enamorado de sus semejantes.
Nunca vimos a nadie tan enamorado.
Tomado de Manuel Vilas, “ Amor”, Poesía reunida, 1988-2010, Colección Visor de Poesía, pág. 277-278
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