ÁRBOLES SINGULARES... IV
Historia de un arboricidio... IV. (16 Nov. 2011)
Si había un río en el lugar donde crecimos, probablemente lo oiremos siempre. A. ZWINGER
Un “cadáver emblemático” de la muerte de los árboles ciudadanos se encuentra todavía en forma de tocón que devoran los xilófagos en la “Ronda Ibón de Plan”. Ha tenido derecho a su propia placa a modo de epitafio, una placa orgullosa que pregonaba su orgullo de árbol singular y que, desde hace unos meses luce junto a su zueca, al pie de lo que fue: un tilo poderoso que ha ido languideciendo y sufriendo obras varias, para más tarde, víctima de la enfermedad, de la falta de cuidados, del abandono, ¿quién sabe qué? hasta quedar seco y vacío. Y el derribo al cabo por parte de la sierra municipal no ha sido más que un acto de piedad.
El epitafio reza: “TILIA PLATYPHYLLOS, Familia: Tiliáceas, TILO
Conjunto singular (sic) nº 53 Zaragoza Ayuntamiento”
Era un símbolo para el barrio; un antiguo campo donde los niños de los alrededores vivieron sus aventuras infantiles, bajo cuya sombra se enamoraron algunas parejas o charlaron al sol los mayores… Costó sudor y lágrimas salvarlo del derribo cuando se proyectó y se ejecutó la Ronda; los vecinos con sus protestas consiguieron su objetivo, aguantó firme algunos años, pero, poco a poco sus hojas y sus ramas dejaron entrever un futuro sin futuro… y terminó muriendo.
Hoy sólo queda el recuerdo,__ y también es una ironía__, que de los pocos negocios que se abren en la calle, hay un café de nombre evocador: “Remember”. Esto es lo que queda: Un epitafio, es evidente.
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