MARTIN MARCOS, UN POETA DESCONOCIDO
OBITUARIO: 'IN MEMÓRIAM'
Elegía por un desconocido
FERNANDO ARRABAL 01/11/2009
Fernando Arrabal firma este artículo y lo hace por un poeta desconocido, un hombre íntegro, un trabajador de Vilviestre del Pinar (Burgos) fallecido en accidente laboral... yo tampoco lo conocía, y sólo he encontrado referencias en El País y en le blog de Raúl Herrero:
http://raulherrero.blogia.com/2007/102301-entrevista-al-poeta-martin-marcos-con-dos-sonetos-de-propina-.phpdonde he encontrado también dos poemas.
En este caso tendré que estar de acuerdo con Arrabal, a falta de otra información:
Y el más trascendente. Fue lo que quiero ser sin lograrlo: un santo laico, un justo civil. Por los siglos de los siglos.
Qué pérdida tan irrecuperable para sus amigos. Y para mí. Y para la poesía. Y para todos los que tuvimos la enorme dicha y el prestigioso honor de conocerle bordeando paraísos.
Fue más escritor y más poeta y más humano que todos los que le vamos a sobrevivir. Y obviamente infinitamente más que yo.
Era además obrero, sabio, científico, ajedrecista, patafísico, job, leñador, viajero, filósofo. Y mil cosas más. Todo lo supo hacer como nadie.
Encontró el arte de reír, de escuchar, de acariciar gatos cuánticos, de hablar de Spinoza con cariño y de Wittgenstein con conocimiento, de descorchar hermetismos, de dormir en la acera de una capital, de analizar un mate de Magnus Carlsen, de dejar pasar el tiempo ondulando, de no preocuparse por lo que le despreocupaba, y de interesarse por lo que le interesaba.
Conseguía encadenar su existencia con aciertos a toda vela. Nos deslumbraba desde su choza errante.
Fue el peterpan del greyhound, el cofundador de la 'Liga de poetas', el giraeternidades en si bemol, el haiku-man sin ombligo, el Hölderlin de su época, el Thoreau de la poesía, el Gödel de los sonetos.
Soneto perfecto
El soneto perfecto estoy buscando
Como si fuera lágrimas del cielo,
Como ímpetu pueril de mi desvelo,
Paso abstraído el tiempo cavilando.
Vivo sereno pero estoy temblando,
Tiembla mi cuerpo altivo sin consuelo
Tiembla mi alma longeva sin vuelo,
La vida en su vivir se va acabando.
¿Por qué vendrá esta sombra seductora
A negarme la luz que tanto ardía,
A dejarme la noche sin aurora?
Oíd al corazón su melodía
Que libre canta, sueña y enamora
¡Oídle como late su poesía!
Martín Marcos, 30-12-2007
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