DE MAR
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El poeta no es justo
ni busca la justicia,
no quiere ser juez
ni parte
en ningún pleito,
ni siquiera testigo…
… pasaba por allí
y escribió al dictado
de sus ojos, o sus dedos,
o sus labios,
nunca al dictado de su conciencia;
no existiría la poesía
si el poeta fuese totalmente consciente
del desastre;
se romperían sus ojos
su boca desencajada no declararía
el horror;
el grito, ahogado en su garganta,
en una mueca terrible
lo sepultaría en sombras nuevamente,
el poeta se moriría despacio,
o de repente,
incapaz de cargar con semejante carga:
Sísifo, aplastado por la roca en su caída.
Mariano Ibeas
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