AINSI JE M'APPROCHE...
XII
Ainsi je m’approche et ne sors pas.
Je sors et ne reviens pas.
Je me dirige vers septembre, vers les
vagues.
Acércate a las puertas de la ciudad
En el viejo mercado ya no hay nadie
Plegaron sus mantos en el suelo
Recogieron las tiendas y los cobertizos
Apagaron las hogueras
Desataron las bestias de carga,
los camellos, los caballos
Uncieron las parejas de bueyes
y las últimas carretas
salvaron el puente levadizo
Desde lo alto de los muros divisaste
el polvo en la luz de amanecer
Sal tú también y ya no vuelvas
Nada te retiene aquí junto a los tuyos
¿Qué pretendes conservar?
¿El dolor de tus raíces?
¿La casa de tus padres?
¿Tus pasos en la arena?
¿los frutos del jardín?
Flota en el aire el aroma fuerte y acre
de las ofrendas en el templo
No lo cubre ni el fuego del incienso
Ni el perfume de las ofrendas
Ni la densidad del aire
Los sacerdotes del templo huyeron los primeros
Descubrieron los signos en el cielo y la entrañas de las aves confirmaron los pronósticos
El lugar ya no será santo
Arrojaron las ofrendas por el suelo
Quemaron los libros y los rollos de doctrina
Rompieron las tablillas en pedazos
Profanaron el lugar, no será santo.
No conservará el espíritu.
Los dioses le dieron la espalda
Se acabó el favor del rey
la protección de los notables
los consejos de los sabios
Los soldados huyeron dejando las puertas derribadas
La ciudad perdida y profanada,
desconocerá a sus hijos de siempre,
será pronto el bocado del desierto.
Mariano Ibeas
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