MARCELINO CAMACHO II
"El finado Camacho pagó su fe en el sindicalismo con numerosas y prolongadas estancias en el siempre ingrato trullo, continuó hasta el final de sus días en la seguridad de que el comunismo era lo mejor que había ocurrido en la tierra, jamás fue visitado por el rayo milagroso de esas conversiones ideológicas que pueden mejorar notablemente la cuenta corriente y transformarte en ídolo de lo que supuestamente detestabas, tampoco se hizo sociata cuando le convenía y en la medradora certeza de que siempre habría un ministerio o una dirección general para su honorable persona. Que su horroroso jersey se pusiera de moda entre tanto feligrés fue grotesco (también la gorra del Che) y su discurso podía sonar a monocorde y previsible. Pero es imposible negar su honradez y su credibilidad. En tiempos duros y en tiempos golosos."
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