De la materia de los sueños
PRESENTACIÓN
De la materia de los sueños
Pongamos que un poeta es alguien con el que nos cruzamos por la calle, un poco más despistado quizás que los demás mortales, alguien que acaricia en el bolsillo un papel doblado o arrugado donde tiemblan silenciosos cuatro versos...
Quería hacer un soneto, pongamos; y hasta ahí llegó Violante en sus encargos.
Pero no fue más lejos; simplemente siguió tranquilamente su camino, al sol o bajo el embrujo de la luna, observando las estrellas o las nubes, navegando en el cielo de los pájaros.... y le arrastraron los presagios de tormenta, se le quebró la voz, se perdió en las aguas o cayó también como un pájaro del nido aleteando en el vacío.
No importa; el poeta ya cumplió su cometido.
Aunque se dude de su existencia o de su oficio, están todos por ahí atormentando las palabras, retorciendo el ritmo, contando pasos como quien cuenta sílabas, fascinados por el esplendor súbito de los sonidos que cercan su cabeza.
Y a veces ocurre un buen milagro, algo para recordar, algo que queda en el viento, en el aire o en el agua, como el trazador de surcos, que va y viene en el campo de labor derramando las semillas y espera, espera...
También el poeta espera, es casi un profesional de la esperanza.
No le ocurre lo mismo con la otras virtudes, casi nadie le cree, él que es un prodigio de firmezas... no duda nunca, porque al final se imponen por su fuerza las palabras que nacen, que viven, que crecen de la materia de los sueños.
Y al final el milagro ocurre.
Y nace el poema.
Y el universo se reinventa.
Y se ponen a rodar los sueños.
Mariano Ibeas , Noviembre de 2004
1 comentario
Aurea Samper Martin -
No sabría que hacer ni contando, ni sumando ni restando
Si no sabes ni en sueños florece la esencia del verso