CORRO Y LA VIDA ME PERSIGUE...
Corro y la vida me persigue...
II
... y encierro en un puño
mis deseos:
ser sólo un árbol
al borde del camino
vigilar las sombras
atrapando la luz
a ramas llenas,
beber ávido
en las raíces
el agua de nieve
generosa del invierno
acumular paciente
bajo la piel de la corteza
la crónica veloz
de las sequías,
las heridas del rayo
los desgarros del viento
y ofertar exuberante
tal vez
algunas flores o frutos,
o semillas,
la leña del hogar...
poder soñar tal vez
al borde del camino...
“dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y más la piedra estéril
porque ésta ya no siente”
(Rubén Darío, “Lo fatal”,
Cantos de vida y esperanza)
Mariano Ibeas
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