FRUTOS DE OTOÑO III
Les merveilleux nuages
He aprendido a pastorear las nubes
y soy capaz en el tapiz del cielo
de reconocer como un pastor
cada una de las reses del rebaño:
los cúmulos no esconden
en sus vellones de algodón
ningún secreto;
para mí aparecen diferentes:
en el confín del horizonte, predican las lluvias
las borrascas o la tormenta de la tarde…
y me traen recuerdos,
como las viejas postales que guardo
en un rincón de mi escritorio,
capaces de borrar la soledad y el tiempo.
Obedecen fieles al soplo o el abanar
de la brisa o el alisio
y se deshilachan en el valle los estratos…
Aparecen como un libro abierto
y en sus páginas leo:
Son por naturaleza el alimento
que mantiene vivos mis sueños
siguen el empuje del solano o del terral
y corren como un río presuroso en busca de otro río
a veces chocan
como ejércitos en combate,
toman al asalto las montañas,
como a una fortaleza inexpugnable
y se disipan en violentas figuras,
en combate singular, caballeros a caballo,
hasta dejar sembrado de despojos
el campo de batalla:
veo rostros y figuras
animales fabulosos y fantasmas familiares…
sigo su curso y su ambular efímero
… siento frío y me levanto,
no debí dormirme a la orilla del arroyo;
ya va declinando la tarde
y se enrojece el cielo en el poniente:
mañana tendremos cierzo.
Mariano Ibeas
5 comentarios
Mariano Ibeas -
Un saludo-
M.Ibeas
norberto fuentes -
mis felicitaciones!
gracias por compartir tu visión.
Olga B. -
Me gusta mucho (el poema;-).
Mariano -
Mariano Ibeas
Anónimo -
Un beso
Isa