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Se muestran los artículos pertenecientes a Diciembre de 2020.

AMARUS ESTIS...

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Amarus estis , Dómine
sicut nectaris bryoniae,
ut sulphur in lactucca
aut azymum panis
ad tradendum qui non indiget,
amarus ut intonsum osculum
quis perdidit quaevis ora,
sicut nectaris aurea malus
rapta cutis transitu;
Acerba metus
ut tenebras tibi motus
nigrum sicut nox ante aurora
et gemitum horrendum,
amarus quasi oliva
ut non faciebant oleum
vel eduntur in sacram coenam;
quid credis, Domine?,
nos etiam acerbitatis imples.

Mariano Ibeas, tomado de un texto de María Otal.
(¡toma ya latín macarrónico!)

07/12/2020 09:50 MARIANO IBEAS #. sin tema No hay comentarios. Comentar.

ELENA GASTÓN NICOLÁS

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15/12/2020 19:59 MARIANO IBEAS #. BONJOUR TRISTESSE No hay comentarios. Comentar.

LECCIONES DE HISTORIA

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LECCIONES DE HISTORIA

En casa había una vieja Enciclopedia Escolar, anterior a las de Álvarez, porque, mirando la parte de la Historia, se terminaba en La Segunda República…  podría ser  un texto __ lo tengo que mirar en el desván de Rafa Castillejo__, posiblemente de la Editorial Dalmau Carles Plá, y tenía bellas láminas y dibujos… podría haber sido una herencia de mis abuelos o la de un tío cura que se llamaba Don Alejandro;  era antigua seguramente, pero estaba impecable. Yo tenía bien aprendida la lección de que los libros eran objetos preciosos y había que tratarlos con cuidado.
Aparecían los nombres y los grabados de Dn. Práxedes Mateo Sagasta, Dn. Niceto Alcalá Zamora, Dn. Manuel Azaña o Dn. Alejandro Lerroux…  Aquello parecía muy raro, porque yo conocía a una antigua maestra que se llamaba Doña Práxedes... ¿y cómo un hombre podía llamarse también Práxedes?. No tenía ningún sentido.
Yo me empeñé en llevarla a la escuela para enseñársela a mis compañeros; algunos no tenían en casa ni un solo libro, ni tebeos siquiera; a mí me parecía también extraño, porque yo  gozaba de un verdadero tesoro de libros en el desván.
Estábamos entretenidos en el pupitre, seguramente apiñados cabeza con cabeza, mis compañeros y yo alrededor de la vieja enciclopedia, cuando apareció Doña Prudencia.
Nos arrebató el libraco de las manos, hojeó un momento la enciclopedia y cuando llegó a la parte de Historia de España, poco a  poco se fue poniendo pálida, y luego roja de ira, y después se puso a gritar y arrancó con furia unas cuantas páginas, las hizo trizas y las arrojó a la estufa que en invierno estaba siempre encendida.
Me gritó enfurecida:
__ “Llévate ese libro a casa y no lo vuelvas atraer nunca más”
Yo no entendía nada y creo que desconsolado me puse a llorar. ¿Cómo iba a saber que en las otras enciclopedias se pasaba directamente de la Guerra de la Independencia al Glorioso Alzamiento Nacional? ¿Cómo iba a explicar aquello en casa?  ¿Y cómo iban a creerme, aunque les dijese la verdad?
__¿ Qué ha pasado? ¿Quién ha sido?
__ Ha sido la maestra, Doña Prudencia.
Mis padres me creyeron, a su pesar.
Lo que hacía o decía el maestro era ley: si te había pegado, era cuestión de callarse, esconder los chichones o los moratones, porque en casa podían pasar de decir: “algo habrás hecho” o “con razón te lo has ganado”,  o incluso, no decían nada y aumentaban la paliza…, aunque mis padres no eran de esos, era imposible ocultar el desaguisado y más entender el porqué  de la furia censora de la maestra…
Yo no sabía todavía que la maestra tenía miedo, miedo a perder su trabajo,  que había libros prohibidos y que el ángel del paraíso con su espada vengadora había  expulsado para siempre a determinados nombres del libro de la historia…
Lecciones de la Historia, una vez más.


Mariano Ibeas

21/12/2020 17:06 MARIANO IBEAS #. LLENAR EL VACÍO No hay comentarios. Comentar.

ENCADENADOS

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Estuve en Cuba y me acordé de ti. Te envío una foto para tu colección de bicis.
Esta bicicleta en una calle humilde de Trinidad de Cuba es en sí una metáfora de la vida, del pueblo cubano y de la isla.
La absoluta necesidad, la carencia de casi todo, pero también la voluntad de seguir viviendo, marcan el día a día de los cubanos.
Una bici preparada para llevar, por esas calles empedradas hace siglos por los descendientes de españoles, en un asiento de fortuna, un niño o un niña al colegio. Una bici encadenada__ con otra cadena de bici, por cierto__ es también un signo, porque hay otros más pobres todavía que no tienen bici, y deben ir andando...
Un abrazo, Antón
y gracias por las veces que te birlo algún comentario.
Mariano Ibeas.
...

 
23/12/2020 11:59 MARIANO IBEAS #. COSAS QUE VEO POR AHÍ... No hay comentarios. Comentar.

UN VIAJE EN TRANVÍA

UN VIAJE EN TRANVÍA

20130403193406-ana-bozal.jpgUN VIAJE EN TRANVÍA
En principio el viaje no debía ser más que eso, un viaje más de casa al centro de la ciudad.
Y sin embargo.
El convoy  dio un pequeño latigazo y se paró. Estos sistemas de transporte tan nuevos, tan automáticos, tan sofisticados parecen tener vida propia y tomar sus decisiones de modo independiente, por encima  de la voluntad del conductor… y de los viajeros.
El conductor no daba crédito, estaba nervioso; las pantallas y las lucecitas del tablero de a bordo estaban apagadas. Sólo funcionaban los sistemas de visualización de las aceras, y el micrófono de interconexión __ supongo__ con la unidad central.
Yo estaba  sentado en la primera fila en sentido de la marcha y el convoy iba casi de vacío; un buen lugar para curiosear lo que se cocía en la cabina del conductor.  A mi lado viaja una señora de unos cincuenta años. En el convoy cincuenta o sesenta personas.
El resultado del parón: un traspiés para  unos cuantos viajeros que viajan de pie  y una joven que se queja de un dolor en la muñeca…  Hay comentarios para todos los gustos:
__ “Debe dar parte”
__ “Tiene que pedir un parte”
__ “¿Parte de qué, a quién?”
__ “Parte del incidente al conductor.”
__ “No, que se lo harán en urgencias”.
__ “No, que se lo hará el conductor”
__ “No, pero si ya casi no me duele”
__ “Sí , pero por si acaso, usted vaya a urgencias, que luego nunca se sabe”.
Oigo que la joven habla por teléfono:
__ “Sí, acabo de llegar a Zaragoza… sí, todo bien, sí, enseguida, sí, ahora mismo llego…”
El conductor  habla de nuevo por el interfono y  pone en marcha el convoy;  en la parada siguiente, se acerca la joven a la cabina, explica someramente lo ocurrido y el conductor le pide sus datos, “para confeccionar el parte”. Aparece un inspector, nueva explicación y le ofrece a la joven un papelito con los teléfonos  de contacto “por si acaso”, se deshace en amabilidades y el convoy continúa su recorrido…
                                            ***
Contemplo El Ebro, crecido en una avenida que dura ya casi dos meses, a ambos lados del puente de Santiago como desde un escaparate;  el agua baja color barro a buena velocidad, las últimas lluvias le han dado fuerzas y ocupa el espacio con una subida de cuatro a cinco  metros; los bomberos montan guardia a la altura de Helios y los patos  exploran  las orillas.
Mientras tanto, la señora que se sienta a mi lado llama por teléfono móvil, es un modelo desgastado y antiguo. Le responde una voz infantil. Hoy es martes después de Pascua  y también los días siguientes de la semana, los escolares en esta comunidad no tienen clase…
__ ¿Quién?
__ …. , ….,
__ ¿ El tío Alberto?, no puede ser…
La señora está cada vez más nerviosa, a punto de estallar en llanto.
__“ Tú,  tranquilo, ahora llego a casa, tú tranquilo… ya llamo yo, ahora llego”...
 La señora no acierta a marcar un número el teléfono, el teléfono no funciona, lo estruja, desmonta la tapa trasera, presiona la pila, la tarjeta y al final… lo consigue, marca un número de contacto:
__ “Mi  hermano, Alfredo, ha muerto”.
La señora suspira profundamente, se esconde tras sus gafas, arruga un pañuelo,  se mueve, nerviosa,  rebusca en el fondo del bolso, un monedero, las llaves… aprieta nerviosa un manojo de llaves…
__ ”Señora, ¿le ocurre algo?,¿ puedo ayudarla?”__ esto es lo que pienso, pero no lo digo.
No sé qué podría decir,qué podría hacer en realidad,para ayudarla. “No se deben escuchar las conversaciones de los demás,__ pero la vida se exhibe a través de los teléfonos móviles__, no se debe intervenir, inmiscuirse en la vida de los otros”.  Ciegos y sordos  a lo que ocurre alrededor, somos  sólo viajeros, usuarios, clientes, coincidentes, coexistentes, medio millón de personas que pasan unas al lado de otras… indiferentes, cada día.
Prefiero no pensar. Entiendo que es difícil ayudar, en ese momento y en esas circunstancias…; solamente puedo esperar  y desear que el convoy siga su camino, que no haya más incidentes, que vaya más deprisa, que la señora llegue a su destino, cuanto antes…
Yo me bajo en la próxima.  Un timbre me alerta. La voz del sistema anuncia mi parada.
La señora que durante el trayecto fue mi compañera de asiento en un viaje del tranvía, sigue sentada, a punto de  estallar en llanto seguramente,  pero no lo hará hasta la próxima parada, cuando llegue a su destino, cuando se baje… Yo no lo veré.
Yo me bajo, ésta es mi parada,  la vida sigue…

                                                     Mariano Ibeas  2/03/2013
23/12/2020 16:35 MARIANO IBEAS #. sin tema No hay comentarios. Comentar.

CANTANDO LAS TABLAS

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CANTANDO LAS TABLAS.

Cunchillos-Tarazona (Zaragoza) (Años50-60)
Era un desgañitarse, un griterío entremezclado, ensordecedor y confuso. Canto coral anárquico, una escandalera. Cada uno, lo recitaba a voz en grito. Era una letanía gritona, imposible de entender nada, solo tu grito resonaba en tu cerebro. Algunos, lo acompañaban con movimientos arriba y abajo de cabeza, con golpes acompasados de manos o patadas en el suelo de tarima. El ruido, el olor, a escuela vieja, a tiza y polvo, lo inundaba todo. Las ventanas cubiertas de vaho no dejaban ver las nieves del Moncayo.
Una plegaría, un rezo, unas tablas, repetidas hasta el infinito, se graba de por vida en el cerebro en desarrollo del niño.
Aquel día, tocaba cantar las tablas. Tablas de multiplicar, sumar, dividir o restar. En la escuela estábamos divididos por edades. La escuela era mixta, cuarenta y siete entre niños y niñas, todos juntos, y revueltos desde los cinco a los doce años.
Yo entré a la escuela con seis años, que era la edad obligatoria, si entrabas a los cinco, había que pagar al maestro. Mi madre, no tenía una perra, y no estaba para esos gastos, así que entré cuando en marzo cumplí los seis años.
Lo que me viene a mi mollera, era aquello de repetir las tablas, y sobre todo las de multiplicar y dividir. Las de sumar y restar, como que casi no me acuerdo de haberlas cantado. La del siete, era la que mas me costó aprender, no sé muy bien por qué sería, se me atragantaba, me liaba.
Lo de cantar las tablas, es algo que tengo gravado como si fuera el canto de la Lotería de Navidad. Se cantaban con un ritmo, con un tono. Todavía estoy pensando, quien sería el creador de ese tono tan original, especial, único. A veces, me recuerda a los niños musulmanes recitando y aprendiendo de memoria, el Corán en las escuelas coránicas.
Sea como fuera el método, hoy es el día que me sé todas las tablas del uno al diez y del diez al uno.
Aquel método de enseñanza era genial, al estar juntos grandes y chicos, lo que repetían los mayores se nos quedaba a los más pequeños, así que cuando pasábamos a otra cartilla, ya lo habíamos oído un montón de veces.
Ya habrá tiempo para extenderme en otros relatos de la escuela, hoy solo quería contar aquellos recuerdos de cantar las tablas.
Cuando el maestro se ausentaba de clase, nos mandaba como deberes, el repasar las tablas. Aquello era una escandalera, cada uno intentaba gritar más que nadie. Solo cuando la Rosa Mari, veía venir al maestro a través del vaho, se bajaba el tono, dando antes un redoble con los pies y las manos, empujones y todos a callar, que ya sube el maestro por la escalera.
Ahora, me rio de aquel griterío, maravillosos cantos corales de las tablas.
-José Luis Gómez Ledesma, un cunchillero en Getxo
-Domingo, 27 de diciembre de 2020.
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27/12/2020 19:46 MARIANO IBEAS #. LA LISTA DE LOS REYES GODOS No hay comentarios. Comentar.


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