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UN POEMA DE FERNANDO VALLEJO ÁGREDA

JAIME GIL DE BIEDMA
Paseo muchas tardes
con Jaime Gil de Biedma. Mi amigo el poeta.
Nos vienen tantas cosas a la boca del estómago
que terminamos vomitando
el polen de los tilos en flor. Hoy nos hemos mirado juntos en el viejo espejo que recuerda a mis abuelos.
Cuando estoy triste
(suele ocurrirme los días de lluvia)
pone su mano en mi hombro derecho
y con su sonrisa de siempre (brutalmente aristocrática)
me dice
"respira hondo".
Son tantas las palabras que intercambiamos
que parece que jugamos al rabino francés.
Cuando cae
mi último suspiro
me da un beso en la frente (siempre huele a Agua Salvaje)
y me dice
"si mañana puedes quedamos. Estoy tan solo en la muerte".
Y yo me voy encogido de hombros
con las manos en la espalda
pensando en mañana. Esa mañana de siempre
que es siempre más mañana.
(homenaje a Gil de Biedma)
UN POEMA DE MANUEL RICO

MADRID, 11 DE MARZO, un poema contra el olvido.
Aquella mañana, el tablón de la Librería Alberti se fue llenando de poemas que los poetas fueron escribiendo atenazados por la rabia y el dolor. Muchos de esos poemas formaron parte de este libro. El producto de sus ventas fue íntegro para las Víctimas del 11-M. Cada año, publico mi poema de aquellas horas.
"Marzo desnivelado por las cifras
del desaliento. Marzo de muerte,
triste marzo de trenes y extrarradios marchitos,
marzo de sueños rotos y niños deshabitados,
de pronombres sin nombre, de apellidos
quebrados y relojes sin hora, marzo de los teléfonos
enmudecidos.
Mi ciudad asolada. Mis tierras y mis trenes,
asolados, mis ojos y mis manos
y mis brazos,
asolados. Muerte sembrada bajo la luz
de un Madrid lateral
hecho de andenes periféricos, de seres menesterosos,
de mujeres crecidas en la sombra diaria
del tiempo inabarcable del trabajo,
de hombres cultivados
en el silencio anónimo de las factorías,
de humildes bachilleres y de párvulos,
de viejos azorados por noticias de muerte,
de bares conmovidos por la niebla y la sangre,
de juguetes sin niño,
de huérfanos sin ira,
de vacías acequias,
de fogatas sin lumbre.
Madrid de hospitales, de lutos y de marzo.
Capital de la niebla y del dolor. Ciudad de los estanques
del silencio.
Madrid desbaratado y mío. Madrid nuestro.
Como los muertos, nuestro.
Dueño de un mes de marzo
descolorido y turbio, pero nuestro.
Entre muertos y lágrimas,
es más nuestra y cercana la ciudad. También más triste."
Manuel Rico
HILOS... UN POEMA...

HILOS...
1.- Hilos...
tal cual, dispersos
en la canastilla de las labores
cotidianas...
al hilo de los días,
en el surco de la tinta__
"aconsejo beber hilo
cada día", decía G.F.__
y también escribir
al hilo del poema
o de la historia
que bulle en la memoria
por vivir...
M. Ib3as
La foto es de Teo Félix
ME SOBRA EL CORAZÓN ( Miguel Hernandez)

ME SOBRA EL CORAZÓN ( Miguel Hernandez)
Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.
Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.
No puedo con mi estrella.
Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.
Si no fuera ¿por qué?… no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.
Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.
Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?
Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?
Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.
Me sobra corazón.
Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.
De “Otros poemas” 1935 1936