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Se muestran los artículos pertenecientes a Diciembre de 2013.

…SI HACE CALOR, HAY MOSCAS

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…SI HACE CALOR, HAY MOSCAS

                Y no hay nada mejor que el vuelo de una mosca para matar el aburrimiento.  Eran libres y podían volar y nosotros nos moríamos de envidia al vernos amarrados a los duros bancos de la escuela.

Pero nuestro instinto cazador nos daba alas; era fácil atraerlas al pupitre con un simple  charquito de saliva, después poco a poco se acercaba la mano entreabierta y cuando más cebada estaba en su alimento, como si acudiese con sus otras cien mil  “a un panal de rica miel”,  un golpe certero  de guadaña  y, con suerte, la mano se cerraba con su  pieza de caza  dentro. Había que comprobar el zumbido lo primero acercando el puño a la oreja y luego, con muchísimo cuidado, capturar al prisionero. No era fácil tampoco y muchos ejemplares escogían  en un descuido la libertad. Pero a los que conseguíamos atrapar les aparejábamos las torturas más refinadas.

La más simple era arrancarles las alas, o solo una, y giraban como una peonza, o las sumergíamos en el tintero y después de un piadoso rescate, escribían sobre la superficie inclinada de la mesa o en papel la más extraña escritura que imaginarse pueda.

Otro divertimento era adjuntarles__ introducido en el abdomen__ un carrito con ruedecillas y todo, fabricado con los hilos de cualquier cable eléctrico que podíamos conseguir con facilidad en alguna basura.

No estaba esta actividad muy alejada de otros experimentos de “biología recreativa” que realizábamos con las capturas de grillos, saltamontes, tábanos, ranas, murciélagos, pájaros, gatos  o perros; nuestra conciencia ecológica no había despertado aún y el mundo que íbamos descubriendo era un tanto salvaje,  rudo y violento y a veces formaba parte esencial del aprendizaje y de la lucha por la vida. Como la pesca de truchas y cangrejos, e incluso ratas de agua a la orilla del río. Pura estrategia alimentaria.

Para todo era necesario un buen aprendizaje: capturar un grillo era fácil, bastaba con localizar el agujero y luego introducir en el mismo un palito o un cálido chorro de orina; para las ranas era preciso un largo hilo al final de un palo y un cebo que flotase en la superficie del agua, la rana se lo comía y de un tirón se la podía acercar a la orilla.

Para los pájaros era más complicado, pero teníamos entre nosotros auténticos especialistas, L. sobre todo. Buscar nidos suponía ardua labor de observación, de información sobre los hábitos de cada especie, del medio en el que se movían, de los lugares y los tiempos de nidificación, puesta o cuidado de los polluelos, y cada especie era un mundo. No creo que nadie llegase a  la categoría del “amigo Félix”, que por esos años vivía no muy lejos, pero muchos estaban en el camino…

                Y la historia de los perros y los gatos merece un capítulo aparte.

Mariano Ibeas

04/12/2013 16:30 MARIANO IBEAS #. 1400 PROBLEMAS No hay comentarios. Comentar.

LA GRAMÁTICA CASTELLANA...

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LA GRAMÁTICA CASTELLANA

Yo tenía 9 ó 10 años; no era de los últimos y me aburría soberanamente en clase. La maestra  Doña Prudencia les había dicho a mis padres  que, más allá de los 1400 problemas, no tenía mucho más que enseñarme, que tendrían que pensar en irme preparando para el examen de Ingreso en algún instituto o “convento”. Decían “convento”, porque era la única manera de estudiar a un precio que los padres pudiesen pagar con el resultado de las magras cosechas. Pero eso, el internado y el bachiller,  eran palabras mayores y soñar despiertos.

Así que la maestra, para que no perdiese demasiado el tiempo, un día sacó del armario un libro titulado “Gramática de la Lengua española” de la Editorial Hernando, creo.

__ Estúdiate los verbos.

Yo empecé por los verbos, claro, y a voz en grito, que era como se estudiaban  entonces las tablas de multiplicar y las conjugaciones de los verbos.

Pero al cabo de un momento, debió  atacarme el aburrimiento o tal vez la inspiración__ ¿quién sabe lo que pasa por la mente de un niño de 9 años?__, cerré el libro y fijándome en la cubierta  y con determinación y a voz en grito comencé  a conjugar de nuevo:

___” Yo gramatiqueo, tú gramatiqueas, él gramatiquea, nosotros…”

Debió ser memorable,  porque sólo recuerdo en mi cabeza y sobre mis antebrazos que intentaban protegerme, la mayor  lluvia de palos que recibí en mi vida…

Y gracias, sobre todo a la diligencia del marido de Doña Prudencia, __la vara de sauce o avellano que tenía en el rincón repartía justicia a diestro y siniestro”__*... “la letra con sangre entra”, ”aprender en cabeza ajena” , etc.

La sabiduría popular hecha teoría y práctica... o sea, gramática parda.

 

* Cita de Unamuno, "Recuerdos de juventud y mocedad".

Mariano Ibeas

09/12/2013 17:37 MARIANO IBEAS #. 1400 PROBLEMAS No hay comentarios. Comentar.

EL CÍRCULO DE TIZA...

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Y aquí se cierra  (pprovisionalmente) el  “CÍRCULO DE TIZA”

¿ Qué aprendíamos en la escuela?

Buena pregunta que no tiene fácil respuesta.  Entrábamos a los cinco o seis años y una parte importante del aprendizaje se realizaba hasta los siete, la “edad de la razón y de la primera comunión” por lo tanto la alfabetización y la preparación religiosa formaba parte de los contenidos básicos del aprendizaje.

Leer, escribir y las cuatro reglas. Rara vez se llegaba más lejos.

La maestra no podía más; una escuela unitaria incluye entre veinte y treinta niños y niñas de cinco hasta catorce años, en todas las etapas de desarrollo físico, emocional, psíquico y hormonal,__ las chicas crecían deprisa__,  y gobernar semejante rebaño requiere mucha  vocación, sabiduría, paciencia y mano izquierda.

De ahí que "el ayudante de palo" entrase de vez en cuando en danza para adiestrar  al variopinto colectivo, no siempre fácil,  sumiso y deseoso de aprender. Para muchos, la escuela era una especie de maldición o de castigo, el acceso al mundo del trabajo una liberación y el hacer novillos__ aunque rara vez se conseguía__, una aventura difícil y arriesgada. Sólo algunos compañeros que tenían que hacer tareas urgentes: ayudar en el campo o la huerta o salir con el ganado lo podían conseguir con la bendición de los padres, pero con el reproche de la maestra o las amenazas del cura o del alcalde.

También era un lugar de integración en el que los mayores se hacían cargo o ayudaban a sus hermanos más pequeños y también de socialización que diríamos hoy… pero sobre todo la ocasión de unos madrugones diarios, un frío o un calor a veces insoportable y unas sesiones interminables de aburrimiento infinito… al menos yo así lo recuerdo.

Aprendíamos cantando; las tablas de multiplicar, la geografía, la aritmética, el catecismo o la historia sagrada, y lo aprendíamos de memoria. Todo era muy simple, leer en voz alta, escribir repitiendo los palotes, copiar de la pizarra, hacer las cuentas contando con los dedos, señalar en el mapa las montañas y los ríos.

Aparecemos todos en una foto, con un antiguo mapa de geografía de la península a nuestra espalda, repeinados y con nuestras mejores galas un día de primavera; esa es la imagen de nuestros  seis o siete años, la otra es la foto de la comunión vestidos de marineritos o de oficiales, ellos, a la moda de entonces y vestidas de pequeñas novias, ellas y a  veces también, si había fotógrafo, en el desfile del Corpus o recitando poesías a la Virgen en el mes de María.

El cuaderno de clase y los escasos libros no ocupaba mucho espacio y el programa era sencillo:

Lunes  Aritmética, martes Geometría, miércoles Geografía, jueves Ciencias, viernes Historia, Sábado catecismo, por las tardes lectura  y escritura, o costura__ las chicas,__, el miércoles no había clase por la tarde y el sábado tampoco, pero no faltaban las tareas que realizar en la casa o en el campo, menos cuando llovía o nevaba; esos días teníamos fiesta.

Y así llegábamos a los catorce años cumplidos y con el programa cumplido también peor o mejor; algunos no llegaban siquiera a esa fecha porque ir ”a servir”, “al campo o con el ganado”  o en el mejor de los casos, “con los frailes o las monjas” eran salidas habituales. El resto de la formación lo daba la práctica.

Más coscorrones nos daría la vida.

Mariano Ibeas

 

12/12/2013 10:20 MARIANO IBEAS #. 1400 PROBLEMAS No hay comentarios. Comentar.

EL OLENTZERO

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En el País Vasco la tradición quiere que los regalos de Navidad los traiga el Olentzero, un personaje que a veces se trastoca con el “carbonero” o “el hombre del saco” que asusta a los niños  o les regala carbón cuando no son buenos. Como casi es tradición, traigo este cuento aquí para desearos una feliz Navidad... y recordaros que este blog cumple ya OCHO AÑOS.

 

                   EL  OLENTZERO

 

Se despertó despacio, se incorporó a duras penas, se sacudió de un manotazo la nieve que le cubría la cara y le nublaba la vista y sintió un fuerte dolor de cabeza, una extraña sensación y el acre sabor de la madera; se rascó con parsimonia el colodrillo por debajo del gorro rojo de lana, miró alrededor e insistió de nuevo como frente a un espejo, explorando todo su corpachón con manos torpes..., se quitó las manoplas, y comprendió que algo no encajaba ni en el paisaje alrededor, ni en su cabeza: tenía un chichón considerable y restos de sangre reseca en la frente; estaba sentado en el suelo, bajo un abeto, sobre la nieve, sucia de restos de carbón; uno de los renos le miraba fijamente con cara estúpida sin dejar de rumiar.

Le pareció un poco ridículo el disfraz rojo que llevaba, con los puños, el cuello y la orla de armiño bastante deslucidos por el uso; aunque sólo fuese una vez al año, pero no había manera de convencer a la jerarquía de que cambiasen el color del uniforme; había que morir al palo.

Había sido un día muy ajetreado, y luego se prolongó en una larga velada en el albergue, el calor de la chimenea, con la conversación distendida

y feliz de los parroquianos y el licor de bayas rojas, _  demasiado licor de bayas rojas_ y ya  sólo le quedaban unos pocos regalos de Navidad por repartir...

¡Regalos!;  se puso de pie con rapidez, todavía  inseguro recuperó las riendas, el trineo volaba sobre la nieve... pero algo no encajaba en su cabeza;  consiguió reunir las piezas del puzle: demasiadas manchas de carbón, algunos paquetes de regalo abiertos... unas huellas de pies humanos que se alejaban en la nieve, más restos de carbón de encina, polvo de cisco para el brasero...

Suspiró profundamente y se resignó sin encontrar respuesta.

¡Había que cumplir un año más!

 

... Y por fin, esa noche, también los hijos del carbonero tuvieron verdaderos regalos de Navidad.

                                                                           Mariano Ibeas

  ¡ FELIZ NAVIDAD !

23/12/2013 10:03 MARIANO IBEAS #. sin tema No hay comentarios. Comentar.


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