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Se muestran los artículos pertenecientes al tema LA CUEVA DE CACO.

MONCAYO

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Desde la "muela" de Borja, hoy el Moncayo estaba así.

31/01/2010 18:57 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

CONTRAPUNTES

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Contrapunte nº 1

        

                  En el pozo blanco

 

En el pozo blanco

                  los deseos

en el pozo negro

                  las miserias

la piedra que lanzas

                  lejos

con la fuerza de tu brazo

arrastra

                  toda tu esperanza

y tu desesperación

                            consigo

 

… y no alcanzará el blanco!



                   Mariano Ibeas

FERIA DEL LIBRO II

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                            Nosotros gente

                            masa,

                                     cuerpo

                                               (Antonio Orihuela)

Puedo coger

las últimas publicaciones

de Vicente Muñoz Álvarez,

por ejemplo,

y prepararme una ensalada:

pongamos por ejemplo,

las “Canciones de la gran deriva”

o “38 Poemash” en Vinalia

de bolsillo;

no ha de faltar “Privado”

ni “Estación del frío”

y si ha de haber

“Parnaso en llamas”

que vengan también

“Monstruos y prodigios”

En tono al “Pueblo oscuro”

de Las palabras del pararrayos,

estará”Perro de la lluvia” y

“Los que vienen detrás”  

no serán los últimos;

dicen de él además

que adereza

multitud de antologías

y edita un fanzine:

“Vinalia Trippers”…

 

Este chico

que nació en León,

en mil novecientos sesenta  y seis,

no tiene desperdicio.

 

                       Mariano Ibeas

LLEGAN LAS GRULLAS

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LLEGAN LAS GRULLAS

 

 

Llegan las grullas

como un bumerang

que cruza el cielo

en su viaje de ida;

ahí están

gritando bienvenida,

__bien llegadas ya

a las puertas del invierno__

han viajado

desde el norte, a voz en grito,

 y al término del viaje,

__llegaron las primeras__

trazan en la pared del cielo

la "V" de victoria.

 

 

                      Mmariano Ibeas

 

20/10/2008 15:37 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

y KOKO

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y KOKO...

17/10/2008 22:44 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

KEKO

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KEKO

17/10/2008 22:42 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

KEKO Y KOKO

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L’ élégance de mes deux coqs.

                   Dedicado a: http://www.unjubilado.info

LA LUNA BEBE ...

La luna bebe...

 

               A los que dejaron su vida en la carretera, 

in memoriam.            

 La luna bebe

            del plato de los charcos,            

la lluvia fue fresca y generosa,

            en el aire reposa           

el brillo de la tarde   

             y ya no arde           

el fuego en el hogar 

             no hay lugar           

para la pena 

           que fue dolor y rabia           

el delito y la condena 

           de vivir                                               

en sombra... 

           y de morir 

¡qué pena! 

           arrojado del asfalto 

                            a la cuneta. 

Mariano Ibeas

10/04/2007 11:32 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

LEÍDO POR AHÍ...

DE INTERÉS GENERAL , PÁSALO.


Hay quienes dicen que hacerlo de pie fortalece la columna,

boca abajo estimula la circulación de la sangre,

boca arriba es más placentero,

hacerlo solo es rico pero egoísta,

en grupo puede ser divertido,

en el baño es muy digestivo,

en  el  coche  puede  ser  peligroso,

hacerlo con frecuencia desarrolla la imaginación,

entre dos enriquece el conocimiento,

de rodillas resulta doloroso...

sobre la mesa,

sobre el escritorio,

antes de comer o de sobremesa,

sobre la cama o en la hamaca,

desnudos o vestidos,

sobre el césped o la alfombra,

con música o en silencio,

entre  sábanas  o  en  el  cuerto de baño...

hacerlo siempre es un acto de amor.

No importa la edad,

ni la raza,

ni el credo,

ni el sexo,

ni la posición...



¡Leer... leer es un placer, siempre!

Hay que leer más.

 

(Pásalo)

 

CUADERNO DE VERANO...

HAY AGUJEROS NEGROS (Y DOS)

 

apenas si me veo

 trasplantado de la paz del lecho

 a la tormenta de la ducha:

se escucha

el bronco aclarar de los conductos

y un manotazo

arranca las legañas de mis sueños.

Todo se conjura contra mí:

Edredones, algodones, bastoncillos

__ guadañas de la Parca__

el grano peleón en el cogote

no cede a mis embates,

combates con las uñas, con la piel,

las pelusillas

__ fecundo ombligo primigenio__

se asientan en todos los rincones;

acepto humores,

vendo, cambio, ofrezco,

derramo por doquier

__ me sobra  vida

            y no es pera a la tumba__

desechos de este cuerpo:

¡saliva!,¡ sangre!,¡ linfa!

Y se te oía por la puerta

entreabierta

mientras te lavabas

y yo pensaba sentencioso:

            “la vida…

sangre,    sudor,

         semen y babas.

Mariano Ibeas

28/07/2006 23:33 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

CUADERNO DE VERANO...

 

 

Hay agujeros negros (UNO)

 

 

“Y después de levantarme y acercarme

 al baño, y echar el asco y las entrañas

 por las cañerías y tirar de la cadena se me ocurre

 que es agradable estar vivo y hacer la guerra

 y el amor y este poema, y que el mundo

 bien merece otra mirada”

 Roger Wolfe,

“Días perdidos en los transportes públicos”, 1992

 

 

 

 

Hay agujeros negros

por donde se nos va

a pedacitos la vida,

el desagüe del lavabo,

por ejemplo,

cada mañana recoge su cosecha;

mientras me miro

impasible y triste en el espejo;

los restos de mi cuerpo

en torbellino, no esperan a la muerte,

se van sin más

__ mansa corriente__

desandando el laberinto

por cañerías oscuras y remotas:

apenas sin descanso

veo caer la lluvia celular

en el lavabo,

la nieve sobre el hombro

anuncia atardeceres

y el pelo en el cepillo

se enreda todavía

y hay un claro más 

 en el bosque primitivo;

 

Mariano Ibeas

27/07/2006 19:50 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

CUADERNO DE VERANO...

VERANO (Y TRES)

 

__ en apariencia

 tú nos sobrevuelas__

comer, defecar,

tal vez aparearse

desarmando las paciencias

apenas sin respiro ( un suspiro)

para asimilar el mundo 

                  y sus trabajos

los olores,

los sabores,

los  colores

con mil ojos de metal

sorbiendo los humores a destajo

__ tan humanos

que atan a la tierra

a mis hermanos__

            Si a tu pesar

un manotazo,

un golpe del azar,

un golpe bajo

te siega de raíz,

a tu manera

no habrás viajado en vano,

efímera mosca fugaz,

¡mosca cojonera!

MARIANO IBEAS

25/07/2006 19:48 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

DEL CUADERNO DE VERANO...

VERANO (DOS)

cualquier lugar es bueno

 para aparearse y cagar

 y, en feliz aterrizaje,

 a tu medida recreas el paisaje

de la humana geografía:

aquí un valle, allá un lago,

dos fértiles colinas,

cadenas de montañas,

pobladas cordilleras blancas;

una cueva rosada, una caverna

oscura, un torrente, una llanura,

un volcán, una pradera…

tal vez no más

te  espera

para vivir tu esencia,

para volar sin tino,

de aquí para allá

sin rumbo ni destino:

(CONTINUARÁ)

MARIANO IBEAS

24/07/2006 19:49 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

SALUDA

 

SALUDA

          Un relato breve o un poema caben en el espacio de una cartulina, una tarjeta postal o un saluda, un “Saluda” de preferencia.

         Un saluda de 10 x 20 cm. aproximadamente es el mejor marcador de libros posible. Además de  su papel de anunciador de un sarao, la presentación de un libro, la conferencia de un crack de la economía o las finanzas,  la inauguración rumbosa de una bodega o una tienda de diseño, ofrece  toda una superficie en blanco.
         Asocia a la consistencia de la cartulina y al tacto del papel satinado la naturaleza y el tamaño del señalador de páginas perfecto para un libro, pero es también  el soporte ideal para el primer borrador o el embrión de un relato corto, o ¿por qué no?, un poema.
         Basta para ello con  que los discursos o las presentaciones inviten a escribir en lugar de escuchar, antes de que los camareros den paso a las bandejas de canapés o las copas de vino.
         Después de todo el discurso laudatorio del orador de turno no va a mejorar la calidad final del producto. 
         “El editor de las Editorial XXX le invita a la presentación del libro…”
         No queda más que darle la vuelta y escribir…
                   En vertical, un poema.

                   En horizontal, un relato.

 

Mariano Ibeas

DICCIONARIO

DICCIONARIO

          Creía estar enamorado,  pero no sabía cómo dar el paso siguiente; el mismo problema de siempre, la timidez, y la irresolución; sin embargo no habían faltado ocasiones; habían coincidido varios días en la playa en toallas próximas.

         Apenas la conocía, supo que era alemana, quedaban apenas quince días de playa, el plazo para el final del alquiler del apartamento y luego el regreso a casa, el instituto, los amigos…
         El amor adolescente no admitía esperas, pero no sabía por donde empezar. Se maldijo y maldijo el tiempo perdido con el francés y también dos cursos de inglés seguidos con desgana en la escuela de idiomas.
         Había que actuar, pronto y rápido; se fijó en el escaparate de una librería y un pequeño librito con tapas amarillas le llamó la atención: “Diccionario Universal Langenscheidt  Alemán- Español Español-Alemán” Una solución por pocos euros. Ahí estaba todo, todas las palabras necesarias; se lo llevó a la playa y empezó a hojearlo: “Frau =mujer, señora”, ”Fräulein =señorita”
Aquello parecía sencillo, se aplicó un poco más a la hora de la siesta, quiso esbozar una frase en español, para luego traducirla: “Hola,¿cómo te llamas?... yo me llamo … y soy de…”
Le parecía una estupidez, pero nada fácil. Lo intentó de nuevo.
Por la tarde volvió a la playa.
Creyó ver a la alemana en el chiringuito; sí, era ella y estaba muy ocupada con el camarero, un tipo moreno bastante desgarbado y larguirucho. Por encima del mostrador sus labios y sus manos habían entrado en  un diálogo laborioso sin mayores problemas… ni ayuda de diccionario.
Pensó en arrojar el Langenscheidt a la papelera o enterrarlo en la arena, lo más profundo posible.
Luego se lo pensó mejor, lo guardó en un bolsillo de la mochila, arrojó al suelo la toalla en un rebullo y se metió en el agua.

 Mariano Ibeas

 

DEDICATORIA

DEDICATORIA                              

          Yo no soy escritor, me ocupo simplemente en dedicar libros.

         Me ofrezco para dedicar libros.
         No quiero ser prologuista al uso, no, ni crítico o censor, o glosador, o escritor de reseñas para contraportadas o biografías de urgencia para colgar en las solapas de los libros en rústica.
         No, nada de eso.
         Solamente “dedicador de libros”, si se me permite la expresión; no creo que exista la profesión, al menos con ese nombre, ni que existan profesionales dignos de tal nombre, no. Incluso alguna editorial ha intentado vender los ejemplares ya previamente dedicados de puño y letra del autor. El sistema no ha funcionado.
         Los autores de libros, cuando los dedican, son unos chapuzas; no dan la talla, no están preparados ni técnica ni física, ni psicológicamente para semejante tarea. Se les ve cansados, desganados, torpes, poco creativos y en general, se repiten hasta la saciedad en sus dedicatorias.
         No hay más que observarlos en las presentaciones de libros y sobre todo en las casetas de las ferias del ramo. Nada que ver con un profesional.
         Yo soy un profesional y escribo dedicatorias.
         Me alquilo para dedicar libros en ferias, convenciones, presentaciones, centenarios, conmemoraciones o aniversarios de escritores vivos o difuntos… he perdido buenas ocasiones de trabajo en el pasado año de conmemoración del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote… no he podido llegar a todo.
         Sentado en un pequeño escritorio próximo a la caja registradora observo a los clientes y mi ojo clínico de “dedicador profesional de libros” estudia con detenimiento a cada cliente… Para cada lector, y para cada libro, con clama y sosiego, una dedicatoria diferente.
         Uso una pluma estilográfica de lujo y mi letra no desdice de la del mejor amanuense, mis dedicatorias son pequeñas joyas literarias, pensadas para cada libro y para cada lector.
         A veces me dicen que no me parezco nada al retrato que figura en la contraportada.
__ Es verdad, digo, yo no soy el autor, sólo un “dedicador de libros”, y me dedico en cuerpo y alma a los lectores.
        
Sonrío y firmo: “P.O.”  por orden, del autor, naturalmente.

 Mariano Ibeas

MARINA DE ORO

MARINA DE ORO

 
La costa avanza, avanza hacia el mar.
         Todas las predicciones de cambio climático se vieron confirmadas, las peores sospechas se han cumplido: los agoreros estaban equivocados.
         No ha subido el nivel de los mares tras el proceso de calentamiento del planeta, no o al menos no aquí.
         Aquí ocurre lo contrario. El mar queda cada vez más lejos; las casas, los apartamentos construidos en primera línea de playa  han quedado lejos.
         Pero vamos a empezar por el principio.
         Habían comprado el apartamento cinco años antes; "una buena inversión, primera línea de playa, jardines y piscinas comunes, spa y gimnasio, servicios de restaurante, lavandería… y un largo etcétera" según rezaban los folletos de la promotora.
         Al segundo año de ocupación en el verano ya observaron algo extraño: la arena húmeda quedaba cada vez más lejos.
         Se habló de un nuevo espigón, del vecino puerto deportivo, del cambio en las corrientes costeras, de las últimas tormentas que desplazaron montañas de arena.
         Al año siguiente ya tenían que recorrer un largo trecho, cargados con tumbonas y sombrillas, hasta llegar al borde del mar.
         Luego apareció una barra de arena y tras ella una especie  de laguna que cubrían las mareas vivas y finalmente se transformaba en una charca de aguas estancadas y malolientes.
         Desecaron la charca y construyeron en su lugar una segunda “primera línea de playa”, una nueva urbanización de apartamentos  y más allá, un nuevo paseo marítimo…
         Pero vamos a empezar por el principio.

 

 

Mariano Ibeas.

 

EL SUEÑO DE LA RAZÓN (Y TRES)

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El sueño de la razón...

«La fantasía abandonada de la razon, produce monstruos imposibles: unida con ella, es madre de las artes y origen de sus marabillas.»

Fco. de Goya

16/02/2006 18:58 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

EL SUEÑO DE LA RAZÓN (Y TRES)

EL SUEÑO DE LA RAZÓN  (  Y TRES)

          El portero había observado un momento el estudio y unas imágenes recurrentes le llegaba a la memoria de forma obsesiva “El sueño de la razón…” y los grabados de Goya, con aquellos murciélagos de ojos enormes… pero también había otra, ésta vez del Quijote y el episodio de “la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto”… restos de lucha, descomunal y desaforada contra los gigantes.

         El portero comenzaba a ver la luz... no era un crimen, ni mucho menos, y él, aunque sin estudios, no era un ignorante:
         Lo de la pintora era una obsesión, el fruto del amor al arte y decidió también que esta chica era especial; alguien, que luchaba de ese modo contra la materia, que buscaba de forma semejante, desesperada,  a vida o muerte, el brillo de una mirada “en un vértice agudo y penetrante”* no admitía medias verdades; los cuadros rajados, el óleo de color rojo por todas partes…, estaba todo muy claro. En el arte no cabían medias tintas: la destrucción o el amor…
         Volvió a echar una ojeada al estudio: al fondo, en un rincón, desde uno de los cuadros le pareció que alguien le lanzaba una mirada extraña e inquietante.

Mariano Ibeas

 Nota: *Cita de  Alonso Cordel “en un vértice agudo y penetrante”

EL SUEÑO DE LA RAZÓN (DOS)

EL SUEÑO DE LA RAZÓN  (DOS)


          Fue la señora que realiza algunas faenas en la casa quien la encontró,
de buena mañana, tendida en el suelo del estudio, en un revoltijo de muebles, cuadros desgarrados y sangrientos, manchas de rojo y sangre, mucha sangre… por eso la único que hizo fue gritar y salir despavorida al rellano de la escalera.
         El portero, que acudió de inmediato, observó más despacio: nada de sangre, sólo óleo, toda la gama de rojos posibles: rojo burdeos, bermellón o cinabrio, carmín,  almagre o almazarrón, manchas y churretones de rojo, pero ni rastro de sangre. Sin embargo no podía descartarse la violencia:  los cuadros rajados, los muebles, los pinceles rotos.
         Los enfermeros que la trasladaron al hospital tuvieron que emplearse a fondo; fue bastante laborioso reanimarla, acomodarla en el ascensor…  no podía descartarse nada de antemano.
         El portero se hacía cruces: ¿qué podía haber ocurrido la noche anterior.?
         Conocía a Pilar  desde hace años, había quemado, siguiendo sus órdenes,  muchos de los cuadros fallidos en la caldera de la calefacción… y ahora tenía remordimientos, aunque alguno se había salvado de la quema; envueltos en papeles de periódico recogían polvo en el cuarto del carbón.
         Las primeras pistas que daban los personajes de los propios cuadros se fueron descartando: un supuesto amante frustrado, un marchante, un crítico o  un cliente vengativos, la ambiciosa viuda de su hermano… aquello no tenía salida y había que buscar por otro lado.

  Mariano Ibeas

 

Nota: Por razones técnicas, (y para hacer rabiar un poco más) este relato que se prometía en dos partes, continúa, en una más.

El sueño de la razón (uno)

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Aquí... la protagonista y su autorretrato.

EL SUEÑO DE LA RAZÓN (UNO)

EL SUEÑO DE LA RAZÓN  (UNO)

                  A mi amiga PilarA, este relato en dos partes (sólo para  hacerla rabiar un poco)

         Mi amiga PilarA pinta unos cuadros enormes, una maravilla.

Empezó casi sin proponérselo con figuras de tamaño natural, de cuerpo entero o casi, desnudos,  torsos, más tarde bustos, luego retratos y finalmente ni eso… la anatomía se va recortando por parcelas, se va reduciendo, y al tiempo,  aumentan de tamaño las figuras: apenas un rostro, o la parte izquierda de preferencia, que emerge con fuerza del fondo oscuro del cuadro bebiéndose la luz…
        Últimamente ni siquiera eso, yo creo que sólo pinta ojos, un solo ojo, o más bien una mirada, lo demás es un pretexto.
        Un rostro de tamaño superior al natural que llena el cuadro, en el que la resultante es la mirada, no puede dejar a nadie indiferente; mira de frente e  interroga al espectador, tiembla en cada pupila, rompe el espacio como una flecha y se clava directo al corazón.
        Ahora sólo pinta; abandonó su trabajo de secretaria y se encierra horas y horas en su estudio; los cuadros llenan los armarios, las paredes, el estudio, los caballetes están ocupados siempre, hay lienzos por todas partes en todas las etapas posibles del  proceso de creación y sólo existe un solo tema, recurrente y obsesivo: el ojo y la mirada.
        Es como una obsesión que se convierte en una pesadilla; cuando, rendida de cansancio, consigue conciliar el sueño llegan los fantasmas, todo ojos y miradas en tropel, y le cercan como sombras, no consigue alejarlos, se despierta y vuelve de nuevo al estudio, a la tarea. (Continúa)

 Mariano Ibeas

EL BAÑO

 

         Siempre que me baño cierro con sumo cuidado el desagüe de la bañera, el tapón de goma encaja a la perfección y no se filtra ni una gota…
Por si acaso.
         Porque yo me duermo; me duermo en la bañera; el calorcillo del agua tibia, las sales de baño, el jabón, la luz oscilante de la vela de cera aromatizada en el rincón, la música suave, todo me relaja, y me duermo.
         Y también sueño…
         Ese día me desperté despavorido; soñaba que me diluía en el agua del baño, que mi cuerpo se tornaba flácido, luego gelatinoso, luego líquido y fluido y al fin, disuelto en agua, con un color sospechoso, me deslizaba suavemente con el agua jabonosa por el desagüe de la bañera.

Mariano Ibeas 

10/02/2006 12:40 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

LA FOTO

Siempre había deseado tener un caballo de cartón, uno más grande, tamaño natural a ser posible.

Sin embargo, el que me llegó por los Reyes de aquel año era menos que un cordero recien nacido, un caballo diminuto de juguete, subido en una plataforma sobre cuatro ruedas, ni siquiera un caballo balancín en el que columpiarse blandiendo la espada de madera.

Nada de eso; podía arrastrarlo de las riendas, pero, cabalgar sobre él, ni soñarlo, me estaba formalmente prohibido.

Hasta que llegamos al estudio del fotógrafo.

Mi prima Conchi se disfrazó de andaluza con traje de farales y peineta, yo de corto, y los dos, ella y yo, subimos en aquel enorme caballo de cartón con la ayuda de una escalerilla de tres peldaños. Era, según el fotógrafo, la viva estampa de la romería a la Virgen del Rocío.

Los dos miramos a la cámara, ella sonriente y yo feliz.

 

Mariano Ibeas

TELÉFONOS


Se llamaban a menudo por teléfono; era su manera de estar juntos; saludos, mensajes, avisos, llamadas perdidas, buzón de voz, citas... y luego, cuando coincidían de veras, todo se resolvía en un abrazo, un beso fugaz de vez en cuando, nula conversación...

Lo suyo era el teléfono, un verdadero presupuesto en facturas, y, cuando estaban juntos, apagaban los móviles y seguían en silencio.

Un día ocurrió.

De pronto sonó el móvil de ella en el bolso y luego el móvil de él, nervioso, en el bolsillo.

__ No puede ser, exclamaron al mismo tiempo.

Descolgaron y descubrieron con horror que los dos aparatos mantenían una conversación a sus espaldas; dos verdaderas conversaciones, como dos enamorados.

Mariano Ibeas

07/02/2006 20:12 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

MI LADO BUENO

 

        A partir de la caída de la bicicleta, no consigo dominar bien mi brazo izquierdo.

         No dije nada en casa, me pareció un golpe sin importancia, un moratón, una pequeña hinchazón apenas, y sin embargo, desde entonces, mi codo se resiente.

         Cada vez uso menos la mano izquierda, no me fío de ella, no tiene la fuerza que solía y , en cuanto a la precisión __ digamos psicomotricidad fina __, nunca ha sido una maravilla, porque soy diestro, siempre he confiado más en mi mano derecha; ahora, apenas si me ayuda; prefiero decir que me he vuelto "hiperdiestro".

         Duermo de lado, efectivamente, del lado derecho; es la única manera de levantarme de la cama de forma ágil y mínimamente digna.

           Últimamente camino con el brazo izquierdo pegado al cuerpo; temo no poder dominar a la perfección este lado de mi cuerpo y que alguien note de inmediato mi lado "manco" _ debería haber un término equivalente a "cojera" para esta deficiencia, no, no solamente manco, no, más bien "tuerto";  eso es, tuerto del brazo izquierdo.

            En resumen, que no consigo hacer mío mi otro "yo colateral" y tengo miedo de que con el pie izquierdo me suceda lo mismo; últimamente, al levantarme, noto la pierna izquierda como reticente, como si le costase ayudarme...

            Y ¿qué ocurrirá con el riñón izquierdo, el bazo, el páncreas, mi pulmón izquierdo, mi lado izquierdo del cerebro...?

            No, si acaso con mi hemisferio cerebral derecho...

             No quiero ni pensarlo... pero me he sorprendido mirando de reojo mi lado izquierdo en el espejo.

 

Mariano Ibeas

EL CUENTO NO TERMINA ASÍ

 

__ El cuento no termina así...

__ ¿En qué quedamos?

En realidad nadie sabía qué hacía allí esa planta.

La encontraron por casualidad; fue un trabajador, un albañil de los de la reforma del tercero. Se le cayó una herramienta al patio interior y quiso recuperarla. Para ello solicitó el permiso en la oficina, para descolgarse por la ventana del primero. La secretaria del despacho no puso inconveniente; su jefe, que no estaba en ese momento, tampoco hubiese puesto inconvenientes, aunque si lo veía algún vecino podrían tener problemas, ya habá suficientes problemas con los vecinos...

__ Pero el cuento no termina así.

__ ¿En qué quedamos?

El trabajador señalaba una planta, junto al deasagüe de la terraza.

__ Es una "Paneurophorbia caledónica" , dijo el trabajador; cualquiera sabe cómo ha llegado hasta aquí.

__ ¿Y qué es una "caledónica" de esas?

__ Una planta rarísima por estas latitudes. En mi país es más frecuente; en realidad se pueden encontrar por todas partes, pero es delicada fuera de su ambiente. Hay que regarla, protegerla un poco en verano para que no le dé mucho el sol y tiene unas flores preciosas.

__ ¿Y se puede tener en una maceta?, quedaría muy bien en el despacho.

__ Es muy delicada, no es fácil de transplantar, se moriría.

__ No se preocupe, yo me encargo de ello desde ahora.

__ ¿En qué quedamos?

Pero el cuento no termina así.

 

Mariano Ibeas

03/02/2006 12:32 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

HORMIGAS

 

En la acera un perro diminuto, inquieto y chillón, se afana tras el rastro oloroso de un colega, o también de su propio rastro, impreso dos veces al día, semana tras semana, al pie del mismo árbol o sobre el tronco miserable de los aligustres de la esquina.

El dueño tironea de la correa; está impaciente también, intenta marcar una y otra vez un número de teléfono en el móvil y al final hace una llamada perdida y luego cuelga.

El perro no hace cacas hoy, sin embargo la bolsa de plástico está dispuesta para recogerlas...

Un hilera de hormigas sigue en su faena, cada insecto no parece dudar demasiado para seguir la huella química de sus congéneres; en el ejército de hormigas el desfile es siempre en línea de a uno; cada una sigue a la anterior con decisión y firmeza, con obediencia ciega.

Debe ser difícil seguir un rastro entre tanta confusión de olores, debe ser difícil identificar a la perrita del vecino entre tanta confusión de rastros, es difícil localizar a alguien en el ejetreo de las comunicaciones inalámbricas.

El hombre piensa en regresar de inmediato, comprueba si en el buzón del portal hay algo nuevo; nada, cartas de los bancos. Sube al piso, acude presuroso al ordenador, al buzón del correo electrónico, por si hay algún mensaje de última hora; nada, "spam", correo basura, nada nuevo.

El hombre deja un mensaje en el contestador telefónico, coloca un "post-it" en la puerta de la nevera; no volverá para comer y que su mujer no se olvide de los niños, ni del perro para el paseo de la tarde.

El hombre cierra la puerta de golpe y se va; el perro gime tras la puerta; en el ascensor un rastro de perfume indefinido; no logra asociarlo con ninguna de sus vecinas; en la puerta un olor insistente a tabaco; ya en la calle un auténtico fumadero de tabaco en horario laboral y por el suelo un montón de colillas...

A la entrada del metro una hilera de personas sin rostro definido, sin rastro oloroso definido, todo común, todo de gris, todo mezclado, inidentificable e irreconocible... siempre huele igual en los pasillos del metro.

Alguna ventaja tienen que tener las hormigas.

 

Mariano Ibeas

02/02/2006 20:20 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

MOSCAS

 

           Han desaparecido; poco a poco han ido extinguiéndose como tantas otras especies conocidas o familiares, han caído como moscas, y nunca mejor dicho. Algunos hablan de cambio climático, otros de mutaciones, otros de cambios de comportamiento y de hábitos...

          Estábamos cansados de verlas posadas sobre sus cuatro patitas posteriores, frotándose los brazos y antebrazos, haciéndo el aseo o la higiene de sus grandes ojos compuestos con sus patas anteriores, frotándose con satisfacción las alas membranosas, volando, apareándose o succionado con su trompa carnosa las más variadas porquerías; nuestras moscas familiares, un paisaje de costumbre, han ido desapareciendo de forma alarmante, sobre todo en las ciudades.

          Han acompañado nuestros momentos de ensoñación, nuestras observaciones de "ciencias naturales" de "conocimiento del medio" de "bilogía aplicada" han servido para la experimentación con métodos de tortura refinados, en fin, nos acompañaron toda nuestra vida.

          Una cadena alimentaria aséptica y cerrada con rigurosa trazabildad en los alimentos orgánicos, desechos y basuras cada vez más escasos, siempre controlados y reciclados, unos insecticidas cada vez más comunes, letales y sofisticados han debido impedir a las sucesivas generaciones de moscas  volar, aparearse, alimentarse, poner sus huevos, reproducirse ...

           Han muerto y alguien decidió que el proceso no debía hacerse irreversible.

           Sólo en algún recinto remoto de la ciudad siguen, como una reserva biológica o un parque temático, algunos ejemplares supervivientes de la especie, testigos efímeros de los viejos tiempos... cuando todavía había moscas.

           En un viejo café, cerca del puerto, vimos algunas volar, osarse luego cerca de las tazas y sorber golosas con su trompa restos de azúcar o líquido derramado...

          Alguien, de repente recuperó los viejos gestos también; dobló el periódico y de un papirotazo, ¡zas!   cortó en seco el recorrido vital del insecto.

         El cadáver no yacía como siempre, panza arriba, con las seis patitas juntas y cruzadas sobre el torax...,  no, esta vez no. De su cadáver no sale ningún fluído, no hay aplastamiento del abdomen, nada; si acaso, y una vez observados con detenimiento, algo parecido a unos chips en miniatura y unas piezas de ferrita.

 

Mariano Ibeas

´SUEÑOS... O NO TANTO II

 

            Estaba leyendo un libro. El ruido y el bullicio a mi alrededor se iban disipando poco a poco, como entre las brumas del sopor que precede al sueño, pero seguía concentrado en la lectura.

            Anocheció y, por un momento, me pareció que los edificios se iban haciendo más escasos; yo seguía enfrascado en la lectura. Se fueron bajando pasajeros en las distintas paradas y en un momento dado me pareció que se producía un silencio sospechoso. No había problema, la mía era la última parada.

            El autobus dió un giro casi en redondo, recorrió un tramo recto, hizo alguna maniobra hacia delante y hacia atrás y se paró finalmente.

Me puse de pie; alrededor, dentro y fuera, nadie.

¿Y el conductor?

Me acerqué a la cabina. Nadie.

Un centenar de autobuses aparcados, alineados de forma rigurosa, semejantes a éste... y éste cerrado a cal y canto.

"Salida de socorro", "Puerta de emergencia", "En caso de accidente..."

Pulsé todos los botones, observé el martillito colgado junto a la salida, creo que grité... y nada.

Acurrucado en un rincón esperé el nuevo día.

 

Mariano Ibeas

31/01/2006 11:49 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

CITANDO A: MAX AUB

 

"El arte son ganas de verse, de verse venir, un laberinto de espejos. Ver y ser visto. Lo peor que le pueden decir a un artista es: "si te he visto, no me acuerdo". Esa es la cuestión, parir algo que no se mueva, parir muerte. que el movimiento sólo es de Dios".

 

De Max Aub: "El laberinto mágico. Campo cerrado" Ed Alfaguara

27/01/2006 13:29 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

SUEÑOS... O NO TANTO

 

Soñé que me perdía en un laberinto y daba tantas vueltas, dudaba tanto en cada cruce de caminos... que al final me encontré cara a cara enfrente de mí mismo...

Y no me reconocía.

Mariano Ibeas

 

 

27/01/2006 13:25 MARIANO IBEAS #. LA CUEVA DE CACO No hay comentarios. Comentar.

PENÉLOPE

 

Cuando se quedó viuda...

Se prometió que no volvería a salir de casa..., tantos años trabajando, de casa a la oficina, cuidando de los hijos, del marido, de sí misma...

Se dio cuenta de que apenas se había ocupado de sí misma, de sus aficiones o pasatiempos...

¿tenía alguno?... ¡menuda faena los pasatiempos! Ropa, plancha, limpieza, ropa, comida, fregar, poner y recoger el lavavajillas... ¡menuda faena!

Era joven todavía, se dijo.

Se propuso no hacer nada. Lo tenía prometido: nada.

Ni siquiera ver la televisión y los culebrones, ni leer un libro o escuchar música, nada, absolutamente nada.

Hasta que descubrió el encaje, el encaje de bolillos.

Colocaba el mundillo contra el respaldo de una silla de enea y ahí le daban todas las horas del día, hasta que le dolían las manos. Cubrió los muebles de labores primorosas, los cabeceros, los brazos del sofá, las mesitas de noche, el aparador, la cómoda... hizo una serie de  juegos de bautizo, de comunión, de confirmación, ligas de boda para regalar a las novias, a las vecinas, para sus hermanas, sus sobrinas...

Participó tambien en una docena de concentraciones, en fiestas patronales, en días de exaltación de la artesanía y las tradiciones populares; recibió felicitaciones, expuso en la casa de cultura, enseñó en el hogar del pensionista, __ con poco éxito, es verdad, que las señoras no estaban muy por la labor __ y éstas fueron sus únicas salidas...

El resto del tiempo seguía encerrada en su casa... hasta que llegaron las vecinas. Aquellas reuniones de sutiles tejedoras de espumas fue creciendo y creciendo. Por la mañana, apenas los niños entraban en la escuela, se dejaban caer por la casa cuatro o cinco amas de casa ociosas, tomaban café, apuntaban algunas ideas, copiaban al calco un modelo de encaje, y volvían por la tarde a la faena. A las cinco se tomaban el té, charlaban y charlaban y el grupo crecía tanto que ocupaba el salón, dos dormitorios y a veces el pasillo... alguien propuso entonces montar un taller y trabajar en serio o en serie, comprar juntas el hilo, vender a los turistas...

Y el entrtenimiento pasó aser su forma de vida... hasta que se transformó en un trabajo y en una dura faena... empezó a tener problemas en las manos, muchas preocupaciones... algunas de sus socias la abndonaron poco a poco y un día se dijo:

__ ¡Menuda Odisea!

Cerró de golpe las persianas, dió un portazo y ya no volvió más.

Algunas dicen que la vieron por ahí... acompañada, pero casi nadie lo cree; serán como siempre,

habladurías.

 

Mariano Ibeas

 

EL DINOSAURIO SEGUÍA ALLÍ (Recordando a Monterroso)

 

Cuando se quedó viuda, tomó de inmediato algunas decisiones; lo primero que dispuso fue la venta del todo-terreno, luego la moto,la cortadora de césped, el equipo de esquí, los palos de golf... buscó alguien que se ocupase de sacar el perro de paseo dos veces al día; canceló varios eventos y compromisos sociales pendientes, anuló la Visa Oro...

Y se compró un coche descapotable, un hermoso automóvil rojo brillante de dos plazas, un sueño de toda la vida, que le entregaron llave en mano a la puerta de su casa,

Se arregló un poco, tomó las llaves dispuesta a ponerlo en marcha... y cuando salió,... su marido seguía allí, al volante, como siempre.

 

Mariano  Ibeas



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