DE SAL...

DE SAL
Dedicado a la tertulia...
50
me cercan por doquier
y estrechan mi cintura,
tus manos son la cárcel:
y yo,
con el temblor del pájaro,
vuelo libre
entre tus dedos.
Mariano Ibeas
DE SAL
Dedicado a la tertulia...
50
me cercan por doquier
y estrechan mi cintura,
tus manos son la cárcel:
y yo,
con el temblor del pájaro,
vuelo libre
entre tus dedos.
Mariano Ibeas
52
en el tiempo
reposan las palabras;
revuelta en torbellino
la memoria queda
en fúnebres cenizas;
vuelve el rostro
a la verdad entera
y sus sombra
me revela la mentira:
no nacer,
no vivir,
no ser,
y habiendo sido
tan solo lo soñado,
el tormento de amanecer cautivo.
“En el tiempo reposan las palabras;
la poesía necesita honestidad y calma”
Mariano Ibeas
51
a voz en grito
fue taladrando las sombras
hasta despertar la luz
luz azul
en los senderos
fue un sordo dolor primero
quedo y suave
agazapado en las entrañas
y pudo silenciarlo
a golpe de caricias
hoy ya no,
a dentelladas
se le fue la vida.
Mariano Ibeas
50
me cercan por doquier
y estrechan mi cintura,
tus manos son la cárcel:
y yo,
con el temblor del pájaro,
vuelo libre
entre tus dedos.
Mariano Ibeas
48
no limpian las sombras
el torrente de luz de las estrellas,
no siembras en el aire
el caudal sin fin de las palabras;
en algún lugar
el eco
te devuelve duplicados los silencios
eterna como el agua fluye
con el flujo y reflujo del mar
en las orillas
la canción eterna:
deja reposar el tiempo en las arenas
rompe el círculo
de niebla de tus miedos,
abre los ojos
y deja entrar el universo.
Mariano Ibeas
47
estos que veis aquí
calcinados huesos
son los restos de mi cuerpo
__ poco queda __
nacieron para sostener en vida
la carpintería frágil
de mi ser erecto,
se rodearon de músculos
ávidos de acción
y de reposo luego
y ya no son
cobijo de nada;
quise una vez enterrarlos
bajo la piedra dura
reclinados
al salir del sol
en las mañanas
mas no hubo tiempo:
los dispersó la lluvia, el viento
y las cenizas de otros huesos
innombrables
no esperan siquiera la resurrección
un día:
no admiten ni coyundas,
ni composturas,
ni componendas
__ poco espíritu __
son materia, escasa, insuficiente
de poco podrán servir,
tal vez un poquito más de cal
para esta ácida tierra.
Mariano Ibeas
46
“La tumba es todavía un sexo de mujer
que atrae al hombre”
César Vallejo
aguda fue la hoz
y la guadaña
que segó como la noche
las luces de la tarde;
aguda fue la voz
__ a voz en grito__
que rasgó las sombras
y se fue alejando
lentamente
fundida con la nada
aguda fue la luz
de madrugada
que cercenó el hilo tenue
de su vida...
y me vuelve siempre
aguda con la noche
arropada en sombras
el eco de su voz
desesperada...
Mariano Ibeas
45
en un cerco de plata
se tiende la moneda
sobre el césped
una cara
y una cruz a sus espaldas;
retozan sin prisa
los amantes,
no hay aristas:
rueda el tiempo
disuelto en calderilla
en los instantes
la eternidad se adensa:
punto
y aparte.
Mariano Ibeas
43
y dime
si es verdad
que la surcó el tiempo
o fue sólo la lluvia de los días
y el arrastrar del viento
en los postigos
y todo en su final
como un mal sueño
dime si queda aún
el temblor de las caricias
en sus dedos
si los ojos están secos
de tanto llorar
un tiempo
dime si no dibujan sus labios
las sonrisas
ni peinan ni acarician ya
torpemente
sus cabellos
dime si es verdad
pues así fue un tiempo.
Mariano Ibeas
42
anuda el hilo
tenue de los días
y mientras la aguja terne del reloj
devana su madeja de minutos
tal vez se queja
y el toque de las horas
lentamente despereza,
levanta al aire
orgulloso la cabeza
y en ávida voz
la voz antigua
devuelve su ración
de sombra a las sombras
y recoge
cruel devanadera
que en vano se devana
la sesera
intenta, entiende y sin cesar
desvela
el universo – alondra
enamorado del espejo
que en narcisos bebe
el agua breve
de la luz que besa
un momento de luz
para entrever la gloria.
Mariano Ibeas
III se fundió en el aire y suenan cada tarde los violines entre los brazos arbolados del jardín o se calma suave contra el muro – enredadera o refresca en sombras en alas de abanico y vaivén de mecedoras... Mariano Ibeas
DE SAL II
IIse fundió en la luz
y se durmió
en el aire de los sueños
de azúcar y algodón
y fue profunda
la soledad tan queda
velaron los párpados la cárcel
de sus ojos
y los labios el manantial
de su boca dulce
enamorada...
Mariano Ibeas
I
se fundió en el agua
y desapareció
bajo la piel del río
y no se acaba
la corriente de su cuerpo
y no terminan
ni el fluir de sus caricias
ni su risa de agua
o su mirada...
Mariano Ibeas
A Montse Grao (Desde el silencio)
... de Paco Peco:
38
porque hieren
porque matan
porque ordenan matar...
por eso duelen tanto
las palabras porque son armas
cargadas de pasado
y a veces sin futuro
porque pudiendo salvar
no salvan
las palabras no salvan de la muerte
por eso mueren también
con nosotros
las palabras por eso duelen tanto
y pugnan por salir
de dentro
cargadas de semillas
tiemblan en el aire
y se dispersan
como vilanos leves las palabras
por eso mueren a veces
antes de nacer...
algunas florecen en silencio
en primavera,
en silencio florecen las palabras.
De Mariano Ibeas
y también para Inma y Miguel Ángel Marín, que el jueves presenta su libro.
35
en el filo de la hoja
en la hoja del cuchillo
__ ni haz ni envés __
la afilada esquina del tiempo
el ángulo
el gozne
la bisagra
el punto cardinal
la raíz del nacimiento
el núcleo cenital
el nadir
el giro sin remedio
el canto en la doblez
el pliegue primigenio
el ya no hay más
y sin retorno
el tacto en el azogue
al fondo del espejo
parteaguas primordial
en la distancia
entre el cero y el infinito
¿dónde estás
ciego ratón de laberinto?
y descubres con horror
el fondo de ti mismo.
Mariano Ibeas
Hay versos II
hay versos que se esconden
en el roce del aire,
que peinan las ramas
de los árboles
en el temblor de la hojas
y la curva tensa
de los juncos en la orilla
y que suenan como música
en la caña de alcacer
al oído del poeta
hay versos que no nacen,
que mueren sin nacer
tributo de la nada;
no fue dado al tiempo ni a la historia
recorrer el torpe pentagrama
de los signos:
su efímera concepción,
su inexistencia misma
justifican el oficio de poeta,
el tributo vano de la gloria.
Mariano Ibeas
35
Hay versos I
hay versos que se escriben sobre la carne misma
... otros vuelan libres
como el polvo en el aire
y esperan las lluvias
para hacerse barro,
y esperan el soplo del espíritu
para hacerse carne,
carne y sangre de poema
hay versos que se escriben
sobre la piel del agua
y vuelven mansamente
en el regazo de la playa
su lento desgranar
en las arenas,
hay versos que derrama
a manos llenas
la generosidad del mar.
Mariano Ibeas
32
debajo de la luz
se alzan los muertos
no ya perdidos
huidos,
rendidos
al reino de las sombras;
te llaman desde dentro
__veo que se acercan
como cada año y me traen
flores de plástico__
en el fondo del fondo
mi calavera rueda:
hay que hacer sitio,
__ “reducción” la llaman
en el cementerio a esta figura __
y veo la luz de nuevo
un rectángulo sucio de azul
en el crepúsculo
y mis cuencas vacías se beben
el paisaje
de cabezas curiosas que miran
desde arriba:
__ “esperadnos mucho tiempo” __
murmuran con respeto,
e insisten en que descanse en paz
y tengo que hacer sitio
en el mismo hueco
__ compañero del alma, compañero __
hízose la luz
y se resolvió en polvo.
Mariano Ibeas
31
y ya no estás
no me habitas entre sueños
ni te siento cerca
en la costumbre inhabitada
y el calor del lecho,
oigo correr el agua de la ducha
y me despierto
y te imagino
__ no te veo__
no te toco ni te siento
me llega el ruido de los platos
y el olor del café
recién hecho en la cocina;
ya no estás
sólo entre sueños te contemplo
a veces, como entonces
y despierto de repente
con el ruido de la puerta...
ya no estás.
No sé si has estado alguna vez
o siempre has sido un sueño.
Mariano Ibeas
Las pequeñas elegías
III
te cegaron la puerta, tapiaron las ventanas,
el cura y el barbero
se dieron mucha prisa en quemarte
los libros y las naves
y ya no pudiste regresar;
te hiciste náufrago, huérfano, caminante
y pordiosero
desvalido...
nada valía ya para el regreso,
desnortado y ciego te hundiste en el refugio
de los convencionalismos;
te dejaste crecer:
creció por dentro
y por fuera tu piel de niño.
Mariano Ibeas