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ÁNGEL... PARA SIEMPRE...

ÁNGEL PARA SIEMPRE...
Ángel, para siempre...
abre las alas
en último vuelo
a la eternidad.
Dedicado a Angel Fajó, SIDER, que nos dejó un día de mayo...
REGALOS DE NAVIDAD... 5

Una invitación de boda para celebrar el próximo año...
MANUEL VICENT

MANUEL VICENT
"Cacería"
En el museo de Jorge Oteiza, en Alzuza, se exhiben varias de sus cajas metafísicas, unas esculturas que están entre el cubismo, el constructivismo y la abstracción. Una de ellas es un homenaje a la Anunciación de Leonardo da Vinci: dos paralelepípedos de acero crean un claroscuro en su interior, que es el espacio negativo, según Oteiza. El museo estaba desierto aquella mañana. Después de una detenida observación descubrí que desde el ángulo de una de aquellas cajas metafísicas, precisamente la dedicada a Leonardo, se elevaba un hilo casi imperceptible, que después de cruzar verticalmente toda la sala, quedaba prendido de uno de los focos de luz cenital en el techo. Puesto que me encontraba en un museo de escultura, sin abandonar la emoción estética, podía considerar que aquel hilo tan sutil era una obra maestra de arte mínimal, incluso el último estadio espiritual antes de alcanzar el vacío, pero en realidad se trataba de una simple telaraña, una creación elaborada con la baba de este arácnido para cazar insectos, un arte para matar. La araña permanecía en estado de alerta en un extremo de su obra y era casi milagrosa la velocidad con que se deslizaba por aquel hilo de luz y la precisión matemática con que se abatía contra cualquier insecto que había caído en la trampa. Por un momento tuve la tentación de admitir que era más artista la araña que el propio Oteiza. Una caja metafísica era un trabajo muy rudimentario frente a la sutileza con que aquel hilo de baba luminosa creaba un espacio zen a su alrededor. La caja metafísica no tenía ninguna finalidad; en cambio la telaraña estaba al servicio de la vida y de la muerte. Dejé de lado estas disquisiciones, absorto en la contemplación de una acción mucho más fascinante, que era la propia cacería. La araña no solía fallar. Su instinto de supervivencia dejaba atrás toda clase de belleza. En esto, un mosquito diminuto quedó prendido en la trampa y desde la luz cenital la araña se precipitó en su captura, pero antes de ser atrapado, el mosquito logró zafarse y buscó refugio en el interior de la caja metafísica dedicada a Leonardo. La araña se quedó confusa y desarmada ante aquel espacio negativo. Pensé que el arte o la metafísica servían para algo si acababan de salvar la vida de un mosquito.
http://www.elpais.com/articulo/ultima/Caceria/elpepiult/20111211elpepiult_1/Tes
DE LUZ

Y... FINAL
37
he cerrado los ojos,
he cerrado las manos,
he cerrado el corazón
y he encerrado en mí mismo
toda la luz
que alumbra tu mirada:
te tengo conmigo
y me basta
para despertar.
Mariano Ibeas
DE LUZ...

Y final...
Dedicado a todos los que viven con nostalgia
el final de la EXPO Zaragoza 2008
36
nunca te dejará solo;
el silencio te acompaña,
es tu luz
tu piel
tu compañero,
el envés de tu voz
el eco
el hueco de tu cuerpo:
cuando tú te calles
gritará el silencio
y en tensas cuerdas de conciencia
vibrará densa
su música callada
no apagarás su luz
no olvidarás su acento
su curso enfebrecido te sigue
como un río,
en torno a tu cintura
se ciñe en cinturón,
en soga y en dogal al cuello
te sobrevivirá
después de muerto.
Mariano Ibeas
DE LUZ

35
volverán tras de ti
con todos sus colores
las hojas del otoño:
nada se pierde,
todo regresa de nuevo;
con la gloria del ocaso
se encienden las tinieblas
y regresan de nuevo
_ otra vez _
en esplendor de primavera,
las hojas tiernas.
Devuelven el oro a la tierra
trasmutado el mineral surgente,
de polvo, tierra y cieno,
en vida.
La tierra es generosa
y nos regala
el árbol en flor,
la flor en polen,
el insecto en vuelo,
sólo el hombre encierra
la mezquindad en su cerebro
y paga con odio
_ es su moneda _
siembra odio y la cosecha
surge de la tierra en vaharadas
de dolor y llanto
_ mala cosecha _
sólo el hombre cultiva la muerte
a manos llenas
en los surcos de la tierra,
y la tierra le devuelve,
generosa,
a manos llenas
los frutos de la vida.
Mariano Ibeas
DE LUZ

34
sólo la soledad
del que se va
iguala
la soledad del que se queda;
no parte el tren,
parte el corazón;
se siente desgarrar despacio
los pliegues de la carne
y no chirrían
las ruedas sobre el hierro;
sobre las lágrimas caídas
funde el polvo
el latido atronador del eco
Mariano Ibeas
DE LUZ

33
Dedicado a los fieles de la
"Tertulia del Van Gogh"
voy a la luz
por las sombras
cegado por tu mirada:
Orfeo no sabe volver,
erró el camino
y no supo rescatar
de entre las sombras, los ecos,
la música de tu voz
que le llama desde lejos...
desde entonces vaga
orillas del Leteo,
buscando entre las sombras,
sordo y ciego.
Mariano Ibeas
DE LUZ

31
inunda de luz
el hueco
en el vacío
de tu hosca soledad,
vuelca las sombras
en el pozo sin fin
de los fracasos,
duerme en paz
_ si puedes –
mientras estalla
la luz bajo tus párpados,
riza el rizo
de caracol-nautilus
y estalla hacia dentro:
no podrás nunca
esconderte
de ti mismo.
Mariano Ibeas
DE LUZ

30
lunes de Pascua,
resurrección:
sólo la muerte es más larga
que la vida
y los muertos que mueren
d e f i n i t i v a m e n t e
sólo resucitan una vez.
Responde a mi pregunta;
¿La vida, después de la vida,
merece vivirla otra vez?
Mariano Ibeas
DE LUZ

28
que nadie me detenga,
ebrio de mí,
perdido en el vacío
golpeo con los puños
los límite estrechos
del cuerpo de ataúd
que me habita por dentro
soy muerto vivo:
he recibido
como todos los vivos
el don
de la ebriedad:
_(en palabras de Claudio
Rodríguez) _
cada día me emborracho
de mí mismo
y me duermo en los rincones
estrechos de la existencia,
me basta un abrigo
del cierzo,
unos cartones,
un reparo
contra las lluvias de palabras
y las miradas
que me taladran
con desprecio:
no quiero dormir
por miedo a despertar
y encuentro cada día
desgarrada
entre las zarzas
la vieja piel de culebra
que me cubrió un tiempo.
Mariano Ibeas
DE LUZ

27
(Borrador)
como gotas de sangre
sobre la nieve
como rosa blanca
sobre el zarzal
como bocado de espina
traicionando la piel
como amapola
sobre el trigal
como atardecer de lacre
que sella el horizonte
como piedra
en el agua
como gota de leche
en seno breve
como el rubor íntimo
de la novia
como la rosa roja
virginal
como la tinta fresca
como la lágrima,
como el puñal
como la herida
como el algodón
de los álamos
sobre el río
como agua sobre el carbón
ardiente
como ceniza
sobre la brasa
como la espuma
como la llama
como el dolor
tendido en la conciencia
como la niebla
como el sabor
de nata y fresa
como los labios
tu boca sobre su boca
como recién nacido
sobre las sábanas
como el amor
como la semilla
sobre el surco
como el amigo
como la muerte
y su sudario
como vino derramado
ofrenda de los dioses
“nieva sobre el rubí”*
*Último verso:
Ángel Guinda, Del libro"Toda la luz del mundo" .
DE LUZ

26
Te acercas por la tarde
apacentando sombras
y ocupas mis silencios
como niebla sobre el valle;
me cubres con tu cuerpo
y sellando mi boca
al candado de tus besos
me abismo en el vacío,
me llenas
desde dentro
tú me acoges en el cuenco
de leche de tus senos
en el remanso firme
de tus muslos
entreabiertos...
tus olas son mi playa
y el rumor del viento
se entretiene
enredando tus cabellos,
mis dedos ya despiertos
encienden en tu piel
el fuego de deseos.
Mariano Ibeas
DE LUZ

25
Territorio tu piel:
mi geografía física
y humana
tu ausencia se dibuja
en oquedades:
el sillón, la almohada, el libro abierto
los zapatos...
desciende en humedades los valles
las colinas
el agua de la ducha, el albornoz,
el secador,
asciende el vaho enredado en los
cabellos, colonia, acondicionador,
desodorante,
profundidad del perfume fresco y suave
el álgido trepar por los senderos
hasta el suave atardecer de la ensenada
gira la llave,
el eco de tus pasos
tan solo te alejan para volver,
y puedo dibujarte
lentamente en el blanco en la pared
recuerdo,
y es casi un sueño,
el torpe explorar de las caricias:
me queda estremecido
un temblor en la yema de los dedos
y un calor encerrado en el eco de tus pasos
al fondo, en el pasillo
adivino tu silueta y una sombra en el espejo;
haz que te sienta cerca
quiero regresar a tu cintura,
a los pétalos abiertos de tus brazos,
a tus labios mojados y tibios
por el tiempo y la fruta de los besos,
al hueco protector de mis deseos,
al pausado desgranar
de los silencios,
a las palabras quedas,
al fluir eterno
de tus ríos
a la luz de tu piel
_ la vida al fin,
al fin la vida _
al alba de tu luz
estremecida.
Mariano Ibeas
DE LUZ

24
grita el vencejo
mientras traza
en torno de la torre
su tela sutil cual las arañas
que atraparán mis sueños
tiembla en el aire
el último perfume
que no borrará las sombras
ni el perfil de los cerezos
cruza el umbral
de lacre derretido
del horizonte el sol:
un homenaje a la luz
que deposita en polvo
tras los visillos
los últimos
suspiros de la tarde.
Mariano Ibeas
DE LUZ...

23
he salido para labrar
el campo yermo,
he esperado con paciencia
las lluvias
_ hay tempero_
el primer surco de hoy,
la besana,
será recta y limpia,
lo prometo
y mantendré firme
la mano en la mancera
el arado abre la herida,
seminal del primer surco,
enciende la promesa
perdida en los baldíos
en tierras de pan llevar
ahítos de sequía
que mueren y esperan,
espera la semilla
la bendición del agua
y nace envuelta en esperanza
de espiga cereal
de canto y caudal
de agua en las aceñas
de harina candeal
pura y mohina
muñida con amor
cocida,
hecha pan
pura promesa:
“el primer surco de hoy
será tu cuerpo”
Mariano Ibeas
DE LUZ

22
a Manuel Carrión, in praesentia
El primer surco de hoy, será mi cuerpo
Claudio Rodríguez
compañero del alma,
compañero
que me acompañas
desde siempre,
_ desde el comienzo,
antes de nacerme, creo _
mi cáscara, mi voz, mi máscara
mi “prosopon”, mi entraña
mi cárcel en que me encierro,
fiel, siempre fiel,
hasta la muerte... espero.
desde lo vivo vivido,
próximo, extraño, expósito:
un traje a la medida
urdido sin cesar
en lenta y afanosa espera
de Penélope,
ajustado al día a día
mi perro fiel, mi fiel porquero
que me reconoce a mi llegada
en el mar de Ítaca...
me he hecho a su calor,
su olor, su tacto
su pesadez cansada,
su porte vertical
su duda ante el espejo,
y su dolor a veces,
me lleva y me trae
cuantas veces solicito,
le llamo a la tarea
y se me queda dormido
y sueña con crecer despacio
o de despierta sin mí
lejos de mí, enajenado...
noto que me tira la piel,
que encogen las costuras
que se retuerce con temor
que responde con odio
y se me niega:
sufre y siente,
goza y disfruta
y no me da tregua ni respiro,
mi otro yo
compañero, mi sombra viva,
vivo entero,
alter ego, mi cuerpo
compañero.
Mariano Ibeas
DE LUZ 21

21
"No imites la ceguera del río que no conoce pausa".
Clara Janés
corro y la vida me persigue
¿ o es tal vez la muerte?
no puedo desatarme:
como en sueños
caigo vertiginoso
en lo hondo sin final
del tiempo,
en un túnel de luz
__ yo envuelto en sombras__
para cerrar de golpe
la puerta de los miedos
medito al despertar:
no ser,
no vivir,
no haber sido...
y encierro en un puño
mis deseos:
ser sólo un árbol
al borde del camino,
vigilar las sombras
atrapando la luz
a ramas llenas,
beber ávido
en las raíces
el agua de nieve
generosa del invierno,
acumular paciente
bajo la piel de la corteza
la crónica veloz
de las sequías,
las heridas del rayo,
los desgarros del viento,
y ofertar exuberante
tal vez
algunas flores o frutos,
o semillas,
la leña del hogar...
poder soñar alguna vez
al borde del camino...
en palabras de Rubén:
“dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y más la piedra estéril
porque ésta ya no siente..."
Mariano Ibeas
DE LUZ 20 ( y IV)

(IV)
¿pudo por fin,
el poeta,
apartar de su camino
o alejar un tanto así
los pasos de la muerte?
se quedó en blanco
no encuentra respuestas
y las últimas preguntas
se repiten como un eco
y sigue buscando
en los rastros de tinta
en el papel
en el torpe vuelo de los dedos al teclado
_ la nueva bola de cristal _
las últimas respuestas...
y a veces sólo le queda
como último recurso
un espacio de papel
en blanco.
Mariano Ibeas
DE LUZ 20 ( III )

(III)
(Segunda versión)
el poeta
no sabe, no contesta,
no tiene recetas:
ni para el amor
remedio de enamorados
ni para la muerte
consuelo de los vivos
ni para el dolor
lenitivos
ni para el tiempo que pasa
palabras inmortales
no resultó perito en lunas,
experto en amaneceres,
técnico en colores del ocaso,
contador de nubes o de rayos,
escrutador de lluvias
o de sombras,
práctico en sentimientos
cobrador de emociones
remediador de soledades...
Mariano Ibeas
DE LUZ 20 (II)

(II)
¿libraron del fuego
y las cenizas
a tanto caballero,
libraron damas
o rosas
de los estragos del tiempo?
¿pudo por fin,
el poeta,
apartar de su camino
o alejar un tanto así
los pasos de la muerte?
se quedó en blanco
no encuentra respuestas
y las últimas preguntas
se repiten como un eco
y sigue buscando...
a veces sólo le queda,
como último recurso,
un espacio de papel
en blanco.
Mariano Ibeas
DE LUZ 20 ( I )

20
¿Venderé mis palabras hoy que carezco de
utilidad, de ingresos, hoy que nadie me fía?
Claudio Rodríguez
(I)
el poeta gasta mucho papel,
demasiado espacio
en blanco,
demasiado fluir
de la materia gris
para tan parcos
resultados...
¿fue útil tal vez
alguna vez
a la república?
¿remedió la escasez
o convocó a las nubes
en tiempos de sequía?
su canto al sol
¿les fue propicio
a las últimas cosechas?
¿ o sus tristes quejas
_ Salicio juntamente y Nemoroso _
abrieron peñas,
trazaron los senderos?
¿ y, si convocó a la mar
o al viento,
las tormentas y
el barco frágil
arribó a su puerto
sano y salvo?
Mariano Ibeas
DE LUZ 19

19
El tiempo es como el mar.
Nos va gastando hasta que somos transparentes. Ángel Valente
Lo profundo es la piel
lo más profundo es la piel
y surge desde dentro
crece imparable hacia fuera
y de derrama
con la generosidad del viento...
surge de la piedra
y del tuétano del hueso
y sus arenas
lo devoran todo
el ser, al eternidad, el tiempo...
con la generosidad del fuego
nos quema
desde dentro
nos hace volcán,
marea,
torbellino,
cierzo
y tormentas de polvo
arenas y cenizas
fundidas en la nada
extendidas en la piel
de nuevo.
Mariano Ibeas
DE LUZ 18 (II)

(II)
diálogos de la piel,
teatro de sombras,
volúmenes, cóncavos escenarios
aristas, cumbres y vaguadas
profundos pliegues,
surcos entre surcos
surcados por la vida
recorro los capítulos
uno tras otros
de la aprendida historia
tan nueva y tan antigua
_ buena para olvidar _
que emerge del polvo de los siglos
y cuento las escenas
ya vividas
las vidas superpuestas
que forman la hojarasca
profunda de la tierra...
¿otros leyeron antes
el libro de tu piel?
¿y cómo lo entendieron?
¿buscaron también entre tus hojas
las últimas respuestas?
¿ siguen recordando tu piel
en la yema de sus dedos?
¡¡ qué torpes mis dedos
entre las líneas de tu piel !
Mariano Ibeas
DE LUZ 18

18
( I )
recorro con mis dedos torpes
el mapa irregular de tus deseos
y son mis ojos la piel,
mis dedos la serpiente,
reptan acechantes
_ acompañan el calor
y el color de otra piel_
mis dedos – balbuceos
desconocen el lenguaje
y la clave – sésamo
que abre los senderos,
las puertas, las ventanas,
las cuevas escondidas
los puertos
de partida y de arribada
los rincones de sombra
y de reposo
la paz de la ensenada
las playas de tu cuerpo...
mis torpes dedos ciegos
apenas silabean
el críptico lenguaje
que emerge de los sueños:
Mariano Ibeas
DE LUZ 17

17
luego buscaré
las puertas de tu casa
y los postigos abiertos
que me abrazan
como brazos sedientos,
me cobijaré dentro
y no cerraremos nunca
el desván de los deseos.
Mariano Ibeas
DE LUZ 16

16
con viejas palabras,
ladrillos de deshecho,
construyo nuevos muros
que me aíslan del tiempo
con los cantos rodados,
pulidos por el agua del invierno,
arenas y arcillas
cemento en la memoria
los versos apacibles
y luego en el silencio
los contemplo:
los leo y los releo...
y si el agua que pasa
ya no vuelve,
tampoco puedo leer sin lágrimas
otra vez
el mismo verso
Mariano Ibeas
DE LUZ 15

15
quiero recobrar
el hilo,
el hilo de la aguja,
que pasa bajo el puente;
quiero salir del laberinto
recorriendo lentamente
las líneas de tu mano
_ ahí encuentro mi futuro
en tu pasado _
unas me llevan
en volandas a la vida,
otras en andas
de la muerte...
y hay una línea de sombras
que me advierte
que sólo es posible
huir hacia dentro,
siempre hacia dentro,
al centro de mí mismo...
quiero pilotar
la nave de tu mano
recobrando la línea del mar
y la del cielo
allí donde se junta
en horizonte
mi yo crepuscular.
Mariano Ibeas
DE LUZ 14
14
Esconded las palabras
en los huecos de los árboles,
tal vez algún día fructifiquen
_ si el tiempo no lo impide _
en los surcos de la tierra
sembrad generosas la palabras
que las cubra el hielo
y la nieve,
que se las lleve el viento,
que las holle el labrador
con su reja solitaria...
en las aguas del río
lavad presto las palabras,
reposarán un tiempo
en las arenas, en las arcillas
emergerán más tarde
entre los juncos de la orilla
claras y transparentes
prendidas como rayos de sol,
como telas de araña
en trampas acechantes...
tendedlas al sol
que brillen en la tarde,
que sientan la brisa
colmandas de caricias;
secadlas al viento
recogedlas tal vez,
como en una cesta,
en un poema
tendido en las orillas
fundido entre dos sueños.
Mariano Ibeas
DE LUZ 13
13
El día en que este juego sin fin con las palabras
se termine,
habremos muerto.
Ángel Valente
(IIª parte)
empieza la función
y nos cegamos
a la luz del escenario:
ser rey, o dama, o juez
o siervo,
parecer, ser o estar
sintiéndonos vivir
brillando un tiempo
en las gotas del rocío...
pendientes de los hilos
pendiendo del azar
del diálogo y la voz
del contador del cuento;
y luego en un momento
la oscuridad,
el fin del tiempo,
y no hay nueva función
nada más
se acabó
¡ lo siento!
Mariano Ibeas
DE LUZ...

13
El día en que este juego sin fin con las palabras
se termine,
habremos muerto.
Ángel Valente
(Iª parte)
Tú y yo habremos muerto
los dos
en un intento
fallido
por seguir viviendo
y no quedará casi nada
de nosotros
que nada somos
como el aire que roza
como el agua que pasa
como el fuego que consume
que deja
frío, humedad, cenizas,
y desnuda
limpiamente los huesos...
nada quedará
ni siquiera los ecos de las voces
los rastros de la tinta
en el papel
esponjado con la lluvia,
las huellas en la arena
tras las rocas
en el ir y venir
de los días y las olas...
sólo es una broma
o tal vez un juego
del dios titiritero
que nos encierra en la maleta
de los sueños
y olvidó la llave
en la última posada,
o se la jugó a los dados...
Mariano Ibeas
DE LUZ 12
12
El canto vertical del ruiseñor
(Clara Janés)
tiembla entre las zarzas
el canto desgarrado
del verderón
y la luz del río
despierta las cigarras;
hay en el aire
un atardecer cautivo
un aura triste
de horizonte
vencidos ya los trigos;
rotas ya las lanzas,
los carrizos,
afiladas hoces
de vencejos chillones
en la torre;
sólo queda en la piel
un torpe
escalofrío:
no debiste dormirte
bajo los chopos del río.
Mariano Ibeas
DE LUZ 11
11
dame tu mano
me posaré en ella
como un pájaro
y será leve
mi presión sobre tu cuerpo
treparé despacio por tu brazo
y anidaré
dondequiera que tu cuerpo
abrigue mis caricias
y allí estaré
un tiempo.
Mariano Ibeas
DE LUZ 9

9
hasta los límites
hasta el final,
al fin de todo,
me encuentro rodeado
de tus brazos,
los límites de tu piel
son mi geografía,
mi frontera, mi cerca, mi candado
huyo de mí
y me encuentro
en las bardas de tu huerto
el horizonte de mis días,
no queda sin embargo
ni muro, ni red, ni seto
que detenga
mi ansiedad,
no quiero salir de ti
mi encierro, calabozo
mi cárcel de deseos:
tienen los límites de tu piel,
mi geografía,
los perfiles de tu cuerpo.
Mariano Ibeas
DE LUZ 8
8
Nevada en Castilla
Carlos Bousoño, “El ojo de la aguja”
GLOSA:
“Por la llanura que sin
término aquí se divisa,
vuelvo a soñar
caminos de Castilla
la infancia en el recuerdo
luz sin horizonte…
“no hay nada, sino la lisa
nieve helada sin confín,
sólo silencio y crujir bajo
los pies, de la nieve,
rastro de conejos y leves
pisadas de gorriones
“hasta el aire le es afín
nada se mueve
ni el aire, ni los pájaros,
ni las sombras o las nubes,
todo es quietud y calma
en la hora cenital del día…
Todo quieto, frío, estanco
bajo la cubierta de hielo gris
fluye el arroyo tal vez
y tiemblan las hojas de las zarzas
con el peso del cristal de escarcha
yermo, silencio, gris, blanco
no hay nada, sólo vacío en mí
campo yermo, alma yerma
experto en soledades
calma gris, blanco eterno…
buscas un árbol, un fin.
sigo buscando en soledad
un reparo, un refugio, un carasol,
un asidero, la sombra protectora
del árbol nemoroso, un algo
vertical, que suba o baje,
un mástil, una antena,
una sima, un venero caudal,
un pozo, un ciprés de cementerio,
un chopo solitario
que marca el norte
en el cruce del camino.
Para estos días de calor sofocante,
Mariano Ibeas
DE LUZ 7
7
Dedicado a "Beatus"
luz azul
azul el horizonte
estalla entre los dedos
el cuerpo frágil de la escarcha
al horizonte la luz
detrás la noche queda
agazapada
tras la luz azul
de madrugada
Mariano Ibeas
DE LUZ...
5
Dedicado a Carmen Urrizburu,
por si alguna vez se pierde por este blog.
"La muerte es el primer límite de las cosas”
Teresa Agustín
voy buscando
una mano hospitalaria
que me acoja,
que me aleje
del vértigo del mar
y de la muerte:
y te encuentro a ti
por suerte. Tus ojos abiertos
me interrogan:
¡Todavía vivo en tu memoria?
Y me persigues,
Vives en mí... y tengo que seguir
viviéndote, existes
mientras te mantengo
viva entre mis sueños
_ ¿Y si algún día dejo de soñarte?
_ Entonces yo también moriré
entre tus sueños.
Mariano Ibeas
DE LUZ ...
4
"Caer en vertical.
Sueño sin fin de la caída.
Qué repentina formación del ala."
Ángel Valente
Ícaro se hunde
en el mar de Creta
y se trasciende,
asciende en vertical
asciende
a lo profundo,
se torna esencial
_ a su medida
el tiempo se detiene, fin del vuelo _
las alas desgajadas
los sueños rotos
de ébano y cristal
tornáronse en aletas,
brillaron en escamas
en aguas de Neptuno:
en cuerpo de delfín,
pez volador,
o rey de los atunes
que surcan el estrecho;
le llevan a Caronte
un nuevo cargamento
en frágiles pateras:
el surco vertical
del sol en el ocaso
rompe en sombras
el parteluz del día
y Orfeo tañe
en las orillas
su triste despedida:
no se halló en la boca de los muertos
el óbolo del rey;
Caronte aguarda,
todavía.
Mariano Ibeas
DE LUZ...
3
fundidos en la nada
más que nada, todo
todo en uno
unificado;
toda la flecha está presente
en su punto de destino,
y el arco
y el arquero.
Todo es voluntad de ser,
todo es movimiento, paso,
pascua, amanecer incierto
pero vivo en la esperanza,
todo en uno,
fiat, hágase,
¡ágape!
Mariano Ibeas
DE LUZ...
2
tal día como hoy
hace treinta años
empezamos a andar, juntos
dimos el primer paso
y el camino no fue fácil
el sendero ante nosotros
_ jamás recorrido
de antemano _
todo nuevo
a estrenar
nosotros también
éramos nuevos
y desconocidos
y nuestros pasos
confundidos en la arena
se hicieron uno de dos
al unísono;
exploramos juntos
el mar y las colinas
y las playas placenteras
en el lecho
y chocamos los dos
contra las sombras
el dolor, el miedo
y la angustia anhelante
del deseo.
Mariano Ibeas
DE LUZ
1
Ser luz
Ser luz
humilde y fría,
un reflejo,
__ por cada estrella que brilla
arriba, debe haber
una luciérnaga que brilla
abajo entre la hierba__
gusanito de luz,
vagalume,
un fulgor apenas,
y , sin embargo,
te derramas desde dentro
y sueño y sueñas...
¿Con qué sueñan las luciérnagas?
¿ Y los niños...
¿Qué sueñan los niños
que capturan la luz
entre las manos’
un sol pequeño,
un astro secuestrado,
¡ toda la luz del mundo
en una mano!
Como homenaje a : Ángel Guinda “Toda la luz del mundo”, minimal love poems” editado por Olifante, Ediciones de Poesía, en Zaragoza en 2003. Mariano Ibeas