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DESDELDESVAN

HE DEJADO LOS TERRITORIOS...

HE DEJADO LOS TERRITORIOS...

XVII

 

           Je quittai New York comme on sort d’un lit :

          la femme est une étoile éteinte et le lit se brise,

           arbre sans espace,

          air boiteux,

           croix qui a oublié les épines.

 

  

       He dejado los territorios de la infancia

como el durmiente que surge de entre las sábanas

exuvios del pasado

como el estallido del fruto y las semillas

como se desprende de su camisa la culebra

como suelta sus escamas de lagarto al sol

en lucha desigual entre los cardos

como el alacrán al abrazo de las rocas

Eres la estrella que se rompe

En mil pedazos e ilumina un momento con su estela

El horizonte en sombras

Eres el sol y la sal de los espejos

La sed del árbol que se mece al borde del abismo

Que respira por la herida abisal de sus raíces

 

 

 

 

Mariano Ibeas

ME TIENDO ENTRE LAS DOS ORILLAS...

ME TIENDO ENTRE LAS DOS ORILLAS...

       XVI  

 

(De nuevo en recuerdo de la maldita guerra)

 

            Ainsi, entre un visage proche de la marijuana,  

           soutenu par l’écran de la nuit,

           et un visage proche de l’ IBM,

           soutenu par un froid soleil,

          je laissai couler le Liban

          comme un fleuve en furie.

          Sur une rive se dressait Gibran,

          sur l’autre Adonis.

 

 

Así me tiendo entre las dos orillas,

Busco el medio elemental de  la corriente

Y abro los ojos

Siento que la verdad no queda lejos, que tiende sus alas desplumadas

Que el corto vuelo nace y muere en mí

Como una sombra

Al giro estelar de los planetas

Que no conocen su carrera

En un ciego deambular de los objetos

Que no lo son sin la luz que los alumbra,

 una anunciación que se revela cada día.

Cada día vuelves a la colmena con tu cargamento de luz

Eres un pequeño sol esplendente

Dejas caer la luz como el río fluyente entre montañas

 

      

                

 

Mariano Ibeas

 

 

 

 

ABANDONASTE EL SUEÑO...

ABANDONASTE EL SUEÑO...

       XV

 

   Abandonnant le sommeil,

il est entré dans le rêve,

à Berkeley et à Beyrouth,

et dans les autres ruches où

toute chose se prépare à devenir toute chose.

 

 

Abandonaste el sueño

Y ya nada crece a tu costado,

se secó el manantial de las aguas primordiales

Las fuentes de la luz y de las sombras

Eres fuego y llama, cuerpo de soledad ardida

Eres la frontera de lo claro y de lo oscuro

Aquello que nació en sombras,

que abandonó pronto el túnel

y el refugio de la noche, para darse a luz, para iluminarse

Eres la luz

Eres la llama que ilumina, que saca de la inexistencia

Y la pasión de la luz, de la propia luz

que surge a nuestros ojos

Como descubrimiento

Como semilla de verdad

Como prenda de conocimiento,

Como herencia de las sombras

Sólo el que la mantienen como verdad viviente

Sólo el que está dispuesto a quemarse los ojos

buscando la verdad

A consumirse

A arder en su propia sustancia es capaz de ver la luz

Porque vivir es desvivirse

A desaparecer en la semilla de la fe

Razón viviente.

 

 

 

Mariano Ibeas

TUVISTE UN SUEÑO...

TUVISTE UN SUEÑO...

XIV

 

… Guevara a rencontré la liberté.

Il est entré avec elle dans le lit du tempset tous deux se sont endormis.

À son réveil, il ne l’a plus trouvée.

 

Tuviste un sueño, un siglo entero entre las sombras y un espejismo que alimentó tus pesadillas

Y no supiste despertar

No supiste reconocer a tempo los signos de los tiempos

El vuelo de las aves los gritos de los fantasmas

La cal derramada por todos los senderos  en los huesos calcinados de los muertos

Abrazaste tu sueño y te prometiste mil y un días de felicidad

Y un abrazo que durara para siempre

Y no hay nada que se pueda abrazar así

Se rompe el nudo

Se quiebra la vasija

Se pierde en la tormenta

Lo alcanza el rayo,

Lo abate el huracán… te despertaste con el frío a tus espaldas

Y el soplo de la muerte rondando en los pasillos

Abrazaste sombras

Vacío entre tus labios

El hueco de tus manos no llenó de carne palpitante el cuerpo deseado

Y nada entre los brazos

Nadie a tu costado

 

 

 

 

Mariano Ibeas

ERES UNO...

ERES UNO...

XIII - 2

 

Eres uno

Recibiste la existencia cual fragmentos

Una vida fragmentada y rota no es el caos

No es un simple conglomerado amorfo

El fragmento revela la identidad del todo

Participa de algún modo de la totalidad del todo

Un pedazo, una huella, un trazo

Lo es siempre de algo

Vasija, camino, imagen, historia o tiempo

No te diluyes:

Tu identidad en la carne macerada, en el trozo de piltrafa

Sanguinolenta,

Despedazado, como cuerpo de Osiris,  fragmentado

Te remite a la tierra,

Al grano sementado

Eres carne de identidad reconocible,

Un fragmento acaso

Desgajado de la totalidad del universo

 

 

 

Mariano Ibeas

 

 

JE PORTE CUBA SUR MES ÉPAULES...

JE PORTE CUBA SUR MES ÉPAULES...

XIII

 

 

Ainsi, je porte Cuba sur mes épaules

et dans New York je demande :

Castro, quand viendra-t-il ?

 

Et j’attends entre La Caire et Damas,

à mi chemin sur la route à parcourir…

 

 

¿Hacia dónde vas a huir?

¿Dónde piensas reposar más tarde?

¿Quién te marcará la ruta y el rumbo de tus pasos?

No hallarás ni sombra ni reposo

No hay lugar

Ni tiempo

Estallarás en pedazos cual granada

Como las bombas de fragmentación

en el aire de la tarde

Como el fruto de los aviones de combate

Como el rebotar de los cascotes tras las bombas

Tras el fragor, el humo,  el polvo y las cenizas

Como el cemento y el ladrillo arrancados  de los muros

Crepitando en el aire sordo  de la tarde

En la sucia luz del crepúsculo

En el estandarte desgarrado de la noche

En el polvo y en el barro tras las lluvias

No reconocerás tu nombre, te sonará extraño y extranjero

Buscarás un punto de reposo

Y no encontrarás más que las sombras fugitivas

 

 

Mariano Ibeas

AINSI JE M'APPROCHE...

AINSI JE M'APPROCHE...

XII

 

 

 

  Ainsi je m’approche et ne sors pas.

Je sors et ne reviens pas.

Je me dirige vers septembre, vers les

vagues.

 

 

Acércate a las puertas de la ciudad

En el viejo mercado ya no hay nadie

Plegaron sus mantos en el suelo

Recogieron las tiendas y los cobertizos

Apagaron las hogueras

Desataron las bestias de carga,

los camellos, los caballos

Uncieron las parejas de bueyes

y las últimas carretas

salvaron el puente levadizo

Desde lo alto de los muros divisaste

el polvo en la luz de amanecer

Sal tú también y ya no vuelvas

Nada te retiene aquí junto a los tuyos

¿Qué pretendes conservar?

¿El dolor de tus raíces?

¿La casa de tus padres?

¿Tus pasos en la arena?

¿los frutos del jardín?

  

Flota en el aire el aroma fuerte y acre

de las ofrendas en el templo

No lo cubre ni el fuego del incienso

Ni el perfume de las ofrendas

Ni la densidad del aire

Los sacerdotes del templo huyeron los primeros

Descubrieron los signos en el cielo y la entrañas de las aves confirmaron los pronósticos

El lugar ya no será santo

Arrojaron las ofrendas por el suelo

Quemaron los libros y los rollos de doctrina

Rompieron las tablillas en pedazos

Profanaron el lugar, no será santo.

No conservará el espíritu.

Los dioses le dieron la espalda

Se acabó el favor del rey

la protección  de los notables

los consejos de los sabios

Los soldados huyeron dejando las puertas derribadas

La ciudad perdida y profanada,

desconocerá a sus hijos de siempre,

será pronto el bocado del desierto.

 

       

 

Mariano Ibeas

 

HE CAMBIADO LAS REGLAS...

HE CAMBIADO LAS REGLAS...

XI

 

                                        Ainsi j’annule  les règles

                                       et j’établis pour chaque instant

                                        sa règle.

 

He cambiado las reglas y el curso de los astros vacila

Entre la obediencia y la costumbre

Cada instante es el origen y acaba en ese instante el tiempo del acontecer cautivo

Saluda el fin de la conciencia y no hay motivo

Para seguir el rumbo

No hay bitácora, ni carta de marear, ni compás que mida el nuevo curso de los astros

Y las sombras se acomodan al nuevo acontecer, al ritmo de los tiempos

Han cambiado las reglas y la ley se pliega a la costumbre voluble como la voluntad de cereal que puebla la llanura

Nada es fijo, ni firme, ni sujeto al eje de las cosas

No repite su acoso mineral el mar en las orillas

Ni surca el torrente su quemazón de piedra

No trepan tras la luz oscura enredadera

Ni aferra su raíz el liquen a la piedras

Los goznes del tiempo se perdieron

Chirrían en sus quicios los portones, mezclan su sentido las idas y venidas

Ya no hay dentro ni fuera, arriba ni abajo, antes ni después, blanco o negro

Todo es confuso, una niebla vacilante, una luz de amanecer, humo polvo y cieno, todo fluye y confluye en el valle y la llanura

Todo se estanca al fin

Nuevos vapores, nuevas nieblas, humo y lluvia y luego oscuridad

Y nada

 y nadie

y no hay comienzo

ni fin.

 

 

 

 

Mariano Ibeas

 

 

 

PAS LE VENT...

PAS LE VENT...

       X

 

 Pas le vent mais ses

aires. Pas la rotation mais l’orbite.

 

Apelo al viento,

A la brisa al céfiro,

Al cierzo de la tarde, cuando todavía no desata el monte su manantial de sombras,

cuando las aguas retienen un poco la luz en los espejos y no hay ya profundidad ni altura

Cuando sólo recoge la suave transparencia el pétalo de rosa y la gasa del dolor cubre la herida

No retorna el bruto a su guarida y el hombre a su costumbre

Vaga sobre el polvo y el canto de las piedras

Y navega en los cristales

Cual lanzadera recorre la urdimbre de los días y

Un golpe de espadilla sujeta el calendario

Las pesas del dolor tensan los días y son plomo las noches con su cargazón de enjambre

Vuela en el aire la condena y no llaman al  pomo de la puerta

Y  retorna el giro del tambor guardando su cosecha

Reposa en el rincón ociosa ya la rueca

Y el vellocino de oro se seca en la ladera, mientras tanto

De nuevo promesa

Vida

Muerte tal vez

 

 

 

 

 

Mariano Ibeas

 

MI POESÍA ES VIENTO...

MI POESÍA ES VIENTO...

IX

 

                    Je dis et je répète :   

                              la poésie est rose des vents.

 

Lo digo y lo repito,

Mi poesía es viento,

humo, niebla, polvo,

rocío mañanero

en el aura que precede al despertar.

Siembro en el viento.

__Je sème à tout vent__

Quiero vivir,

“Vivir, vivir, vivir y para siempre

__ lo decía el maestro Unamuno __

verme, oírme, tocarme, sentirme,

dolerme, serme”

serse: he ahí lo esencial

de la vida

sentirse fresco en la herida existencial

de cada amanecer

despertar a la aurora

dispersarse en torno al ombligo cardinal

la rosa de los vientos

el aire en los vilanos

sámaras al viento

frutos sobre las ondas

la flor de loto, el nenúfar que flota

sobre la superficie de las aguas

el espíritu del tiempo

la sombra del espacio

ser la rosa de los vientos en torno aun centro

elevarse en medio y en tronco vertical

el mástil que religa el zénit y el nadir

y luego concentrarse en un punto

en el vacío

y no ser y no existir

y nunca

y nadie

y nada

 

 

Mariano Ibeas

JE DIS ET JE RÉPÈTE...

JE DIS ET JE RÉPÈTE...

VIII

 

Je dis et je répète :

  ma poésie est arbre. De branche à branche, de

    feuille à feuille, rien que la maternité du tronc.

 

 

Te lo digo y lo repito

Yo soy árbol

Mi vida es árbol

Mi poesía es árbol, mi carne es árbol

Se extiende y se contagia de hoja en hoja, de rama en rama

De raíz en tronco

Esconde su maternidad de tarde en tarde entre los frutos

Ni siquiera son generosas sus semillas

Fluye y confluye y se refugia en la raíz del aire

En el haz y el envés de cada hoja

Recubre su hosquedad en el tronco y la corteza

Alimenta su sed en las raíces, vuela con las hojas en el viento

Se retira con el fuego y con el hacha… y no pide nada

Ni siquiera renacer de nuevo

 

  

Mariano Ibeas

IL M'ARRIVE PARFOIS...

IL M'ARRIVE PARFOIS...

       VII

 

 

                     (Oui, il m’arrive parfois d’aimer proverbes et

                    maximes: Si tu ne connais pas la passion,

                     tu seras cadavre.)

 

Recibiste tu pitanza en boca de los sabios,

te alimentaron durante lustros

con su zumo de doctrina,

de sus pechos mamaste

el maná de los desiertos,

de sus carne el recuerdo

de las cebollas de Egipto,

de sus labios el fuego

de la zarza ardiente,

tus oídos oyeron  la palabra

y no la recibió tu corazón;

acariciaste el rumor de los proverbios

como música que suena,

como cántaro vacío,

pero alejaste de tu corazón

la palabra nueva:

no la guardaste dentro,

no fue tu corazón  hospitalario.

Se hundió para siempre en la memoria

el escandeo sutil de notaciones,

los balanceos,

las monodias,

los melismas,

el ritmo de los salmos,

los cantos laudatorios, las jaculatoria y alabanzas…

Busco en el vacío de los templos

y me responde el oficio de tinieblas.

Paso a paso en la oscuridad

se extingue una candela,

paso a paso con la morosidad del tiempo

y el aburrimiento mortal adolescente.

Cadáver, serás cadáver si no conservas

tus claves de corazón tierno,

tu angustia mortal,

el nudo de secretos

que nunca supiste soltar

y que se desató a destiempo.

 

 

Mariano Ibeas

CADAVRE VI...

CADAVRE VI...

       VI

 

                 Cadavre, celle qui déchiffre la terre comme une pierre et non comme un fleuve.

 

 

Cadáver surgido del rostro de la muerte

No alcanzas la tierra como isla,

ni la montaña es propicia

para esconderte

No oculta el rostro su tristeza

ni extiende la mano en las esquinas,

ni suplica en la explanada de los templos;

no te recibió la llamada a la oración,

ni el grito del almuédano,

ni el cuerno del Shabbat,

ni la campana,

simandra, simandrón

o grito en los tejados,

no atendiste al eco seco

de las piedras golpeadas

ni a las pieles tensas en los

troncos huecos de palmera

ni al cedazo o tempán,

horro del  trigo y de la flor de harina,

sólo el cuero reseco

y el tronco hueco de la encina

recuerdan la voz de la asamblea

y ya no hay nadie,

nadie acude al círculo de fuego,

nadie se encierra en el polvo de la tiza

y el rojo almagre

que tiznaban los rostros más feroces.

Todo ello

ya no mueve a compasión:

suscita la vergüenza

desata la risa…

 

 

                                             

Mariano Ibeas

 

 

 

 

CADAVRE IV ...

CADAVRE IV ...

IV
Cadavre, celle qui se couche comme un livre et non comme l’encre.
Déjame reposar despacio
entre las páginas de un libro,
polilla, falena, lepisma, pececillo de plata,
escarabajo de oro, cantárida,
hoja de menta, pétalo de rosa,
flor de azafrán, botón de oro…
Y despiértame cuando se consuman los tiempos
cuando se agoten al fin los calendarios
al final de los resortes,
los mecanismos de cuerda,
las baterías, los acumuladores
y las pilas de energía.
Cuando ya nadie recuerde
la cuenta de las horas
ni trace en la pared
el rasgo de los días,
el trazo transversal de las semanas,
el cuadro de los meses,
el círculo mortal de los años…
Cuando ya nadie cuente
ni tenga en cuenta las fases de la luna,
el retorno de estaciones,
el régimen de lluvias
el abrazo cruel del hielo y la ventisca
Cuando la luna se desfase
y no traiga a su seno las mareas
Cuando la tinta borre los registros
y no haya nadie
que nos salve de la quema
Cuando suenen las trompetas
Cuando el silencio sólo sea el heraldo
que anuncie el despertar de sombras,
el levantarse las sombras de los vivos
a un paso del cerco de la muerte,
Entonces romperá el tiempo su candado
Y será el fin…
Mariano Ibeas
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CADAVRE V...

CADAVRE V...

V

 

 

        Cadavre, celle qui n’habite pas la déclinaison du

         corps et sa syntaxe.

  

 

Cadáver, al fin cadáver,

la degradación de la materia,

la huida del agua,

la retirada de la pequeña marea

tras el decreciente lunar,

la sequedad del aire,

el soplo de la arena

alcanza el vuelo en tolvanera,

llamada de las sombras,

huida de la luz,

secuestrada entre la niebla,

la tiniebla de la muerte

olfatea tu rastro entre las piedras

como pelea de alacranes

buscando el blanco

el círculo en la diana,

el hueco solar de los artejos,

la brecha en la muralla,

el callejón oscuro,

el portillo en la defensa,

la debilidad de la materia

donde plantar el aguijón y su semilla,

donde inocular el tósigo mortal

el veneno que mata silencioso

paralizando el músculo, olvidandote de respirar

y de latir

dejando yerto y frío el saco de los huesos

y la carcasa cada vez más vacía

y la gusanera que corroe

y siembra podredumbre por dentro

 

No será feliz ni gozoso el espectáculo,

Procura correr las cortinas,

extender las mamparas,

entornar la puerta,

desplegar el biombo, bajar el telón y las persianas,

Que sea la oscuridad

tu dama de compañía y el silencio

la música de acompañamiento.

No esperes a nadie más  ni esperes nada,

estarás tú solo

para siempre…

 

 

Mariano Ibeas

 

CADAVRE III...

CADAVRE III...

Cadavre III

 

“y el cadáver ¡hay! siguió muriendo” *

 

 

Madrid es un desierto de cemento,

Hasta donde llega la sierra,

por donde corren un millón de cadáveres

Madrid es una urna funeraria:

Un millón de personas encerradas en un millón de automóviles

Los hombres están muertos:

los llamados vivos, los más espabilados

también han muerto, es evidente,

o están haciendo lo posible para seguir muriendo

“y el cadáver ¡hay! siguió muriendo”

 

Sigo contando los cadáveres y amontonando sombras  a mi  paso

No tengo lugar para colocar los pies

El suelo donde piso esconde una larga sucesión de sombras

No hay sitio donde las tumbas no escondan millones y millones de cadáveres.

Sólo su memoria queda

en los huecos de las piedras,

bajo la hierba fresca

en la arena del arroyo

en la cal y el yeso de los sasos

bajo las acículas de los pinos

 

Y no puedo detenerme

no hay tiempo ni lugar para el descanso

de los que estamos vivos…

 

 

Mariano Ibeas

                

 

 

CADAVRE... II

CADAVRE... II

Cadavre II

 

“y el cadáver ¡hay! siguió muriendo” *

 

 

Madrid es un desierto de cemento,

Hasta donde llega la sierra,

por donde corren un millón de cadáveres

Madrid es una urna funeraria:

Un millón de personas encerradas en un millón de automóviles

Los hombres están muertos:

los llamados vivos, los más espabilados

también han muerto, es evidente,

o están haciendo lo posible para seguir muriendo

“y el cadáver ¡hay! siguió muriendo”

 

Sigo contando los cadáveres y amontonando sombras  a mi  paso

No tengo lugar para colocar los pies

El suelo donde piso esconde una larga sucesión de sombras

No hay sitio donde las tumbas no escondan millones y millones de cadáveres.

Sólo su memoria queda

en los huecos de las piedras,

bajo la hierba fresca

en la arena del arroyo

en la cal y el yeso de los sasos

bajo las acículas de los pinos

 

Y no puedo detenerme

no hay tiempo ni lugar para el descanso

de los que estamos vivos…

 

 

Mariano Ibeas

                

 

 

  • Cita de César Vallejo

CADAVRE...

CADAVRE...

III

 

                 Cadavre, celle qui confond l’homme et le vêtement.

 

 

Mi memoria es un cadáver;

sólo es vida la que crece

y mi memoria se reduce,

se evapora,

torna en olvido lo que toca,

y lo que salva

no me salva de la muerte.

Todo lo demás es pasado, polvo, humo, podredumbre,

cristales rotos de un espejo

que multiplica hasta el infinito los cadáveres.

Recuerda a Dámaso cuando dijo “lo del millón de cadáveres”

Aquellos eran otros tiempos

Entonces podía decirse:

“Madrid es una ciudad de un millón de cadáveres”

no lo eran entonces

y ahora ni se sabe:

hoy nadie los cuenta;

nadie cuenta los vivos

y los muertos son sin cuento, vagan silenciosos por campos y ciudades

refugiados, desplazados, exilados, emigrados, naufragados,

vuelan en el agua y en el aire los cadáveres

y son agua, y son polvo y son aire.

Nueva York es una ciudad de diez millones de cadáveres

Tokio es un pozo de cadáveres, el Cairo es un cementerio de vivientes

Shanghai es una torre de cadáveres,

se asienta sobre el fango

poblado de cadáveres…

el polvo del camino

poblado de cadáveres… de miles de millones

                                                        de cadáveres

“y el cadáver ¡hay! siguió muriendo”

 

EXTRAIT DE TOMBEAU... JE L'AI DÉJA DIT...

EXTRAIT DE TOMBEAU... JE L'AI DÉJA DIT...

II

 

Je l’ai déjà dit et le redis encore, mais

Beyrouth n’a pas entendu.

 

 

Lo digo y lo repito, pero nunca habéis querido entenderme:

no quiero que me recordéis mis años,

mis años no son míos

no tengo ni la propiedad ni los dominios

ni el usufructo

es un tiempo prestado;

alguien me pedirá cuentas

tal vez un juez,

me aplicará la ley:

las doce tablas,

los diez mandamientos

las obras de misericordia

las virtudes

los mandamientos de la iglesia…

no me recordéis mis años,

ya llevo perfectamente la cuenta, y aunque me equivocase, tampoco tendría importancia,

ni siquiera para mí

no me quitarán un día de lo vivido

ni adelantarán un día la fecha de mi muerte

Mi vida no es mía, y además no la recuerdo...

la vivo o la muero cada día

como un vestido nuevo

que me pongo

al despertar

hábito o mortaja, ¡qué más da!

Pero la memoria es la muerte,

 

y  recordar es morir de forma anticipada.

 

EXTRAIT DE TOMBEAU POR NEW YORK...

EXTRAIT DE TOMBEAU POR NEW YORK...

EXTRAIT DE TOMBEAU POUR NEW YORK

 

                           I

 

Dans ma quatre-vingtième année, je n’en aurai      que dix-huit.

                           (Adonis, le chêne du Liban)

 

Dentro de cuarenta y cinco días contaré ya sesenta años,

lo que hace mis 19  multiplicados por tres

__ o más exactamente por 3,33

 y así hasta el infinito…__

el infinito no existe, se fabrica y se destruye cada día

mi vida es una tumba

una tumba que crece

que se cava cada día

cada día más profunda

que no conoce la luz ni el tiempo

que sólo cultiva sus pasos en la niebla y florece en otros pasos

como en eco…

al borde de la tumba

reposa mi sudario

no lo necesito

desnudo vuelvo a los orígenes

tierra a la tierra

polvo al polvo

el agua a las arenas con la terca insistencia del mar

en sus orillas…

 

 

 

Mariano Ibeas