MARÍA OTAL, MATERIA ESTÉRIL

JORGE OTEIZA

EL ARTE DE REDUCIR...

XV.- El arte de reducir
Pensó que no sería fácil, pero quiso intentarlo. Salió de buena mañana; no era necesario apresurarse, sin embargo; el prado empezaba a la puerta del taller y desde las ventanas de su casa podía apreciarse en todo su esplendor de verde, en el frescor de la noche, en la hierba recién segada, en los árboles que lo circundan, en la brisa, en el olor, en el sabor de una brizna de hierba entre los dientes, no sería fácil, no.
Paseó despacio, al comienzo sin método alguno, en un ángulo del prado descubrió el inicio de un sendero, luego quiso recorrerlo de forma sistemática, palmo a palmo, se internó entre los pinos y aspiró con fruición el olor de los primeros eucaliptos, retiró algunas ramas, seleccionó tres o cuatro restos de poda y comenzó a serrar…
Paró en seco y por vez primera se preguntó:
__ “¿Qué estoy haciendo?”
No podía acarrear el bosque, ni llevarse consigo el prado, se dio cuenta de que elegir es reducir, no podía llevárselo, no un bosque, ni un árbol, ni una porción de bosque, ni una porción de prado…
Se tumbó en la hierba boca arriba mordisqueando una brizna, luego se revolcó en el prado y regresó lentamente a casa…
No podía llevarse consigo el olor, el color, el viento,la inclinación del terreno, la luz… ni una brizna de hierba siquiera.
Ya en el taller, observó atentamente; sobre el caballete un lienzo preparado, en blanco; se miró en el espejo y descubrió en su cabello una brizna de hierba… la recogió con delicadeza y con un poquito de cola la fijó en el lienzo…
La brizna de hierba incluye todo el prado, pero borra el prado también, el prado ya no existe.
Mariano Ibeas
JOSEP PLÁ

“Alguna vez llegará el momento de arreglar un poco este país. Después de unos días a pleno sol, la piel venteada y candente, los ojos enrojecidos por el sol deslumbrante, el cuerpo entero saturado de las vigorosas hierbas del mediodía__ el romero, el hinojo, el espliego__ , el cerebro disperso y el estómago un poco maltrecho, es infinitamente agradable ver dos rosas en la penumbra, un centelleo mortecino en el agua de un espejo, el hormigueo de la luna sobre la madera bruñida de un mueble vivido, amble, paciente. Son cosas finas y exquisitas.
A pesar de que la vida, pues, me ha inclinado hacia este lado, ello no supone que no haya experimentado la ilusión permanente de la vida libre. Me ha gustado el contacto con la gente cruda y directa, la cocina fascinadoramente inmediata, el placer de hablar por el sabor que las palabras tienen en la boca…”
Josep Plá , “Un viaje frustrado, p. 23, Biblioteca Básica Salvat, nº 29, 1969
https://www.rtve.es/play/videos/imprescindibles/imprescindibles-josep-pla/3112850/
ENMA IGUAL in memoriam

HONOR Y GRATITUD para la cooperante Enma Igual.
Hoy ha muerto con 32 años mientras ayudaba a los demás, mientras evacuaba civiles y les salvaba la vida. "Escribid las injurias en la arena, grabad los beneficios en el mármol" (Claude Boiste)
El botijo

El botijo
Tengo en el trastero un botijo sin estrenar, nuevecito, un modelo de los “de pega”, con cinco o seis pitorros por donde sale el agua, pero es de pega, ya lo he dicho, porque el truco consiste precisamente en no saber por cuál de los pitorros va a salir el agua, es cuestión de mojarse un poco … y de hacer unas risas, ¡me cá!.
El botijo debió ser uno de los últimos salido de las sabias manos de un alfarero de Magallón, Salvador.
Salvador de apellido fue un fuera de serie; él inventó también el botijo chato para las neveras__ un adelantado a su tiempo__ porque además de enfriar se mantenía fresco en la nevera… y ya se sabe, en el verano; a él le copiaron el invento, nunca lo patentó; así funcionan estas cosas.
Me dan ganas de coger el botijo y dejarlo toda una noche al raso con agua con anís, para que pierda el sabor a tierra… llenarlo y pasearme con él por la EXPO; no ofreceré agua, pero daré a los que me la pidan sin decir nada, tampoco para engañar, simplemente para dar un poquito de agua fresca… y claro, para echar unas risas.
Ya veremos, que aún queda mucha Expo por delante.
“Crónica de la rana”
Mariano Ibeas ( en algún momento de 2008)
https://es.wikipedia.org/wiki/Botijo
De la materia de los sueños

PRESENTACIÓN
De la materia de los sueños
Pongamos que un poeta es alguien con el que nos cruzamos por la calle, un poco más despistado quizás que los demás mortales, alguien que acaricia en el bolsillo un papel doblado o arrugado donde tiemblan silenciosos cuatro versos...
Quería hacer un soneto, pongamos; y hasta ahí llegó Violante en sus encargos.
Pero no fue más lejos; simplemente siguió tranquilamente su camino, al sol o bajo el embrujo de la luna, observando las estrellas o las nubes, navegando en el cielo de los pájaros.... y le arrastraron los presagios de tormenta, se le quebró la voz, se perdió en las aguas o cayó también como un pájaro del nido aleteando en el vacío.
No importa; el poeta ya cumplió su cometido.
Aunque se dude de su existencia o de su oficio, están todos por ahí atormentando las palabras, retorciendo el ritmo, contando pasos como quien cuenta sílabas, fascinados por el esplendor súbito de los sonidos que cercan su cabeza.
Y a veces ocurre un buen milagro, algo para recordar, algo que queda en el viento, en el aire o en el agua, como el trazador de surcos, que va y viene en el campo de labor derramando las semillas y espera, espera...
También el poeta espera, es casi un profesional de la esperanza.
No le ocurre lo mismo con la otras virtudes, casi nadie le cree, él que es un prodigio de firmezas... no duda nunca, porque al final se imponen por su fuerza las palabras que nacen, que viven, que crecen de la materia de los sueños.
Y al final el milagro ocurre.
Y nace el poema.
Y el universo se reinventa.
Y se ponen a rodar los sueños.
Mariano Ibeas , Noviembre de 2004
INMA... IN MEMORIAM

XXXV
Algún día, cuando no esté
y mi lápida perfumen las violetas,
sin duda,
pensará y dirá
quien mi voz conozca:
Escuchad:
Los poetas no mueren.
No mueren los poetas.
(Inmaculada Marqueta, de "Muerde mi manzana" Ed. Certeza)
DEDICATORIAS

DEDICATORIA
Yo no soy escritor, me ocupo simplemente en dedicar libros.
Me ofrezco para dedicar libros.
No quiero ser prologuista al uso, no, ni crítico o censor, o glosador, o escritor de reseñas para contraportadas o biografías de urgencia para colgar en las solapas de los libros en rústica.
No, nada de eso.
Solamente “dedicador de libros”, si se me permite la expresión; no creo que exista la profesión, al menos con ese nombre, ni que existan profesionales dignos de tal nombre, no. Incluso alguna editorial ha intentado vender los ejemplares ya previamente dedicados de puño y letra del autor. El sistema no ha funcionado.
Los autores de libros, cuando los dedican, son unos chapuzas; no dan la talla, no están preparados ni técnica ni física, ni psicológicamente para semejante tarea. Se les ve cansados, desganados, torpes, poco creativos y en general, se repiten hasta la saciedad en sus dedicatorias.
No hay más que observarlos en las presentaciones de libros y sobre todo en las casetas de las ferias del ramo. Nada que ver con un profesional.
Yo soy un profesional y escribo dedicatorias.
Me alquilo para dedicar libros en ferias, convenciones, presentaciones, centenarios, conmemoraciones o aniversarios de escritores vivos o difuntos… he perdido buenas ocasiones de trabajo en el pasado, en el año de conmemoración del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote… de los premios Cervantes, de los últimos premios Nobel de Literatura, de los centenarios de Cernuda, Alberti, Neruda, Miguel Hernández, este mismo año... no he podido llegar a todo.
Sentado en un pequeño escritorio próximo a la caja registradora, observo a los clientes de la librería y mi ojo clínico de “dedicador profesional de libros” estudia con detenimiento a cada cliente… Para cada lector, y para cada libro, con calma y sosiego, una dedicatoria diferente.
Uso una pluma estilográfica de lujo y mi letra no desdice de la del mejor amanuense, mis dedicatorias son pequeñas joyas literarias, pensadas para cada libro y para cada lector.
A veces me dicen que no me parezco nada al retrato que figura en la contraportada.
__ Es verdad, digo, yo no soy el autor, sólo un “dedicador de libros”, y me dedico en cuerpo y alma a los lectores.
Sonrío y firmo: “P.O.” por orden, del autor, naturalmente.
Mariano Ibeas
En un vértice agudo y penetrante.

En un vértice agudo y penetrante.
(Cita de Alonso Cordel)
"Así me sentía aquella tarde, y la última cita del relato de mi amiga Pilar no cesaba de asediarme. Así debieron sentirse también aquellos desgraciados fijados al aguafuerte por el buril de Goya.
Porque el dolor me atenazaba por momentos y me rompía por dentro y por fuera. Por dentro hasta la angustiosa postura de “El Pensador” de Rodin, contemplando angustiada cómo las bragas no conseguían remontar los tobillos, cómo se enrollaban una y otra vez, hasta que decidí prescindir de ellas. Por fuera la vergüenza y las lágrimas, como si el líquido decidiera por su cuenta, salía por todos los agujeros de mi pobre cuerpo maltrecho… una vergüenza ¿de quién y de qué…?
Decidí no mirarme en los espejos, difícilmente me hubiera reconocido esta vez. Decidí no mirar las maderas, en media hora.
Ahí estaban todas o casi todas como fragmentos de piel desprendida de mi cuerpo en las últimas batallas…
En mala hora, ahí estaban arrumbadas contra la pared.
Bajo las miles de pequeñas lupas deformantes, como ojos de mosca, la burbuja del embalaje plástico reproducía cada ojo y cada mirada, miles, millones de veces.
Gorgonio, pensé cuyo nombre era curioso para un marchante, para un coleccionista de arte…
Su padre debía tener un extraño sentido del humor para encasquetarle semejante nombre… ¿Quién podría ser? ¿ un erudito o un simple lector de mitologías?
La Gorgona, el monstruo horripilante con sus cabellos enredados en nudos de serpientes debía recorrerme en ese momento en el fondo de las entrañas… y era seguro que no podía ser expulsado, se aferraba a las paredes de la cueva como una tenia,una solitaria, persistente y tenaz, la hidra de mil cabezas…”
Borrador de 2011
Mariano Ibeas
Mariano

Y ahora, que alguien me explique por qué, de acuerdo con el santo del día, me pusieron de nombre Mariano.
Pudiendo haber sido Magín, Donato, Bertulfo o Sebaldo...o Ibáñez como el autor de Mortadelo y Filemón...!
PÁJAROS DE PANYU RD.

PÁJAROS DE PANYU RD.
Las palomas vuelan
sobre los tejados
y sobre los árboles del barrio
diecisiete pisos más abajo.
Contemplo sus idas y venidas
sobre la cima de los abetos
y los castaños.
No alcanzan el cielo
porque el cielo está reservado:
es el espacio de los edificios
de treinta, cuarenta plantas
y ellos vuelan más abajo.
Las palomas no tocan el suelo;
su suelo son las azoteas,
los terrados,
la multitud de sistemas
de extracción de humos,
antenas parabólicas
y aires acondicionados.
Las palomas vuelan, muy abajo…
Mariano Ibeas 14/05/2015
MANOS COMO PALOMAS

MANOS COMO PALOMAS
Manos como palomas
vuelan por mi cuerpo;
los dedos fluyen como aguas,
como río, como brisa,
como viento..
Tormenta a veces su cuerpo
sobre el mío, otras ola,
flujo y reflujo de mar
y de mareas…
arenas contra la orilla,
musgo, hojas, ramas de tormenta
y rocas desatadas ladera abajo…
y sin embargo
la distancia entre su piel
y mi piel
es infinta.
Apenas una leve tela de seda,
el aceite perfumado, nos separa
y estamos lejos los dos
de la caricia…
vuelan en el aire las palomas
como flores de magnolio en el jardín…
Mariano Ibeas
26/05/2015
𝐄𝐌𝐈𝐋𝐈𝐎 𝐋𝐀𝐂𝐀𝐌𝐁𝐑𝐀 , "𝐈𝐍 𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐀𝐌"

(Hago mías las palabras de Mariano Jesús Mingo Naval)
CUADERNOS DE NORTE

CUADERNOS DEL NORTE
Los que emigran del Sur
al Norte,
como los gansos
o las grullas
al final del invierno...
los que no tiene nada
que perder
porque lo han perdido
todo,
los que buscan un sueño
en el país de Andersen
o de Perrault,
los que viven y mueren en el Mediterráneo
sueñan con el cielo
del norte,
que siempre es gris.
Mariano Ibeas 24 / 07 /2023
JANE BIRKIN, IN MEMORIAM

XV.- El arte de reducir
Pensó que no sería fácil, pero quiso intentarlo. Salió de buena mañana; no era necesario apresurarse, sin embargo; el prado empezaba a la puerta del taller y desde las ventanas de su casa podía apreciarse en todo su esplendor de verde, en el frescor de la noche, en la hierba recién segada, en los árboles que lo circundan, en la brisa, en el olor, en el sabor de una brizna de hierba entre los dientes, no sería fácil, no.
Paseó despacio, al comienzo sin método alguno, en un ángulo del prado descubrió el inicio de un sendero, luego quiso recorrerlo de forma sistemática, palmo a palmo, se internó entre los pinos y aspiró con fruición el olor de los primeros eucaliptos, retiró algunas ramas, seleccionó tres o cuatro restos de poda y comenzó a serrar…
Paró en seco y por vez primera se preguntó:
__ “¿Qué estoy haciendo?”
No podía acarrear el bosque, ni llevarse consigo el prado, se dio cuenta de que elegir es reducir, no podía llevárselo, no un bosque, ni un árbol, ni una porción de bosque, ni una porción de prado…
Se tumbó en la hierba boca arriba mordisqueando una brizna, luego se revolcó en el prado y regresó lentamente a casa…
No podía llevarse consigo el olor, el color, el viento,la inclinación del terreno, la luz… ni una brizna de hierba siquiera.
Ya en el taller, observó atentamente; sobre el caballete un lienzo preparado, en blanco; se miró en el espejo y descubrió en su cabello una brizna de hierba… la recogió con delicadeza y con un poquito de cola la fijó en el lienzo…
La brizna de hierba incluye todo el prado, pero borra el prado también, el prado ya no existe.
MARIANO IBEAS, "Veinticuatro imágenes tardías".
FRANCISCO IBÁÑEZ, IN MEMORIAM

Hoy, todos, o casi todos, huérfanos.
Ha fallecido Francisco Ibáñez, nuestro otro padre de la infancia lectora.
DEDICATORIA

DEDICATORIA
Yo no soy escritor, me ocupo simplemente en dedicar libros.
Me ofrezco para dedicar libros.
No quiero ser prologuista al uso, no, ni crítico o censor, o glosador, o escritor de reseñas para contraportadas o biografías de urgencia para colgar en las solapas de los libros en rústica.
No, nada de eso.
Solamente “dedicador de libros”, si se me permite la expresión; no creo que exista la profesión, al menos con ese nombre, ni que existan profesionales dignos de tal nombre, no. Incluso alguna editorial ha intentado vender los ejemplares ya previamente dedicados de puño y letra del autor. El sistema no ha funcionado.
Los autores de libros, cuando los dedican, son unos chapuzas; no dan la talla, no están preparados ni técnica ni física, ni psicológicamente para semejante tarea. Se les ve cansados, desganados, torpes, poco creativos y en general, se repiten hasta la saciedad en sus dedicatorias.
No hay más que observarlos en las presentaciones de libros y sobre todo en las casetas de las ferias del ramo. Nada que ver con un profesional.
Yo soy un profesional y escribo dedicatorias.
Me alquilo para dedicar libros en ferias, convenciones, presentaciones, centenarios, conmemoraciones o aniversarios de escritores vivos o difuntos… he perdido buenas ocasiones de trabajo en el pasado, en el año de conmemoración del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote… de los premios Cervantes, de los últimos premios Nobel de Literatura, de los centenarios de Cernuda, Alberti, Neruda, Miguel Hernández, este mismo año... no he podido llegar a todo.
Sentado en un pequeño escritorio próximo a la caja registradora, observo a los clientes de la librería y mi ojo clínico de “dedicador profesional de libros” estudia con detenimiento a cada cliente… Para cada lector, y para cada libro, con calma y sosiego, una dedicatoria diferente.
Uso una pluma estilográfica de lujo y mi letra no desdice de la del mejor amanuense, mis dedicatorias son pequeñas joyas literarias, pensadas para cada libro y para cada lector.
A veces me dicen que no me parezco nada al retrato que figura en la contraportada.
__ Es verdad, digo, yo no soy el autor, sólo un “dedicador de libros”, y me dedico en cuerpo y alma a los lectores.
Sonrío y firmo: “P.O.” por orden, del autor, naturalmente.
Pájaros... de Shanghai
Pájaros... de Shanghai
00.-
Ídolo de pies de barro
Shanghai es barro,
sabe a barro,
huele a barro…
los pies hundidos en el agua
y en el fango
en las grasa y los coches
en el aire gris compacto
de polvo, de cenizas,
de aire denso de humedad;
todo se resuelve en polvo
y el polvo más la lluvia
en barro…
Shanghai crece hacia abajo
__ los pilotes de los rascacielos se hunden docenas de metros en el barro__
y hacia arriba
se construye sobre barro
se destruye como el barro
se amasa con la lluvia,
con sudor, con lágrimas
construye con sudor y lágrimas sus ladrillos, sus tejas,
amasa su cemento
se cuecen con el sol, se apilan
uno sobre otro
los millones de habitantes,
los millones de ladrillos…
Shanghai de amanecer es oro
su cabeza es oro
su pecho de plata
su vientre de bronce:
sólo sus pies son de barro
__o tal vez su corazón __
se construye y se destruye,
vida y muerte fundidas en el barro,
semillas y cenizas,
denso atardecer de barro.
Mariano Ibeas Julio de 2007
LA ISLA

LA CONSTRUCCIÓN DEL CÍRCULO
“La isla”
“No habrá una sola torre en esta isla,
ni la iglesia, ni el faro , ni tu alma”. Olga Bernad
Para que exista la isla, el atolón en la laguna de coral, es necesario el esfuerzo conjunto de muchos individuos, la colonia de corales… el ritmo en la corriente de las olas de barlovento y un agua transparente, pero fértil, una sopa primordial rica en nutrientes, el paso de los tentáculos de estrellas y pólipos y el abanico sutil de las gorgonias.
De ahí nace la isla, un cuarto creciente en los orígenes, que surge del mar como la luna, que va emergiendo lento de sus aguas.
Luego se cierra el cerco, el empuje regular de las olas y mareas, el calcio se transforma en arenas blanquecinas donde hunden su raíz los cocoteros de la orilla.
La isla está desierta. Nadie ni nada levanta la voz, su voz al cielo, ni siquiera el grito de los pájaros, el chiar de las gaviotas o el vuelo moscardón de los insectos… pasarán años hasta que algún lagarto temple su cuerpo al sol en el roquedo… y mientras tanto, .
Ni una torre vigía, ni una iglesia, nadie vendrá a perturabar el ritmo solemne del silencio.
Porque no hay nadie.
Desde lo alto el cielo se curva inmisericorde sobre el círculo de horizonte.
La arquitectura de la playa se cierra con el mar llama incruenta que funde ne azul las brisas y las olas.
Sola la mirada se pierde alrededor bajo la soledad cubierta por el cielo… no hay nada que me retenga la mirada: ni torre, ni iglesia, ni luz ni faro, nada…