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CONTRACÓDIGOS

OTRO CUENTO CHINO

OTRO CUENTO CHINO

OTRO CUENTO CHINO

La tetera del abuelo Li 

               El abuelo Li se ha hecho famoso en el Hutong, casi el último superviviente de una forma de vivir, del estilo de vida alrededor de una taza de té.

               Bajo la sombra escuálida de un arbolillo que resiste todavía, se sienta en una vieja silla de bambú, pulida y desgastada con el uso, una mesa precaria y su tetera, e invita a todos los que se quieren acercar  para un rato de conversación pausada.

               Así, un día y otro, año tras año.

               El té resulta delicioso; lo dicen todos los que lo han probado. Muchos quieren saber en qué consiste su secreto.

               Hablan del agua, agua especial, dicen.

               El abuelo Li lo niega; agua del pozo cavado en el subsuelo de limo como siempre.

               Hablan del té, té especial dicen. Lo consigue en el mercado, un té que viene de Yunan en unas tortas prensadas y duras como el granito, como una muela de molino manual.

               Hablan del té de rosas, envuelto en delicadas bolsitas de seda, en cajas de madera de bambú, en sofisticados envases de jade. Pero el abuelo Li no es rico, ni mucho menos.

               Nada de eso, dice el abuelo Li, es un té de siempre, un té normal.

               Y ¿dónde está el secreto, entonces?

               El abuelo Li no suelta prenda y la fama del té del abuelo Li crece y crece cada día.

               Dicen que unos señores quieren comprarle su secreto, que tienen mucho dinero y un proyecto de convertir el té del abuelo Li en una cadena de establecimientos, en una red de teterías por toda la China. Dicen que incluso están dispuestos a comprar todo el espacio del hutong y transformarlo en un gran centro comercial.

               Dicen…  pero el abuelo Li no suelta prenda.

               Unos meses más tarde el abuelo Li se queda viudo. Ya no sale al patio a tomar el té.

               Se acabó. Tiene que sobrevivir como sea, vendiendo sus escasas pertenecías.

               Piensa en vender incluso la tetera.

Un día se decide, y comienza a limpiarla de manera sistemática. Rasca y rasca el fondo de los restos de té que quedaron tras años y años de uso continuado y la tetera queda reluciente.

               El té ya no es lo mismo. Y la tetera tampoco.

               Fin.                       Mariano Ibeas

HAIKUS / KAIKUS

HAIKUS / KAIKUS

HAIKUS / KAIKUS
Como el cuenco
                        de tus manos
que recibe la semilla,
como el fruto
de tus pétalos
que enciende el fuego
            de la tierra
el aire avanza
y se derrama el agua
en las orillas
tus manos
            que abrazan la tierra
como el cuenco
escondido en el tronco
            de la haya…

                                               14/03/2016

El poeta gasta mucho papel

El poeta gasta mucho papel

El poeta gasta mucho papel

"El poeta gasta mucho papel

mucha soledad

muchos silencios

y esa es su vida:

la vida en negro

sobre blanco

en un papel".

 

Mariano Ibeas

OTRO POEMA DE JOSÉ JAVIER ALFARO...

OTRO POEMA DE JOSÉ JAVIER ALFARO...

HISTORIA

 

Esta es una breve sinopsis de la Historia:

un mono australopiteco

que descubre el fuego, la rueda, la pintura

y el arte de escandir los versos de un poema,

llegará más tarde a proclamarse

faraón, mandarín o presidente.

 

A base de dictar leyes y otras trampas

repartirá a su antojo guerras, muertes, premios...

y erigirá monumentos y efigies con su nombre,

que se encargará, a su vez, de quitar otro

faraón, mandarín, cacique o presidente.

 

Tu pequeña historia tan solo es el lúdico

recuerdo del juego de canicas, la cantinela

monocorde de unas tablas

de multiplicar y el pecado mortal,

imperdonable e inenarrable,

de un beso que robaste con doce años a Dorita.

             (José Javier Alfaro Calvo, de "Traslapuente", nº48 Enero2014)

UN POEMA DE JOSÉ JAVIER ALFARO CALVO

UN POEMA DE JOSÉ JAVIER ALFARO CALVO

PATRIA

Dejémonos de Historias, de esas Historias
contadas siempre por los mismos
de siempre. Tu patria no está
en ese territorio que alguien parceló
con murallas, aduanas y alambradas de espino
ni en la bandera que diseñó una guerra
y sus conjuntos __fuego amigo incluído__
ni en el ripioso himno que habla
de diferencias entre seres humanos.

Tu patria es la sonrisa;
tu bandera, el abrazo;
tu himno, el bum-bum del corazón.

JOSÉ JAVIER ALFARO CALVO
(Tomado de "Traslapuente", nº 48, enero 2014)

PRUEBA BOLAÑO

PRUEBA BOLAÑO

YA DE VUELTA II

YA  DE  VUELTA  II

A la muerte le da lo mismo

 

A la muerte le da lo mismo

o

yo

o un obrero de la construcción 

que se cae de un andamio

o un alcalde

con cirrosis

o un ministro plenipotenciario…

ocuparán más o menos

espacio

en los titulares de los periódicos

o en mm2 de esquela,

ocuparán los mismos palmos de tierra,

el mismo volumen

tasado

de nicho en el cementerio

o

se los llevará el viento,

se igualarán tus cenizas y sus cenizas

las mismas lágrimas

se secarán

fuera o dentro

del corazón…

y vanamente

apelarás al vacío

__o lo que queda en el vacío__

una huella,

restos de caspa en las solapas

de arrumbadas ropas viejas

en el armario

olor de sudores

en el lecho o su vacío

__habrá que dar la vuelta al colchón,

pintar y cambiar los muebles,

al menos el sofá del salón

ya desierto __

             

                ... y a otra cosa, mariposa.

 

                            Mariano Ibeas

Nota: El cuadro corresponde a Sorolla, "La fiesta del pan" que representa a Castilla, de la Hispanic Society, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

 

CONTRACÓDIGOS ... Y XX

CONTRACÓDIGOS ... Y  XX

 

 

         y 20

                  A Ana María Navales, in memoriam.

 

Tornará

 el viento de la tarde

 las hojas nuevas

 y parecerá que has vuelto

                        a visitarme.

 Brillarán al sol

 las hierbas tras la lluvia,

 tendremos otra vez

 la nieve y la cellisca,

 y yo no estaré

                     para saberlo.

 

                          Mariano Ibeas,

a quien  Ana María brindó su sonrisa y su amistad.

  

CONTRACÓDIGOS XIX

CONTRACÓDIGOS  XIX

 

 

                            19

 

Cuando callen

 

 

Cuando callen

 

mis palabras

 

¿quién dirá

 

lo que yo me callo?

 

Y si no te nombro

 

¿quién dirá tu nombre?

 

¿cómo podrá existir

 

lo no nombrado?

 

 

                      Mariano  Ibeas

 

 

CONTRACÓDIGOS XVIII

CONTRACÓDIGOS  XVIII

18

Tanto grito

 

 

Tanto grito

 

y no entienden

 

por  qué me callo

 

y mi silencio

 

grita más fuerte aún;

 

    ¿por qué no canto?

 

                     Mariano Ibeas

 


 

CONTRACÓDIGOS XVII

CONTRACÓDIGOS  XVII

17

Voy llenando

 

 

Voy llenando el vacío

                  con palabras huecas

con pompas de jabón

con suspiros

y soplos leves

de mi respiración

                   haletante,

voy marcando las distancias

que me separan

                   de ti

como un paréntesis

                                      infinito.

                        Mariano Ibeas

 

 

CONTRACÓDIGOS XVI

CONTRACÓDIGOS  XVI

                  

                   16

 

He buscado

 

 

He buscado

                   en las sombras

los más viejos recuerdos

estallidos de luz__,

luciérnagas en lo oscuro__

breves estrellas fugaces

que incendian la noche

                   en mitad del vacío,

entre  el norte

                   que perdí

y el sur

                   que me devora.

                          Mariano Ibeas

 

 

CONTRACÓDIGOS XV

CONTRACÓDIGOS    XV

                   15

Ahora

 

Ahora

me preguntas

por qué  no

                   te amo,

por qué se ensancha    

                   el vacío

entre las dos orillas;

lo que nos une

es solo el dolor

                   de lo perdido,

                                      la sombra ida.

 

 

                             Mariano Ibeas

 

CONTRACÓDIGOS... XIV

CONTRACÓDIGOS... XIV

 

         14

¿Qué quedará

 

¿Qué quedará de ti

                  que no te nombre?

la huella de tu sombra,

el perfil de tu mirada,

los trazos de tu cuerpo

                   en  la cama revuelta,

la marca de tu mano

                   en el cuenco de barro,

la raíz del aire,

                   el camino del relámpago…

 

 

                             Mariano Ibeas

 

 

HEN TO PAN

HEN TO PAN

 

                                 IV

 

                               Hen to Pan


                   Tomas una piedra y la colocas en tu frente

                  ése es tu lugar, tu centro

                  tu lugar de rezo y de plegaria

                  __ ese es lugar santo,

                  elegido como altar

                  como ara,

                  como lugar del sacrificio__

                  Es el Uno, el centro

                  el punto no manifestado, el eje creador

                  el motor inmóvil que precede

                  al movimiento,

                  a la palabra,

                  y a la sangre…

                  No entrará en su raíz el mal

                  ni los vientos contrarios

                  removerán sus fundamentos

                  resistirá al empuje de las olas

                  y el mordisco cruel del rayo

                  Porque el Uno es el Todo;

                  tu mano lo custodiará

                  como una lucecilla

                                               vacilante

                  

                                     y brillará para siempre.

 

                                                               

                                Mariano Ibeas  20 enero 009

        

 

OUROBOROS

OUROBOROS

 

 

                                           III

 

                  Dibujo con mi cuerpo un círculo

 

                  me  recojo sobre mí mismo

                  y trazo el cerco:

                  nada de lo que me rodea me puede penetrar

                  el enemigo acecha

                  y zumba la flecha en mis oídos

                  como viento en las colinas

                  cierro los ojos

                  como cepo que convoca las sombras

                  y la luz esperará

                  hasta el amanecer

                  no respiro

                  mi boca, labio contra labio, cierra en cicatriz convulsa

                  la frontera de los besos

                  no quisiera respirar

                  tan solo dibuja  blanca sobre mi piel

                                                la línea de horizonte                                                                                                                                 

                  que no puedo ver, ni penetrar siquiera

                  todo es foso vertical,

                  muro , frontera,

                  una muralla de raíz inerte

                  que se llevarán las olas entre jirones

                                                              de espuma;

                  se cerraron los fosos y las fosas,

                  me he curado en salud del olor

                       del tomillo y la retama

                  no llega ya a mí

                  el gusto amargo de los días perdidos

                  en la niebla;

                  los troncos de encina no crepitan

                  ni calientan ya las brasas del hogar

                  sólo queda caliente la ceniza

                  nada me disturba

                  estoy a salvo

                                     no temo el despertar.

                                     

                                        Mariano Ibeas 20 enero 009

 

MANDORLA

MANDORLA

 

         II

           En la raíz del génesis

 

                    Dedicado a DORITA PUIG

 

         En la raíz del génesis

         en la preñez

         en el ámbito de la caverna

         en la nación del universo

         en el principio del óvulo

         en el microcosmos original de lo primitivo

         femenino  

         en el cuenco del dolor

         y del deseo...

 

         en la pequeña muerte

         está la vida,

         la herida esencial

                           que nunca cicatriza,

         la bisectriz del ángulo principal,

         el equilibrio

                  de fuerzas contrarias,

                                     contrapuestas,

         donde incide el hombre y su virilidad

         manifiesta...

        

tendida en vertical mandorla,

         herida incisa,

         concisa

         radical

         precisa;

         el cenit y el nadir

         traspasan su centro:

         encuentro

         del todo y de la nada,

         el yin y el yang,

la meta

la diana

la flecha  y su centro,

el arco y el arquero,

la clave del ángulo

la del arco

la flecha y su línea de ballesta

 

                  eterno femenino ETERNO.

        

                        Mariano Ibeas

                             diciembre de 2008

LA CONSTRUCCIÓN DEL CÍRCULO

LA CONSTRUCCIÓN DEL CÍRCULO

 

                  I

Anillo de serpiente


         Anillo de serpiente

         que bajó del árbol

         y perdió su centro;

         desde entonces

         busca con desesperación su encuentro,

         __“ouróboros”, 

         comienzo y final__

         unidos un punto más arriba o más abajo

         en torno al árbol

         y su empuje vertical;

         desde entonces

         se arrastra horizontal

         y busca en la raíz el alimento

y en la huella del polvo

el rastro de su paso,

y en la herida del calcañar

su asiento



                   Mariano Ibeas

 

CONTRACÓDIGOS XIII

CONTRACÓDIGOS  XIII

                   13

Y si una voz

 

 

Y si una voz

te llama

desde el fondo de lo oscuro,

 

y si una mano

          coge tu mano

al borde del abismo

y mide tu existencia

y la razón de haber vivido…         

 

¿darás  un paso

                   hacia delante

y volarás

                   flotando en el vacío?

 

 

                            Mariano Ibeas

CONTRACÓDIGOS XII

CONTRACÓDIGOS  XII

                   12

No temas

 

 

No temas,

la soledad no duele,

engancha, ata, ase,

cierra sordamente un círculo…

y regresas

donde siempre,

donde solías,

al fondo, al fondo,

al centro de ti mismo.

 

 

                                Mariano Ibeas