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LE DOY GRACIAS AL TIEMPO

y... XXXVIII
Le doy gracias al tiempo
A "Rosadilo", que ha descubierto mi blog... y mi poesía.
"Le doy gracias al tiempo,
que me toma en sus brazos
y borra tras de sí el camino"
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano)
Gracias le doy al tiempo de la espera
y el reposo en el andén:
eso me permite estar un tiempo
a salvo de mí mismo;
escucho el silbo de los trenes
y el aliento que acompaña
la niebla
y el frescor de madrugada
despierta mis sentidos:
sólo el viaje es lo que importa,
el destino es prescindible,
el tiempo que te toma entre tus brazos
y te acuna
no deja tras de sí ninguna huella;
las llevas contigo,
son tu fruto,
forman parte de tí mismo;
tu ruta y tu sendero
completan tu equipaje
y al final
__ si es que hay final __
te encuentras solo y desvalido,
desnudo delante del espejo;
luz o vacío, qué más da,
ser y tiempo,
al comienzo y al final
sólo el rostro de ti mismo.
Mariano Ibeas
en abril de 2010
CADA DÍA EL SOL DEJA CARTAS...

XXXVII
Cada día el sol deja cartas
Cada día el sol deja cartas
en el borde de mi ventana.
Sólo la noche puede leerlas.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
Lees cada día tu carta al sol
de media tarde
y no te alejas;
te reflejas en el fondo como espejo
de tu otro yo que te contempla
en el envés del sueño;
sólo la noche sabe leer
y mostrar tus cartas,
sólo la noche puede leerlas,
no eres un jugador de ventaja;
la noche
teje con suave hilo
el cristal de los cendales
y no te cubre del todo;
emerge tras de ti,
como fantasma,
el perfil del aire
y la levedad del soplo vespertino
levanta como niebla
el sudario y las cenizas;
no valió la pena pelear
y la lucha con el ángel
hasta la luz de amanecida;
venciste quizás,
pero fuiste al final vencido
y entregas tu derrota como un trofeo,
como una maleta sin dueño
que queda al borde del camino:
no la necesitas,
para el viaje, no hay billete de regreso.
Mariano Ibeas
Nota: La foto es de Emilio Pedro y Maribel Poc, en San Martín de Veri.
TÚ NO HABLARÁS, OH MUERTE...

XXXVI
Tú no hablarás, oh muerte
¿Tú no hablarás, oh muerte?
Mira a tu hermana la vida:
ella tiembla también por tu silencio.
(Adonis. "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
mírate, hombre
mírate despacio y mira a tu alrededor
eres mirada,
la poesía es mirada
la filosofía es mirada
vivir es mirar…
Y dijo Dios:
“fabriquemos al hombre nuevo”
y vio que el barro era bueno
y fue menester más barro,
el humus de la tierra,
amasado con barro y con arcilla,
con barro y cenizas de hombre
naturaleza mineral
de todos los hombres que cayeron al borde del sendero
de los que quemó el fuego
de los que arrastró el agua
de los que azotó el viento y
dispersaron en el seno del tornado
tornaron a la tierra en vuelo de pavesas
cayeron con estruendo tronchados como árboles,
como arena,
como gotas de lluvia,
como cenizas, como légamo sutil,
como semillas,
brotaron luego
y se encontraron sin raíz ni patria,
sin costa, ni playa de arribada
sin puerto seguro
al albur de la tormenta.
Mariano Ibeas
VA Y VIENE EL ÁRBOL...

XXXV
Va y viene el árbol
(A José Ángel Lasa)
Va y viene el árbol,
pero en su sombra.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
Va y viene el árbol,
pero en su sombra únicamente;
no traspasa el círculo de tiza
ni el elipse que dibuja al sol,
se despereza al sur en el solsticio
y torna su curso como el astro
sólo el cielo limita su fatiga
y el viento a la violencia de sus ramas
trae a la tierra el cargamento de raíces
y busca sin cesar su centro
en el eje entre el cenit y el nadir
está su empeño
y su tropía...
Mariano Ibeas
Nota:
La foto es de Emilio Pedro y Maribel Poc, en San Martín de Veri.
EL AIRE ES UN POETA ERRANTE...

XXXIV
El aire es un poeta errante
En nuestro pueblo el aire es un poeta errante.
Ahí están las ventanas que lo escuchan.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
Fías tu libertad al aire
y tu fuerza al vuelo de los pájaros;
el atardecer trae las sombras y el reposo,
sacudes tu ropa y tus sandalias,
trazas con tu mano un círculo
y con tu brazo extiendes tu capa en las arenas,
tu cuerpo es una sombra
y el aire un poeta errante;
__se sienta entre los vendedores de la plaza
y extiende su mano a los extranjeros mercaderes__
abres tu casa a la calle,
descorres las cortinas de la puerta,
aprestas los postigos,
como el almuédano en la torre
que extiende
sobre las murallas y las cúpulas
el vuelo de palomas y torcaces,
lanzas tu canto y tu plegaria al aire
cantas y cuentas…
y apenas el sonido
rompe el silencio y la soledad,
tu voz se graba en el hondo del corazón,
en la piel reseca del tambor que canta;
el ritmo y el eco del sonido en la raíz del alba
pueblan la noche
y fluye
como un manantial en el bosque de las sombras,
y no quisieras que amaneciese tan temprano,
por prolongar un poco más
el eco de la vida,
por alejar un poco más
el aliento cercano de la muerte.
Mariano Ibeas
Nota: La foto es de Emilio Pedro y Maribel Poc, en San Martín de Veri.
EL PERFUME SE AGOTA...

XXXIII
El perfume se agota
"El perfume se agota al salir de la yema.
¿Por eso huye sin retorno?
El tiempo olvida su lengua
cuando el cuerpo se pone a hablar".
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
El perfume se agota sin embargo,
vuela sin cesar,
como falena a la luz efímera,
ni siquiera come
no lo necesita;
se reproduce y muere
sale de su capullo como hoja que extiende
sus alas desplegadas
partiendo de la yema…
no siente ni siquiera la leve caricia del viento
que susurra incierto entre las ramas;
scomo el perfume,
se agota tu vigor,
se olvida tu fuerza,
tu joven lozanía huye,
queda atrás un gusto a tierra entre tus labios
y una leve sensación de escombro en la corteza;
comienza la carrera loca sin retorno,
y no habrá vuelta atrás,
el tiempo olvida su costumbre
y la ruina se renueva cada día:
tras un nuevo despertar,
olvidas las palabras,
tu lengua se rebela,
tus labios no dibujan la sonrisa necesaria
para abortar el orto de la lengua;
callas
y el silencio es elocuente:
tu cuerpo se pone a hablar.
Mariano Ibeas
Nota. La foto es de Emilio Pedro y de Maribel Poc, San Martín de Veri
EL VIENTO GUARDÓ SUS MANOS...

XXXII
El viento guardó sus manos
Toda una noche, el viento guardó sus manos.
Posadas en el árbol frente a casa,
como si el árbol fuera mi cuerpo, mis miembros.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
Te basta con la soledad del árbol
y su pedestal de ramas;
toman al asalto los pájaros
la sombra,
construyen sus refugios y sus nidos
y tú solo permaneces;
como árbol,
como estatua de sal frente por frente,
has edificado tu casa y tu refugio
a las sombra de sus hojas
y sus ramas se tienden frente a ti
como los brazos alzados en plegaria;
los has techado con sombras
frente al latigazo del sol en el verano
y cierne el viento del otoño
el rumor de murmullo entre sus ramas,
duerme en blanco sudario la nieve del invierno
en su raíz
y surge con fuerza la vida en primavera;
hoy lo abrazas:
te aferras con dolor a su corteza
como un miembro más,
los miembros de tu cuerpo
en torno al árbol
y bajo su piel sientes el latido y acompasas
a tu viejo corazón el latido de la savia
y los frutos de tu cuerpo se confunden
con los suyos, tu semilla está latente,
tus miembros son la prueba:
su vida es tu vida, tu herencia continúa.
Mariano Ibeas
LA NATURALEZA NO ENVEJECE...

XXXI
La naturaleza no envejece
La naturaleza no envejece
salvo en una cosa: las palabras.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano) .
La naturaleza no envejece,
se renueva cada día y surge
generosa y lozana
y reparte sin tasa sus frutos abundantes,
alimenta sin cesar a toda criatura
y no pide nada a cambio,
tan solo respeto y paz;
desata los rayos y los truenos,
libera los vientos, las mareas,
sacude su corteza
y escupe lava y fuego;
reparte en los vientos las cenizas
eleva el agua al aire
y es como maná que cae del cielo,
que renueva y renace
cada día,
cede a la tierra los frutos con carga de semillas
con su ofrenda y su promesa…
no rechaza nada:
todo encuentra su lugar
en el seno de su seno y en lo hondo del abismo,
donde bullen las aguas
y su cargazón de vida,
donde nacen las corrientes y los ríos
que atraviesan los océanos;
apacienta sin cesar a sus rebaños
de estrellas en el prado de los cielos
y en las escaleras de la montaña,
donde tiende su dosel,
extiende el manto de las aguas;
no ofrece reposo,
todo mueve al gesto y la mirada;
todo fluye, todo vuelve:
una cosa sólo se gasta y envejece,
la palabra.
Mariano Ibeas
EN EL DÍA DE SAN JUAN...

XXX
Dame la cabeza que perdiste
(Dedicado a Pilar Aguarón)
Dame, ¡oh tiempo!, la cabeza que perdiste
y te daré el cuerpo que buscas.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
Dame en tu bandeja la cabeza
que perdiste,
el rostro de tu cuerpo que celabas,
el perfil de tu sonrisa más cautiva,
el fulgor de tu mirada;
dame el amor de tus labios apretados,
la respiración pausada,
los golpes de tus sienes,
el rielar de tu sudor
en la frente despejada;
dame el color de tus mejillas
y el abanar de tus párpados,
la cortina que se cierra en el sueño
al temblor de madrugada
y la fatiga de tus paz que dibuja
la huella en las almohadas,
tus intentos por no parecer despierto,
tu peso sobre mí,
la gravitación del orgullo
sobre el eje de tu cuello…
dámelo todo;
a cambio, yo te daré el cuerpo
que buscabas.
Mariano Ibeas
UNA SEMILLA QUE SE ELEVA...

XXIX
Una semilla que se eleva
El día, una semilla que se eleva
en el campo de la noche.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
Ya que encierras en tu lecho la tormenta
y en el huevo la semilla de la muerte,
acepta la eterna paradoja,
la contradicción que sella tu raíz en tierra;
que tu tiempo se eleve como el fuego
que consume los arbustos,
como espina de fuego,
como abrojo,
que sepa cobijar
bajo su sombra
el silencio y la palabra,
el número y la música callada,
la canción que dice
y la que calla,
el tiempo y al eternidad,
las tiniebla y la luz
como campo de estrellas sembradas en la noche;
arroja lejos de ti todas las palabras
que no fueron dichas...
Mariano Ibeas
EL POLVO DEJÓ PASOS...

XXVIII
El polvo dejó pasos
(Dedicado a los de la tertulia Van Gogh)
El polvo dejó pasos
sobre una cima a la que llamo: mi infancia
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
Amontono en mi memoria
el polvo y las cenizas de mi infancia,
el escombro del sol al mediodía,
y no encuentro la salida;
yo quisiera volver
al punto de partida,
recorrer sobre la huella de mis pasos
el sendero recorrido,
rectificar las sendas,
y no hay lugar;
debo descender la otra vertiente,
remontar el río hasta su fuente,
deshacer el tiempo de condena,
dibujar el espacio de la vida...
y no hay lugar;
el tiempo es mi herida y mi condena
y para mi muerte
no hay lugar...
Mariano Ibeas
Todo se convierte para mí en tinta...

XXVII
Todo se convierte para mí en tinta.
(Dedicado a José Ángel Lasa)
Todo lo que resta de lo que he conocido
se convierte para mí en tinta.
Podría entonces escribir mis escombros.
(Adons, "Polen" y sabre textos de María Zambrano).
Toma el cálamo y escribe,
grava tu palabra en la tablilla,
toma tu cincel y esculpe
en la dureza de la piedra
la liviandad del aire, el soplo del espíritu,
el temblor apenas perceptible
del silencio que se cierra,
antes de que el pálpito arranque los sonidos
en el fondo de la cueva,
antes de que el ritmo repetido
se convierta en monodia, vibración o eco,
antes de que las notas
choquen con violencia en los vértices del aire,
antes de que surja de lo hondo la palabra...
déjate llevar
por al embriaguez de los sonidos,
apresta tus oídos a la lira
al reclamo de Dioniso:
surgirá de los abismos como mantra
de los infiernos como una profecía:
el ángel vendrá,
escucha su palabra
__ “Escribe__ dirá__ en este libro lo que veas”
Mariano Ibeas
¡QUÉ DULCE ES ESTA VELA...! II

¡QUÉ DULCE ES ESTA VELA...! II
(II)
Se consume
tu tiempo de la espera,
la gestación termina;
arrojas de ti como una bomba
el tropel de las palabras,
el estallido del secreto,
la explosión del grito,
__el "big-bang" de la luz__
pero debes tender una red en el silencio,
aprestar las trampas
de cazador furtivo,
colocar los cepos
y esperar al acecho,
en vela,
enmudecido,
abrir los ojos,
aprestar tus oídos,
__“todos los sentidos suspendidos”__
y entonces, como un regalo,
surgirá la luz de amanecer.
Mariano Ibeas
¡QUÉ DULCE ES ESTA VELA...!

XXVI
Qué dulce es esta vela
¡Qué dulce es esta vela!
Para dar sus adioses a la noche
debe siempre enjugar sus lagrimas.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano.
(1ª parte )
No harás de tu rincón un silencio
inhabitado; la más dura de todas
es la compañía de ti mismo,
porque de ella no podrás escapar;
esconde tu secreto en lo más hondo
y vela como una sombra,
como ante un cadáver,
a la luz de tu secreto:
necesitas comunicarlo;
el poema es un río de lava
que surge de lo hondo
que pugna por salir
a borbotones;
no podrás sujetarlo,
en vano aprietas los dientes,
te quema en la garganta y en la lengua,
eres de la condición de los profetas,
no puedes resistirte,
como torrente desbocado en la montaña,
como tormenta de polvo,
como marea que arranca las arenas...
Mariano Ibeas
EL ENEMIGO, TÚ MISMO...

XXV
Me gusta el buen enemigo
Me gusta el buen enemigo.
No me despierto del todo
más que en su cabeza.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
El enemigo eres tú mismo,
víctima y verdugo,
tu otro y tu contrario
__ el otro del otro soy yo__
que te mira en el espejo:
nada llega a este mundo sin violencia
todo es ruptura, quiebra, desgarro,
separación;
la madre que te pare
y te echa al mundo
nunca más podrá volver a poseerte
no serás ya su hijo o su retoño,
echaste a rodar , solo y desnudo,
y nadie más te acogerá en su seno
ni siquiera los dioses que fabricas
que colocan en tus labios la plegaria
y en tu mente la palabra sagrada
no te acogen en su seno fácilmente
tienes que pasar sin remedio
la frontera de la muerte
las espinas de la culpa y el pecado
el juicio y la condena
el yermo y el vacío
la soledad sin tacha
y no serás libre ni siquiera cuando mueras
no te librarás de la locura y del delirio:
te visitarán, aunque sea en sueños
anidando en tu cabeza,
las ménades, leneas y bacantes…
toda expresión, toda palabra
requiere un nacimiento con violencia.
Mariano Ibeas
MÁS TE VALE DECIR...

XXIV
Más te vale decir
Más te vale decir: “la luna es una cesta
que mañana estará llena de pan y frutas”
y no “la libertad es una mujer
que se divorcia”
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
En tus manos el tambor
llama a la vida;
golpea con insistencia el vientre de la tierra,
reparte generosa en las venas el agua de la vida,
respira al despertar el sol
en las llamas de fuego;
ama la vida
es una danza que se repite:
el tambor de la palabra
alumbra la creación al alba
y saluda al nuevo día;
acoges el sonido entre tus manos
recoges el fuego y la ceniza,
la vibración y el ritmo
dictan la medida de tus pasos,
el choque de tus manos,
el peso de tu vientre grávido
y alumbras la creación;
más te vale decir:
“llevo el fuego en mis manos,
es una cesta de frutos generosa
que se reparte sin tasa”
y no la destrucción,
no te visitará el ángel de la muerte
eres uno con la vida, ritmo, luz,
medida necesaria,
un pacto sin fisuras creador y necesario
que te reconcilia con el amor
y te salva de la destrucción y de la nada.
Mariano Ibeas
NO HE ABIERTO MI CORAZÓN...

XXIII
No he abierto mi corazón
No he abierto mi corazón
a la hospitalidad de la muerte.
Quizá sea que ignoro siempre la vida.
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).
Es el aliento y el ritmo binario
del corazón
el que te alimenta en medio de las sombras
toma cuerpo y resucita
de entre los muertos;
uno, dos,… abrir, celar… dentro, fuera…
la ola, la marea,
ínferos y súperos,
creación y destrucción:
es el tiempo del aliento
del soplo, el espíritu, el “atman” primigenio
cuando respira, le llaman aliento;
cuando habla, voz;
cuando ve, la vista y la mirada penetrante
que desvelan la doblez de tus entrañas;
cuando oye, oído, vibración,
latido de la tierra;
cuando piensa, mente…
la hospitalidad del sueño que te acoge
y que remeda las sombras de la muerte
no debe cerrar tu corazón
debe abrirse,
acoger la luz interior,
un nuevo alumbramiento que disipe
y trascienda el latido de la sangre
el mundo de las sombras
la vecindad y las formas de la muerte.
Mariano Ibeas
Nota: la foto es de un "cardo mariano", "silybum mrianum".
SOÑAR NO BASTA

XXII
Soñar no basta
Soñar no basta;
además, hace falta que sepas
cómo ofrecer a tus sueños un lecho.
(Adonis,"Polen"
y sobre textos de María Zambrano)
Soñar no basta,
es necesario salir por tus pasos del infierno
recorrer de la mano de Orfeo
el reino de las sombras
romper las barreras del espacio
y las asechanzas del tiempo;
como los fieles de Dioniso
llegar al fondo del placer
o de las lágrimas
apurar las heces, la copa de amargura
conquistar tu espacio o tu vacío
dejar surgir desde lo hondo lo ignorado
lo que nunca fue dicho:
debe encarnarse en ti
como capa de místico
como máscara de renegado o de maldito
delirar
alcanzar el éxtasis
caer en la inconsciencia
bordear el filo de la muerte
expresar lo inexpresable
romper la voz en grito;
la palabra que surge de la boca del poeta,
un ignorante
que no sabe lo que dice,
te conecta con la muerte
y con la vida
deberás saber cómo ofrecer
a tus palabras un lecho
a tu corazón un soplo
a tu vida un sueño.
Mariano Ibeas
EL AIRE, UN CABALLERO...

XXI
El aire, un caballero
El aire, un caballero.
El polvo, el más vivaz de sus caballos
(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano)
Cabalgan en el aire
al ritmo de mis sueños
los caballos de la noche
y arrastran tras de sí
el tiempo en tolvanera
busco en las aguas del Leteo
el fruto del olvido y mi memoria
cae suave sobre tierra como una lluvia
feliz en primavera
olvidar es ya morir un poco
por haber vivido;
el tiempo y su memoria me condena
el poeta llora
se aferra a la apariencia,
por querer capturar las sombras
por embridar el viento
por sujetar la tierra
por domeñar el fuego
labra su condena:
Orfeo no espera las nieblas de febrero
ni la espuma de escarcha
ni el tiempo de silencio
el zarpazo del sol barre las semillas:
no habrá cosecha.
Mariano Ibeas
CADA NOCHE LA TRISTEZA...

XX
Cada noche la tristeza
Cada noche la tristeza pone una lámpara
en la cabecera de la alegría
y descifra la historia del amor.
Cada noche la tristeza
comparte conmigo su aposento,
enciende la lámpara
para conjurar las sombras,
parte su pan conmigo
y bebo de su vino amargo,
no aleja, tras de sí, su condición
destructora,
su rastro permanece
tras la noche;
la muerte comparte su morada
con la vida;
he querido escapar
por la escala de los sueños,
he querido saltar
las bardas de mi patio y laberinto
y no hay lugar;
apenas amanece
se inicia con la luz desasosiego:
convierto mi delirio
en burla,
he querido volar libre
y en mi condición de hombre
hambriento de los dioses…
no puedo desatar mis lazos
que me ligan a la tierra,
a la farsa triste de la máscara,
pues me sé mortal.
Mariano Ibeas
LE LLAMABAN LOCO...

XIX
Nuestro pueblo toma el color de la luna
Lo recuerdo: en mi infancia
nuestro pueblo toma el color de la luna.
Al despertar,
se echaba una silla a las espaldas
para que el sol pudiera sentarse.
Le llamaban loco
porque cada día sacaba
a la puerta de su casa para sentarse al sol
dos sillas: una para él
y otra para el sol,
y esperaba, hasta que las sombras de la tarde
alargaban las figuras
y terminaban borrando las sombras;
nunca confesó a nadie que lo que buscaba era
otra sombra amiga;
como un viejo Orfeo recorría el mundo oscuro,
descendía a los infiernos:
invisible a los ojos de los hombres
soplaba con furia
de vez en cuando en su vieja armónica
algunos juraban haberle visto
vagar por el bosque
embebido en los claros de luna
y bailar y bailar
como un loco, un derviche,
hasta caer exhausto;
tras el delirio
resucitaba de nuevo,
a la puerta de su casa
cada día
Mariano Ibeas
YO RETENÍA EL SOL...

XVIII
Yo retenía al sol por el tobillo
Yo retenía al sol por el tobillo
cuando salía de su noche:
fue el momento más bello de mi infancia.
(*Adonis, "Polen", sobre textos de María Zambrano
...y una cita de Luis Cernuda)
Yo conocía el cielo
y el paraíso de la infancia,
y en mi país de sueños
habitaba el sol todos los días
y los caminos no tenían vuelta;
yo me iba lejos, cada vez más lejos
y no quería regresar
hasta que llegó el miedo
a romper las ataduras de mi infancia
__ “y supe que la vida iba en serio”__*
que era un viaje lento en el espacio
y un recorrido corto en el tiempo
que todo terminaba,
que las cosas tenían tan sólo un principio
y luego un fin
y la vida que iba a dar en la muerte
recogía presto su cosecha.
No tenía razón vivir los instantes
que pasasen uno a uno sin remedio
con su tributo de cadáveres,
y la vida se resolvió en un canto de pan
pánico y miedo de ya no regresar.
Mariano Ibeas
RECUERDA QUE EL OTOÑO...

XVII
Recuerda que el otoño
Recuerda que el otoño
no puede llegar hasta ti
antes de haber vivido las vacaciones
del verano.
(Adonis, "Polen" * y sobre textos de María Zambrano)
El hombre duerme,
ha colocado en el suelo su manta en el otoño,
ahíto de fruto y de semillas
y espera
no quiere despertar
en la embriaguez de la luz y el aire
tiene su cosecha a buen recaudo
ya no se desvela y se afana en la tarea.
Vuelve de nuevo a la sombra y al reparo
_ las trojes llenas, rebosantes los lagares__
vuelve a las sombras
mira a la pared de nuevo,
ha cesado perezosamente sus alertas
retira las vigías,
no hay peligro y se siente a salvo de enemigos
y contempla los fantasmas
sombras nuevas que danzan
al ritmo de las llamas de la hoguera
inventa las palabras:
da la palabra a las sombras
que traen el delirio
pero no la paz.
Mariano Ibeas
RETOMARÉ EL SILENCIO...

XVI
la elegía de las cosas
Dedicado a la Tertulia del "Van Gogh"
Hacemos con la lengua la elegía de las cosas.
¿Con qué se hace la elegía de la lengua?
(Adonis, "Polen" * y sobre textos de María Zambrano)
Retomaré el silencio
y surgirá de lo hondo la palabra
el fruto de las sombras
irracional y primitivo
de la raíz en grito,
de la angustia,
del miedo y de la muerte surgirá la luz…
desde el fondo de la cueva
de los ínferos
de la embriaguez
del trance y la posesión
de las ménades, bacantes y pitias
poseídas y habitadas
surge la palabra al servicio de las cosas
es grito, rugido, estertor
esfuerzo incoherente por dominar el aire
por aportar algo de sosiego a los pulmones
por ordenar el ritmo binario
y pendular del corazón
por habitar el cuerpo y su máquina de músculos
por poseer la mente y su fábrica
de sensaciones y emociones
y la elegía de la lengua que no consigue dominar
el tiempo.
Mariano Ibeas
NOMBRO LA NADA...

XV
Nombro la nada
Nombro la nada y recompenso a la vida.
Así la poesía le habla al poder del tiempo.
(Adonis,"Polen" * y sobre textos de María Zambrano)
Nombro la nada y lleno ese vacío
vuelvo a recordar el mito en la caverna
engaño y soledad
adormecido pensamiento
sombra de sombra en la pared;
dentro el miedo
fuera la luz y el estallido de la vida
¿dónde está la verdad?
¿dónde apariencias?
¿dónde la unidad que me sustenta
y que mantiene en pie mis tristes huesos asustados
que se resolverán en tierra?
Busco y no encuentro la respuesta.
No hay una verdad:
todas son excluyentes,
todas buscan el poder, el dominio,
se adueñan de todo lo demás
y pretenden sellarlo a sangre y fuego.
No hay una razón:
todo es sinrazón, vacío, nada. Mariano Ibeas
COMO UNA MARIPOSA...

XIV
Llegó una mariposa a casa de la luz
Llegó una mariposa a casa de la luz.
Tendida contra el fuego, entre sus dientes,
quiso aquello que la consume. ¡Cuántos
crímenes tuyos, luz, que no querrías!
(* y sobre textos de María Zambrano)
Como una mariposa de luz
una falena
en su crisálida yace amortajada
en la suave quietud de la caverna
devoró su propio cuerpo
lo transformó en alas misteriosas
en velas de quitina replegadas
cambió lo claro por lo turbio
lo pesado por lo etéreo
lo denso por la levedad del aire
la crisálida deshizo su capullo
desplegó las alas
respiró en el laberinto de perfumes nuevos
se emborrachó de luz
devoró su capullo
su envoltura
y se elevó en el aire
la levedad nacida de la inmolación y el crimen
se resolvió en mariposa
con el hambre de la existencia y la sed de vivir
efímera
para resolver el enigma de su vida:
un solo día para vivir
un solo día para morir de nuevo.
Mariano Ibeas
¿QUÉ FUE DE LA ROSA...?

XIII
¿Qué le pasa a esa rosa?
A María Otal, que leyó la historia de la flor en "El Principito"
¿Qué le pasa a esa rosa?
Comenzó a marchitarse
apenas fue tomada por el sol.
¿Será la amante de la noche?
__ ¿Qué fue de la rosa?
¿Dónde queda su perfume?
Y si se marchitó, la rosa
Y si se agostó el jardín
¿Dónde encontrar ahora su perfume
y su fragancia?
__ En el agua de rosas.
Mariano Ibeas
TOMA EL CÁLAMO EN TU MANO

XII
La historia se asienta en la cabeza
Dedicado a Rosa Blanca Gallego
La historia se asienta en la cabeza de los hombres
y hace descender su verdad
por peldaños de sangre.
Toma el cálamo en tu mano
escribe sobre la tabla de mi pecho
la historia sin final de los misterios
que la suerte te sea propicia
que los vientos empujen tu nave a puerto
que alcances el final
que en el último recodo del sendero
te espere la paz en el reposo
que encuentres en los brazos de la amada
el colmo de deseos
los que atesoraste en tu camino
en tiempos de zozobra,
los que no te han de arrebatar
ni la pasión, ni el tiempo
y entonces,
en la paz de tus deseos,
esperarás el fin.
Mariano Ibeas
DONDEQUIERA QUE VAYA

XI
Mujer, dondequiera que vaya
Mujer, dondequiera que vaya,
corre la noche detrás de ella.
(Adonis, "Polen")
Vuelve la noche presurosa
a despertar mis sombras
y encadena en un lazo inextricable
los últimos recuerdos
y me acosa con las sombras de la tarde
no hay fuego en el hogar
y las cenizas las dispersó el viento
No queda ni rastro de tu olor en mis cabellos
y el hueco de la almohada hace tiempo se borró
se borraron también otros contornos
bajo el manto pesado de la niebla
vinieron en tropel otros recuerdos
con la furia de las últimas tormentas
y se resolvieron en barro, en fuego
en rastro de cenizas
¿qué queda de lo antiguo ya?
Mariano Ibeas
(Foto : "ababoles")
ESTA LUZ QUE ALUMBRA...

X
Esta luz que me alumbra sin cesar
Esta luz que me alumbra sin cesar
es siempre niña.
(Sobre una cita de Adonis,"Polen"
* y sobre textos de María Zambrano)
Alumbra mi desnudez y mi ternura
como un pájaro en el nido
que solo sueña
resolverse en el aire
bajar de pronto a rozar con sus alas la tierra
y tomar impulso hasta coronar el árbol
y perderse…
perderse en la tierra sin ser tierra
perderse en el aire sin ser aire
perderse en el agua sin ser mar
tomar toda substancia y toda forma
y cantar
como si la tierra le hubiese despojado de su peso
como si el aire soplase en los pulmones
como cierzo o vendaval
como si el agua lo llevase de repente
a soltarse las amarras
tomar el largo y ya no regresar.
Mariano Ibeas
ESCUCHA EL ROCE DEL VIENTO...

IX
Los árboles disfrutan escuchando el espacio
Los árboles disfrutan escuchando el espacio.
Así pega la oreja el árbol
contra el pecho del viento.
(*Adonis, "Polen"... y sobre textos de María Zambrano)
Escucha el roce del viento
la vida suspendida en un momento
enredada la vista en la hoja o en el agua
el tiempo mesurado
todos los sentidos aplazados;
has de cerrar los ojos
buscando en tu interior
la visión más verdadera:
el viento que no se apaga
la hoja que no marchita
el agua que sacia eternamente
la sed de mar que te consume por dentro
pues sólo tu deseo se consuela
“con su presencia y su figura”
Mariano Ibeas
CONFÚNDEME EN UN ABRAZO...

VIII
Confúndeme en un abrazo
Abre tus brazos,
me gusta ver cómo entre ellos tiembla
mi memoria.
(Adonis "Polen")
Confúndeme en un abrazo
déjame deshacerme en los deseos
dormidos a mi pesar tan lejos
deja que me extienda en la memoria
de tus besos
en el hueco que dejó el éxtasis de la mirada
la violencia del deseo
el desgarramiento tras de la separación
y el desvalimiento.
Mariano Ibeas
NO ROMPE LA SOLEDAD...

VII
¡Qué marítima en ella la pereza!
Baja de la calesa de las olas
y se entrega a la arena.
(Adonis "Polen")
No rompe la soledad
No rompe la soledad
el ruido amargo de las olas
no arranca de raíz
los contornos del pensamiento
ni se aquieta la mirada en el horizonte en llamas
no quisiste despertar
hiciste un refugio en el manantial de sombras
y al abrigo de lo oscuro
construías tu reparo
en el nido de sus brazos buscabas la seguridad del útero
y la calidez del latido de la sangre
antes del tiempo, antes que los días echasen a rodar
y despertasen en ti los calendarios
temías despertar
volviste a tus adentros y querías cerrar la puerta
clausurar todas las ventanas
capturar el humo del hogar
matar el rumor del aire
y sin embargo,
vuelven a tus sienes como las olas
como el golpeteo insistente del mar en las orillas
vuelven con su manantial de sombras
con su martillo en el yunque de tu sangre
no podrás ser sordo ni ciego:
nadie huye nunca de sí mismo
porque a la vuelta de la esquina
se encuentra consigo mismo
cara a cara.
Mariano Ibeas
ROMPO LA SOLEDAD...

VI
Su tiempo en ella es un espejo
Su tiempo en ella es un espejo y sólo
lo habitan los perfiles de sus sueños.
Rompo la soledad en los espejos
y en el agua de la fuente establezco
un punto mi morada
es leve el trazo y temblorosa la figura
el aura de mi cuerpo queda
y yo me voy
con un leve gesto de suave despedida
no quiero que me sorprenda ni lo hondo
ni lo oscuro
no quiero a mis costados
el espacio multiforme del agua
no quiero su tacto
ni el olor de los nenúfares
ni el contacto viscoso de las algas
ni el sabor de la tierra entre mis manos
no quiero navegar en el horizonte de los sueños
quiero volar
volar sin trabas
quiero recuperar el perfil del vuelo
y la levedad de la nube
y el diván del aire
Mariano Ibeas
(La foto es de Mariano Ibeas, "En mi barrio")
EL TIEMPO , SU OTRA MORADA

V(II)
En el tiempo, su otra morada,
el polvo se pasea con pies de viento,
con pies de polvo el viento.
(Adonis, "Polen")
Vuelve de su paseo diurno el sol
Vuelve de su paseo diurno el sol
con pies de plomo
y el ala dormida en la mirada
vela en el sopor del mediodía
con los contornos imprecisos del sueño
el velo entornado
cela la luz que se derrama presurosa
en el torrente de la tarde
arde en llamas el rosal
el viento arde
y la tierra de cal se calcina en sombras grises
vuelve al reparo del bosque y las encinas
el vuelo augural del cuervo
y un grito se derrama sobre el dorso paciente en la colina
no deberías prestar tu manta
a las sombras de la noche,
levántate y anda
Mariano Ibeas
EL AMOR, SU PRIMERA MORADA...

V
El amor, su primera morada
En el amor, su primera morada,
el tiempo se pasea con un cuerpo de rosa,
con un cuerpo de luz las rosas.
(Adonis, "Polen")
V (I)
El amor, primera estancia,
crece desde dentro como pupa
en alas del deseo
y no teme despertar en mariposa
bebe a manos llenas el rocío en la mañana
y las gotas de lluvia de la tarde
pasea por las tardes en el tronco espinoso del rosal
y en la fronda escabrosa de las moras maduras
lo visitan presurosos los insectos
abanican su corola las abejas,
los gordos abejorros liban su miel
con un bordoneo sordo y murmurante
da de su pan y de su paz al peregrino
que se tiende a su vera
no cela las estrellas en la noche
ni frena la caricia del aire
estima como bendiciones la visita de la lluvia
el tiempo se pasea entretanto
con su cuerpo de rosa
con el bello color de sus adentros
con la suave fragancia que celan las espinas
con la semilla de muerte que lo devora por dentro
Mariano Ibeas
LA LUZ NO TIENE ROSTRO...

IV
La luz, que tiene rostro
La luz, que tiene rostro,
no tiene entrañas.
Lo oscuro tiene entrañas
pero no rostro.
(Adonis, "Polen"
La luz que me asombra
dibuja en mi horizonte
las últimas banderas
de la tarde
es un fantasma escurridizo
en el manantial de sombras
fluye y se difunde por el valle
y no teme el despertar...
la luz que rompe en mis pupilas
y taladra la soledad del huerto
en las ultimas horas de la tarde
se parte horizontal en el sendero
y recoge el estertor de las hojas de los chopos
hay un clamor de pájaros en el alero
pero no hay rostro
lo oscuro alberga en sus entrañas
el huevo de la muerte
y no habrá tiempo de espera
ni fiebre de vida
ni amor ni calentura
el sol no espera
surge entre los paréntesis de niebla
y llega al cenit y lo traspasa
vuelve a la muerte del nadir
y apuntamos un día más en nuestra cuenta
Mariano Ibeas
EL SUEÑO ME RECONCILIA...

III
(A Ewa Jaworska)
El sueño abre su puerta a los amantes,
que le prometen ir
y nunca llegan.
(Adonis, "POLEN"
El sueño me reconcilia con la muerte
I
El sueño me reconcilia con la muerte
y me abre de par en par
todas las puertas
rompe sin cesar el límite del tiempo
y del espacio
puedo volar sin miedo
y alcanzo sin esfuerzo
los abismos oceánicos
soy una gaviota
y un pájaro marinero
rompo el límite del prado
y es una alfombra el aire
más allá de los últimos arbustos
en la frontera que cerca las rompientes
tengo a mis pies la espuma
y el ruido contra la roca
del agua golpeada,
mezclo en la arena la sal
y los guijarros
y fabrico una playa, un refugio solitario,
un lecho para el sueño de las barcas
Mariano Ibeas
DESTILA LA NOCHE SU TINTA ...

II
Mi vida, aquí y ahora,
escala de peldaños que reposan
sobre la masa de la muerte.
Destila la noche su tinta indeleble
(Dedicado a "Tres de Tres" en la presentación de su libro.)
Destila la noche su tinta indeleble
y abriga en su cueva el manantial de sombras
ni hay nada ni nadie que me cerque
sólo yo reducido a nimbos de ceniza
me encierro en lecho sepulcral
en nicho de angustia
en alfaguara de temores
enrosco mi cuota de soledad
cual feto recogido
en torno de sí mismo
y dejo que pase ante mí el tiempo
de la herida,
hasta ahora y hasta aquí
mi vida sigue y calla
mi vida, sí, aquí y ahora
es un fragmento de niebla
y una luz de amanecida
reposa en el fondo del fondo del abismo
un légamo sutil, un caldo primigenio
que cuece en soledades
su germen preterido
de donde surgirá la vida o su remedo
o tan solo los fantasmas cuando el eco
de las voces no llega desde lejos y la piel
de las caricias se secó en silencio
vino el triste despertar de madrugada y la necesidad
imperiosa de seguir durmiendo
en la paz triste y segura del olvido
en la herida abierta que no cerraron
ni las lluvias
ni el invierno
Mariano Ibeas
ANTES DE QUE DESPIERTE...

I
Antes de que despierte el sol de hoy
la violeta de nuestra casa
partió con su valija
y tomó luego el tren del aire
(Adonis, "Polen")
Antes de que despierte
Antes de que despierte
en la blanda solicitud del sueño
antes de que el sol
se acerque al horizonte
antes de que la luz
desde su noche de muerte
surja en la herida del cielo
tengo que conjurar la suerte esquiva
antes que mi vida
juegue su suerte a los dados
tengo que cerrar en los candados
de mi propia tumba
mi sombra enfebrecida
tengo que tomar el norte
del vuelo circular de los halcones
debo retomar mis decisiones
__ la huella en cruz en la ceniza
encierra las brasas de los últimos tizones __
vuela sin cesar el buitre en su círculo de tiza
y acecha mi carroña
no asoma por el lado del camino
ningún ser vivo
hay polvo revuelto en tolvaneras
y una siembra de terrones
la lluvia se tornó en piedra
y no hay surcos que tracen sus renglones
antes de que el verano venza sus colores
vestiré el uniforme de exilado,
tomaré en silencio mi maleta
y en la raíz del aire
trazaré por fin un signo
de suave despedida.
Mariano Ibeas