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DESDELDESVAN

ALERA DOS ...

19

ved  cómo el tiempo

arrastra las palabras

y las cáscaras vacías

en lento rodar

de nuestros sueños;

el eco de la voz herida,

sumida en el silencio,

se pierde estremecida

entre las rocas de los dedos;

no quedan ni lágrimas ya:

los labios están secos,

de tanto golpear la sangre

en las arterias;

se agrandó el túnel

y es una cueva sin final:

no se ve la luz al otro lado,

no hay guía

ni la mano encuentra otra mano amiga:

en un océano de nada,

se funden nuestros huesos;

son polvo en torbellino

y barro en el torrente,

tan sólo el vacío,

la cóncava soledad

   del hueco...

Mariano Ibeas

2 comentarios

Mariano Ibeas -

Hola, Antonio;
Sabía que vendrías, sabía que estabas ahí al otro lado del escrito, pero no tenía ni evidencias, ni confirmación: Hoy me has dado una gra alegría y quiero sentirte ahí como lector; porque, a partir de ahora, sabré que alguien, con nombre y rostro conocidos, me responde.
Un abrazo muy fuerte a tí y a los tuyos, como siempre.
Mariano Ibeas

Beatus ille -

Descubrí un día tu página,
la he seguido y reseguido
lento, en silencio
y ya paciente,
de patiens, Mariano,
mientras se nos escapa el tiempo
o vive con nosotros
sus postreros momentos.
Me encuentro contigo,
en el diálogo de la poesía,
y no puedo por más callar.
Hoy ha sido ella,
la que mi vida llena,
la que sabe cómo te siento
y contigo consiento,
quien me ha invitado a escribirte
para “no estar triste contigo”,
aunque sea “sólo de vez en vez
una palabras (…)
para sentir todavía el corazón
despierto”.
Este corazón ya casi tecnológico
maltrecho sigue vivo,
aún siente
y sabe que amistad
y amigo de amor
vienen.
“un día de estos”,
a ambos, enamorados de la vida,
se nos “acabará la historia
para ti”
y para mí,
mientras seguiremos bateando
“la sangre en las arterias”,
para vivir amando.
No puedo que estar triste contigo
ni quiero que estés triste conmigo.

Un abrazo múltiple, sigue escribiendo, nunca dejes de hacerlo