Se muestran los artículos pertenecientes al tema PALABRAS GUARDADAS.
PUEDO... NO PUEDO

PUEDO... NO PUEDO
más tristes esta noche..."
...de noviembre
recordando a Pablo…
Puedo amar
y seguir sufriendo,
pero no puedo dejar
de recordarte.
Puedo vivir sin ti
desgranado los momentos de la noche,
pero no puedo dejar de verte,
durmiendo aquí a mi lado…
Puedo soñar
otra vida, otra existencia,
pero no puedo resolver el nudo
que me ata a ti…
Puedo sentir que respiras
y no puedo acompasarme
contigo,
no sé si puedo seguir viviendo
sin amarte,
no sé si debo
seguir viviendo…
Mariano Ibeas
(De "Palabras guardadas", 2000)
TAL VEZ

TAL VEZ
Tal vez
yo no sea
un poeta que ame las palabras,
o quizás las palabras
no me aman…
somos extraños
extraños en la noche
extraños compañeros de cama
yo me sueño
o ellas me sueñan
tal vez
y si alguna vez ellas
dejaron de soñarme
yo y ellas
desapareceríamos en el vacío
en el silencio
sin dejar huellas.
Mariano Ibeas
29 oct 2007
La foto es de Teo Félix.
DÍA DE LA POESÍA...

Devuélveme la voz,
o el viento de la tarde se llevará el silencio
y el último rumor
de las hojas que volaron
con el poema suelto.
A Blanca...
Permanecer en el tiempo
Permanecer en el tiempo,
en esta herida sin cerrar:
la vida.
Es evidente la cicatriz que deja
permanente:
es la muerte, la tumba, el ataúd
que vela el hueso.
Tan solo son palabras,
ecos sin rastro.
La muerte, imagen sin rostro
velado en el espejo.
__ ¿Hay algo ahí? __ preguntan
Y la respuesta es obvia.
__ ¿Hubo algo o alguien? __ dicen.
Hubo un hombre tal vez
enamorado
y ya no está:
se fue en el agua,
en barro, en polvo;
vivió como una sombra
de sí mismo
Hombre, hambre se ser.
¿Por qué le dieron boca
sino para gritar?
¿Por qué le dieron labios
sino para ahogar el grito
y blasfemar?
¿Por qué le dieron dientes
si no puede remediar su hambre?
No ser sino hacia fuera:
otro, extraño, extranjero,
desasido de sí mismo:
vuelvo sin cesar a mi
desierto.
Hambre de ser
hombre permanente, vivo.
19 /03/2012
Mariano Ibeas
DEDICATORIA II

DEDICATORIA
Yo no soy escritor, me ocupo simplemente en dedicar libros.
Me ofrezco para dedicar libros.
No quiero ser prologuista al uso, no, ni crítico o censor, o glosador, o escritor de reseñas para contraportadas o biografías de urgencia para colgar en las solapas de los libros en rústica.
No, nada de eso.
Solamente “dedicador de libros”, si se me permite la expresión; no creo que exista la profesión, al menos con ese nombre, ni que existan profesionales dignos de tal nombre, no. Incluso alguna editorial ha intentado vender los ejemplares ya previamente dedicados de puño y letra del autor. El sistema no ha funcionado.
Los autores de libros, cuando los dedican, son unos chapuzas; no dan la talla, no están preparados ni técnica ni física, ni psicológicamente para semejante tarea. Se les ve cansados, desganados, torpes, poco creativos y en general, se repiten hasta la saciedad en sus dedicatorias.
No hay más que observarlos en las presentaciones de libros y sobre todo en las casetas de las ferias del ramo. Nada que ver con un profesional.
Yo soy un profesional y escribo dedicatorias.
Me alquilo para dedicar libros en ferias, convenciones, presentaciones, centenarios, conmemoraciones o aniversarios de escritores vivos o difuntos… he perdido buenas ocasiones de trabajo en el pasado, en el año de conmemoración del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote… de los premios Cervantes, de los últimos premios Nobel de Literatura, de los centenarios de Cernuda, Alberti, Neruda, Miguel Hernández, este mismo año... no he podido llegar a todo.
Sentado en un pequeño escritorio próximo a la caja registradora, observo a los clientes de la librería y mi ojo clínico de “dedicador profesional de libros” estudia con detenimiento a cada cliente… Para cada lector, y para cada libro, con calma y sosiego, una dedicatoria diferente.
Uso una pluma estilográfica de lujo y mi letra no desdice de la del mejor amanuense, mis dedicatorias son pequeñas joyas literarias, pensadas para cada libro y para cada lector.
A veces me dicen que no me parezco nada al retrato que figura en la contraportada.
__ Es verdad, digo, yo no soy el autor, sólo un “dedicador de libros”, y me dedico en cuerpo y alma a los lectores.
Sonrío y firmo: “P.O.” por orden, del autor, naturalmente.
Mariano Ibeas
DE TANTO ESPERAR...

De tanto esperar
De tanto esperar sintiendo
el latir de los días
y los minutos,
se me cerró el aliento
y en las rendijas del deseo
murió una tarde
el tiempo.
He tardado un día más
contando atardeceres
y siento
que, al terminar, me vuelvo
otra vez a mí,
al mirar eterno del espejo.
No entiendo la mirada en el azul,
y es viejo
mi corazón a un tiempo.
Mariano Ibeas
(De "Palabras guardadas")
MENTIRA

Mentira…
Mentira,
todo mentira:
el sueño del reloj,
las horas y los días,
el diario,
el autobús, el calendario,
todo es mentira.
Todo es el fruto
triste y pequeño
de un lento despertar…:
el díano empieza nunca,
ni terminó el ayer,
ni el mañana
existirá.
Todo mentira,
sólo el aquí y ahora
del soplo del viento,
del agua
lentamente que cae,
sólo el tiempo
congelado y muerto
es verdad.
Esta es la verdad
¡lo siento!
Mariano Ibeas
(De "Palabras guardadas")
PORTADA... CASI DE CIERRE, ANTES DE LAS VACACIONES.

Portada
Portada.
Se observa atentamente el llamador:
huellas de antiguo sudor
en el botón silencioso
del timbre.
Un resquicio
por donde se abrirá la puerta.
Las huellas de las pinceladas
en el campo labrado
de surcos de pino…
Puerta cerrada,
herrajes de óxido,
herrumbre.
Fuera el frío,
la lumbre dentro,
y yo esperando que alguien
en el interior
arrastre sus zapatillas
y abra la puerta
para invitarme
adentro.
Mariano Ibeas
(De "Palabras guardadas")
En la foto: huertas de Villafeliche.
EN LA SOMBRA DE LOS DÍAS...
En la sombra de los días…
En la sombra de los días,
me senté a descansar
un punto,
¿vivo o muerto?.
A la orilla del sendero
__ luz del día,
geografía opaca y tierna __
se ha borrado la luz
de la memoria;
en la historia
pervive el tiempo.
Sé, siento, supongo, digo
que en el fatal infierno
del despertar
hay un punto singular e intenso:
pasa el mar,
el aire aguarda,
tiembla el dolor,
me estoy durmiendo…
Mariano Ibeas
(de "Palabras guardadas")
PRÓLOGO
Prólogo
Prólogo…
en blanco y negro,
blanco de amanecida
hoja tras hoja, deshojada:
verano, invierno, primavera,
otoño, casi otoño,
lento palpitar del tiempo
__ un libro abierto es la herida
sin cerrar del pensamiento __
es mejor callar,
cerrar el negro torbellino,
esperar sin más,
lentamente, suavemente,
que el polvo de los días
deje huella en el camino
y esperar mejor
la primavera.
Mariano Ibeas
Y TÚ ... (II)
Y tú... (II)
Flota en el aire el perfume
de las últimas flores deshojadas,
sólo recuerda débilmente el sol,
pasada primavera.
Toco sin cesar el polvo de los días,
y cada vez te espero
y sueño sin cesar que vivo
una nueva vida
y en cada una te veo,
presencia renacida
__ siempre me acompañas __,
no quiero ser yo siempre solitario
enmimismado, reconvenido, oscuro.
El triste despertar esquivo
me encuentra junto a ti
y me siento nuevo, renacido.
Me invitas a vivir despacio,
una vez más,
junto a ti en el camino
__ siempre me nombras__
y me siento ser yo distinto,
un ser junto a, peregrinando,
compañero de viaje,
digo equipaje,
sombra sólo.
Por ser no me siento solo mío:
soy de ti, tuyo sin más,
ajenado y, una vez más, cautivo,
el más fiel de todos.
Tú te presentas en mi vida
y ya no me pertenezco
__ nunca me quejo __
ni quiero sentirme otro
distinto de ti, extraño.
Me he ligado a tu tronco,
hiedra verde, musgo,
liquen infinito, abrazado sin más
__ siempre me amas __
y tú no pides nada a cambio,
y tú, sólo tú:
lo demás son sombras.
Mariano Ibeas(De "Palabras guardadas")
Y TÚ...
Y tú
Y tú te presentas en el sueño
siempre revivido:
eres tú y te impones a la sombra,
y surge la luz de amanecida
__ blanca y pálida luz de primavera __
sin sospechar siquiera el rumor
de una duda.
Sonríes lentamente o te deslizas seria
por el muro de las sombras
__ siempre me asombras__,
y cuanto más quiero conocerte
más te escurres por los límites
de mi herida.
Mariano Ibeas
(De "Palabras guardadas"
NO TEMO EL DESPERTAR...

No temo el despertar
No temo el despertar
sabiéndote a mi lado,
no temo amanecer
sediento
ni dormir ahíto de esperar
la madrugada.
No quiero ver húmeda tu almohada,
los gritos ahogados en silencio;
no temo despuntar la aurora atrevida.
No quiero desvelar
mi herida en al alborada,
no quisiera romper en brumas
madrugada.
No temo al vacío contra el muro del
tiempo, al hueco y a la nada.
Sólo quisiera vencer
los límites del sueño
y soñar que es verdad
muy de mañana.
Mariano Ibeas
SI SÉ QUE ESTÁS AHÍ...
Si sé que estás ahí
Si sé que estás ahí,
al otro lado de mi sueño,
soñaré seguro que te veo,
que escucho tus palabras,
que vivo entre tus labios.
Si siento tu aliento junto a mí
y que respiras,
seguro que viviré despacio
y mi corazón tranquilo
bombeará mi sangre
mansamente.
Si adivino tu llegada
mi sangre, en arroyo,
a borbotones,
golpeará mis sienes
y será el eco de tus pasos.
Vendrás a mí como el amanecer
a poblar mi vida de alegría,
a romper los lazos de las sombras.
Si sé que tus ojos miran
un momento hacia los míos,
me ahogaré despacio
en lo profundo:
será un sueño lento, sosegado
y no tendrá ya despertar.
Mariano Ibeas
(De "Palabras guardadas")
AHORA VAN A LIMPIAR EL MAR...

AHORA VAN A LIMPIAR EL MAR
“Ahora van a limpiar el mar;
lo van a limpiar con un pañuelo fino,
de esta idecisa bruma de amanecer.”
(Dulce María Loynaz, Antología Lírica)
Ahora van a limpiar el mar
y brillará como un espejo
para ti por las mañanas.
Nos podremos asomar a la orilla,
los dos juntos,
y se borrará lo viejo
que casi nunca existió…
y mereció la pena
esperar el regreso de los barcos.
Ahora van a peinar las olas
con los peines del viento.
Y parecerá un nuevo día
preparado para durar más tiempo:
se enterrarán los relojes en la arena
y , los dos juntos,
esperaremos el atardecer despacio
que no termina de llegar…
Ahora van a vestir las rocas
con algas verdes y amarillas.
Y se cuajarán de espumas,
de colgantes, borlones y puntillas
como novias del mar
y descorrerán de nuevo las cortinas
para que él entre de puntillas
y brille como nueva la luz de la mañana…
Ahora van a encerrar la niebla
en una cajita de música.
Y saldrá el viento despacio,
y la lluvia mientras tanto
sólo se vestirá de sombras
que bailarán en los montes,
y rondarán los valles
y perseguirán los ríos hasta el mar…
Ahora van a callar la música
que dejó en cada hombro la caricia
del tardo rayo de sol…
y en el hueco de la mano
las huellas de otra mano,
y en los pliegues de los labios
los surcos de las últimas palabras
que no fueron necesarias
porque las lágrimas llegaron al mar
y todo lo llenó el silencio.
Mariano Ibeas de “Palabras Guardadas
NOTA: En la tertulia "Fuentes de la Mentira" de la Biblioteca de Aragón
se citó este poema, con ocasión de la lectura de poemas de Dulce María de Loynaz
a cargo de Carmen Aliaga...
en homenaje a la poeta, para aquellos que no lo conocían
y para los que lo recordaron con cariño.
Mariano Ibeas