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MIGUEL LABORDETA... POEMA COMPLETO

MIGUEL LABORDETA... POEMA COMPLETO

SEVERA CONMINACIÓN DE UN CIUDADANO DEL MUNDO

 

MIGUEL LABORDETA SUBÍAS, “EPILÍRICA”

 

Matáos

pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.

 

Si vuestra rabia es fuego que devora el cielo

y en vuestras almohadas crecen las pistolas:

destruíos aniquilaos ensangrentad

con ojos desgarrados los acumulados cementerios

que bajo la luna de tantas cosas callan

pero dejad tranquilo al campesino

que cante en la mañana

el azul nutritivo de los soles.

 

Invadid con vuestro traqueteo

los talleres los navíos  las universidades

las oficinas espectrales donde tanta gente languidece

triturad toda rosa hollad al noble pensativo

preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con al muerte

que han de aplastar a las dulces muchachas paseantes

en esa misma hora  que sonríe

por una desconocida ciudad de provincias

pero dejad tranquilo al joven estudiante

que lleva en su corazón un estío secreto.

 

Inundad los periódicos las radios los cines las tribunas

de entelequias estructuras incompatibilidades

pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo

ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.

 

Asesinaos si así lo deseáis

exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas

que jamás asiríais un fusil de bravura

pero dejad tranquilo a ese hombre tan bueno y tan vulgar

que con su mujer pasea en los económicos atardeceres.

 

Aplastaos pero vosotros

los inquisitoriales azuzadores de la matanza

los implacables dogmáticos de estrechez mentecata

los monstruosos depositarios de la enorme Gran Estafa

los opulentos energúmenos que en alza favorable de cotizaciones

preparáis la trituración de los sueños modestos

bajo un hacha de martirios inútiles.

 

Pisotead mi sepulcro también

os lo permito si así lo deseáis inclusive y todo

aventad mis cenizas gratuitamente

si consideráis que mi voz de la calle no se acomoda a vuestros fines suculentos

pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna

al campesino que nos suda la harina y el aceite

al joven estudiante con su llave de oro

al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo

a al hombre gris que coge los tranvías

con su gabán roído a las seis de la tarde.

 

Esperan otra cosa.

los parieron sus madres para vivir con todos

y entre todos aspiran a vivir tan solo esto

yde ellos ha de crecer

si surge

una raza de hombres con puñales de amor inverosímil

hacia otras aventuras más hermosas.

 

                        (De “Obra Completa de Miguel Labordeta Vol. II Ed. El Bardo)

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