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DESDELDESVAN

JULIO ANTONIO GÓMEZ FRAILE

    LOS NEGROS

Y, de pronto, en su cielo, en su piel, en sus pájaros,
en sus labios y dientes retumbó el desconcierto.
Y apareció el fusil y el látigo y la red
y el odio que extendía su aceite hacia las costas.
(El odio fue un fragante vestido de colores
a cuyo aroma nunca pudieron resistirse).
La más desnuda noche se fue desmoronando
sobre la selva intacta que se llenó de gritos.
Porque gritaron todos: Los ecuánimes belfos,
las axilas rasgadas, los élitros potentes,
los sexos violentados, las bocas rebatidas...
De nada les sirvió.
Fueron cayendo a trozos, uno a uno.
Supieron
de la soga y del garfio, del grillo y la cadena...
Cortaron los caminos, las ráfagas hermosas
que quedaban aún vírgenes.
Con sus máscaras blancas,
con sus metales negros, como dioses podridos
Fueron contaminando los más benditos seres.
La selva se erizó en cortantes aristas
de sangre y de ponzoña.
De nada les sirvió.
De nada les sirvió, repito, porque nada
estaba preparado para un golpe tan brusco.

Las aguas se tiñeron de vísceras y asombros.
Sólo quedaba limpia la nieve en la montaña.

1 comentario

Dorita Puig -

Hola Mariano: paso a decirte que acabo de agregarte a mis enlaces, no lo hice antes porque no sabía cómo, recién lo aprendí y lo puse en práctica. Gracias por tu visita a mi blog. Abrazo.