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EL VIENTO GUARDÓ SUS MANOS...

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                   XXXII

 

 El viento guardó sus manos

  Toda una noche, el viento guardó sus manos.

  Posadas en el árbol frente a casa, 

como si el árbol fuera mi cuerpo, mis miembros.

(Adonis, "Polen" y sobre textos de María Zambrano).

 

 

Te basta con la soledad del árbol

y su pedestal de ramas;

toman al asalto los pájaros

la sombra,

construyen sus refugios y sus nidos

y tú solo permaneces;

como árbol,

como estatua de sal frente por frente,

has edificado tu casa y tu refugio

a las sombra de sus hojas

y sus ramas se tienden frente a ti

como  los brazos alzados en plegaria;

los has techado con sombras

frente al latigazo del sol en el verano

y cierne el viento del otoño

el rumor de murmullo entre sus ramas,

duerme en blanco sudario la nieve del invierno

en su raíz

y surge con fuerza la vida en primavera;

hoy lo abrazas:

te aferras con dolor a su corteza

como un miembro más,

los miembros de tu cuerpo

en torno al árbol

y bajo su piel sientes el latido y acompasas

a tu viejo corazón el latido de la savia

y los frutos de tu cuerpo se confunden

con los suyos, tu semilla está latente,

tus miembros son la prueba:

su vida es tu vida, tu herencia continúa.

                Mariano Ibeas

 

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