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DESDELDESVAN

MARIANO ANÓS

MARIANO ANÓS

Mariano Anos:

“En la falda del monte, de mañana,

se oye llorar a un niño. De repente,

el ameno verdor de la ladera

entrechoca murmullos y colores,

desdibuja, destempla, desmemoria

la espesa ligereza de su aliento,

burlándose del ojo y del oído

que soñaban fijar algún instante

como color o como son del monte,

como cifra o verdad de su quimera.

La cima, poderosa, pensativa,

lenta, ajena a la edad y sorda al llanto

¿envidiará tal vez, por un momento,

la frágil inquietud de la hojarasca,

su condición expuesta a la mudanza?

Cuando se siente amenazado, el monte

no esconde la cabeza: la enarbola,

aleonado, retador. Sacude

los parvos matorrales con que apenas

abriga su atalaya pedregosa

y jura defender su apartamiento

de cualquier inquietud sujeta al tiempo.

Los dioses, maliciosos, cuchichean

a sus espaldas y de buena gana

consienten sus bravatas. Niño monte.

¿Será su soledad la que lloraba?”

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