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MIS POESÍAS COMPLETAS...

MIS POESÍAS COMPLETAS...

Mis poesías completas

Mis “poesías completas” tienen una fecha de inicio, el 29-12-1960. Esa es al menos la fecha que figura en el primero de mis “poemas”, por llamarlo de algún modo. Las lecturas repetidas de “Las mil mejores poesías de la Lengua Castellana” (Ocho siglos de poesía española e hispano americana) (Edición preparada y seleccionada por Jose Bergua) Decimonovena Edición. Ediciones Ibéricas, 1958, Madrid me daban una munición inmejorable para mis ansias adolescentes de ser y de ejercer como poeta. Me leí con aplicación la Advertencia inicial y las “Breves indicaciones sobre Arte Poética y versificación” y ya me creí preparado para recorrer la aventura de la poesía. Hasta que se convocó un concurso poético en el colegio. La ocasión lo requería. Se trataba de rendir un homenaje a unos hermosos tilos centenarios que cerraban el recinto del patio y que alguien había decidido abatir para ampliar el campo. Había sobre todo dos hermosos ejemplares unidos por un “larguero” y que servían cada año como fondo para realizar la foto institucional de todos los miembros del colegio y también de portería, contra cuyas raíces se estrellaban los balones y los porteros dando lugar a épicas discusiones sobre un gol que había entrado o no era válido. Los tilos fueron desarraigados, para aprovechar mejor la madera y luego abatidos sin compasión. Todo un espectáculo. Yo escribí un primer soneto. Éste:

A un tilo (A golpes)


El pico ha confirmado la sentencia

de tu próxima muerte con sigilo;

los golpes de hacha de aguzado filo

darán fin presto a tu larga existencia.

Mágico en forma, huracán en potencia,

fortaleza, majestuoso tilo,

¡oh! Ya la muerte de tu vida el hilo

va a cortar derribado con violencia.

Apresúrate, arranca las hojas

de tus fuertes ramas, del tallo tierno…

apresúrate, así te despojas

de un traje inútil en tu sueño eterno:

¡ la nueva habitación en que te alojas

Son los brazos helados del invierno!

 

El soneto fue premiado con el Primer Premio del Concurso Colegial de Poesía; el premio se entregó el 7 de Diciembre de 1963, me colocaron en la cabeza una corona de laurel… y este fue el segundo ridículo más espantoso de toda mi vida. Aún me pregunto cómo seguí escribiendo poesía. No debí escarmentar mucho, porque poco tiempo después me pareció que no era suficiente y sobre el mismo tema escribí otro soneto titulado: “A un tilo” (Cae)… que ni siquiera me atrevo a reproducir.

Alguien me aconsejó que leyese poesía, que esperase a las primeras lecciones de teoría literaria y que luego, si acaso, si la vocación persistía, que me pusiese a escribir. Nunca he seguido estos sabios consejos… y así me ha ido en la vida como poeta.

                 Mariano Ibeas (Cincuenta años después)

1 comentario

aurea samper martin -

nunca sentí pena por la muerte de un árbol pero creo que es bonito saber expresar un sentimiento
y este lo refleja