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DESDELDESVAN

VICTORIAS Y DERROTAS VI

VICTORIAS Y DERROTAS. VI

         http://driftwood.librodenotas.com/cuaderno/549/v

Epílogo:

 

Victorias y derrotas: Un epílogo casi tan largo como toda la novela.

La buena literatura, o la buena poesía, o el arte, me decían hace tiempo, no necesitan explicarse. En caso contrario, no son buenos. Siendo consecuentes con esta afirmación en la que yo mismo creo, les cuento un pequeño cuento sobre el “making of” de la micronovela que microconcluyó ayer domingo y cuyo final, probablemente, provocará los mayores y más tormentosos debates literarios que se han visto en los últimos cuatro siglos. O no.

“Victorias y Derrotas” surgió durante una noche de cansancio y nostalgia en la planta décima de un hotel de Estambul, allá por noviembre de 2007. La idea estaba clara: hacer una serie de microrrelatos que tuvieran unión y continuidad entre ellos. La estructura también: veintiún capítulos, siete planteamientos, siete nudos y siete desenlaces, con siete personajes que acabarían entrecruzándose de un modo u otro, y todo en apenas unas pocas líneas. El número de capítulos fue elegido totalmente al azar, con una única condición: que fuese un múltiplo de tres, para dar sentido al experimento.

Los siete primeros capítulos salieron de un tirón, incluyendo los nombres de los personajes, que fueron todos improvisados en segundos excepto uno: Siobhan, un nombre que oí hace bastante tiempo y que siempre me ha gustado; quería que uno de mis personajes, aquí o en otro lugar, se llamase así. No conté cuántos chicos o chicas había, aunque al final creo que acabé alternándolos y así se quedaron. Además, aunque los personajes no tienen nacionalidad, está claro que no todos provienen del mismo sitio ni tienen la misma condición social, si bien algunos de ellos parecen relacionados previamente; cosa que tampoco fue intencionada al principio.

                                                             (Continuará... y terminará)

 

1 comentario

pepemontero13@hotmail.com -

Tiene buena pinta.
Ahora hacen falta, buenas niñas y, alguna Santa María.

Pinzón.