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DESDELDESVAN

ÁGATHA (I)

ÁGATHA  (I)

AGATHA

                    Impie, crudélis et dire tyránne, non est confúsus amputáre in    fémina, quod ipse in matre suxisti?

                                                            (Breviarum Romanum)

         La llamaron Gadea, cuando la bautizaron; no le gustaba mucho y se cambió el nombre, Águeda; pero para todos, en la calle de la Montera, donde dice que la vieron alguna vez, en una casa de clara reputación, era Ágatha: Ágatha, la espléndida, exuberante, alegre y divertida…  “toda una institución en la casa”, al decir de la Madame,  “la Marquesa”…,  en realidad,  “la hija de la Marquesa”.

          A él, sus padres le llamaron César, César Augusto, pero aunque suene demasiado pretencioso, aquellos padres, humildes trabajadores, pensaron que aquel chiquillo algún día sería algo grande… Hay que decir que hubo sus más y sus menos con el párroco, porque aquél “César Augusto” no parecía un santo precisamente y,  si se le citaba en el Evangelio, no era debido a su santidad.

Así que se quedó en César y en su momento lo llevaron al seminario; ya en la escuela y en la iglesia apuntaba maneras; y de monaguillo, con aquella soltura soltando los latines en la misa…  Ya lo decía Don Emilio:

__ Este chico me quitará el puesto, y, si no,  al tiempo.

         Había vuelto poco por el pueblo; siempre al servicio de la Iglesia y a la obediencia del señor Obispo, de un pueblo a otro, de una parroquia a otra, hasta dar en Santa Engracia… y de ahí a la residencia.

         Un torbellino, un terremoto: Los tres o cuatro días que Águeda estuvo allí, en la rectoral, en la casa de Don César, el párroco de San Agustín, no paraba quieta un momento; todo la excitaba, todo era para ella una novedad, un descubrimiento continuo.

         Se lavaba ruidosamente en el pilón del patio con el agua que surgía gozosamente de la bomba cuya palanca accionaba con energía:

__Tápate, por favor, chiquilla, ¡cualquiera que te vea!

__ Pero, ¿quién me va a ver, Don César?

__ Yo, por ejemplo.

__  “Usté” es mi tío,  “usté” no cuenta.

          Y los senos frescos y turgentes brillaban al sol con el agua como la figura de un mascarón de proa.

      Mariano Ibeas                                                     (CONTINUARÁ)

 

Nota: El cuadro corresponde a una obra de "Pilar Aguarón" actualmente en el espacio Adolfo Domínguez... de aquí: http://eugeniomateo.blogspot.com

y "Cualquier parecido con la realidad...nombres, lugares, etc."

2 comentarios

Anabel -

¿Qué mejor maridaje: un relato de Mariano y un cuadro de Pilar?

Fantástico festín.

Saludos,

Anabel

PilarA -

Un honor para mí